tag:blogger.com,1999:blog-63808093509887855692024-02-08T04:03:52.436+01:00Encantada Blogencantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.comBlogger309125tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-42247958489496814212019-12-21T23:26:00.000+01:002020-05-20T16:33:49.672+02:00Lo prometido es deuda<div style="text-align: justify;">
Hace más de seis años que publiqué la última entrada de este blog. En ella, prometía avisar cuando tuviera listo mi nuevo proyecto, algo que esperaba hacer en apenas unos meses. </div>
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Mi plan era descansar del frenesí de las publicaciones, oxigenar mi mente, concebir algo nuevo y, tras escribir algunas entradas, regresar aquí para anunciarlo.</div>
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<br /></div>
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Pero han pasado seis años. Seis años que han traído consigo la irrupción de las redes sociales y la mutación de la <i>bollosfera</i> en algo que apenas se le parece. </div>
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<br /></div>
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Cuando empecé a publicar en este blog, me costaba encontrar fotos de dos mujeres con que ilustrarlo. Ahora hay lesbianas que publican fotos de su familia en Instagram y se hacen famosas.<br />
<br />
Seis años es demasiado.<br />
<br />
Entonces, ¿qué ocurrió? ¿Cómo alargué tanto mis vacaciones mentales? Pues, en realidad, tardé apenas cinco meses en tener <a href="http://conunasalasenormes.blogspot.com/?m=0" target="_blank">mi nuevo blog</a> preparado. Lo que me faltó fue pasar por aquí para anunciarlo.<br />
<br />
Pero empecemos por el principio, que es el final de <i>Encantada</i>. Cuando decidí cerrarlo, acababa de romper con la que entonces era mi novia. Esa no fue la única razón para acabar con este blog, pero era una de las más importantes. Necesitaba un nuevo comienzo en un nuevo lugar.<br />
<br />
Lo que nunca llegué tampoco a contar aquí es que aquella fue una ruptura momentánea. En apenas mes y medio ya habíamos vuelto a convivir y, desde entonces, no nos hemos separado.<br />
<br />
Uno de los motivos para romper fueron nuestras desavenencias en cuanto a la posibilidad de convertirnos en madres. Sin embargo, tras reconciliarnos (que no fue sencillo, pues nos llevó más tiempo que la propia ruptura, aunque trajo a nuestra relación perspectivas y dinámicas muy interesantes), emprendimos la aventura de convertirnos en una familia.<br />
<br />
Yo pensaba que sería un proceso relativamente sencillo. Al fin y al cabo, aunque algunas mujeres lesbianas optemos por someternos a tratamientos de reproducción asistida para tener hijos, en realidad, no tenemos más problema de infertilidad que el de no poder quedarnos embarazadas<i> en pareja</i>.<br />
<br />
Además, yo había recorrido un largo camino para atreverme a convertirme en madre, camino que relaté en este blog: asumir la homofobia de mis padres, normalizar mi lesbianismo en otros ámbitos, enfrentar la ansiedad y la depresión consecuentes, y, además, resolver asuntos mundanos de esos que, a veces, constituyen la única preocupación de las personas heterosexuales. Como comprarse una casa.<br />
<br />
La maternidad fue una fuente de motivación clave para conseguir enfrentarme a todo ello, y desde un punto de vista kármico, pensaba que había llegado el momento de vivirla. Que me la había ganado.<br />
<br />
Pero La Vida tenía otros planes.<br />
<br />
El embarazo no llegó como esperaba. Los tratamientos se complicaron. Y volvieron a complicarse. Hubo muchos negativos. Hubo también varios abortos. Yo creía que sabía lo que era luchar, esforzarse. Pero me quedaba por aprender casi todo.<br />
<br />
Así fue cómo el blog que pretendía llenar de activismo y Literatura acabó plagado de datos médicos y autoterapia. Y nunca lo enlacé con este porque me avergonzaba. Sentía que ya no tenía nada que ofrecer a quienes me habían leído aquí. Que mi escritura no solo no había crecido, sino que menguaba. Que mi trayecto vital, con el que otras mujeres lesbianas se podían haber sentido identificadas, acompañadas o inspiradas, ya solo provocaba lástima o indiferencia. Y, a veces, ni siquiera me importaba.<br />
<br />
La infertilidad me robó muchas cosas que nunca podré recuperar. Me robó tiempo, dinero, salud. Me dañó tanto o más que la homofobia. Y también me quitó lo que podía haber conservado de <i>Encantada</i>.<br />
<br />
A pesar de todos los fracasos, La Vida terminó compadeciéndose de mi empeño kamikaze y, cuando jugaba una de mis últimas cartas, conseguí el deseado embarazo: hoy escribo estas palabras con mi hija de casi dos años durmiendo sobre mi regazo.<br />
<br />
Desde que nació, he sentido, más fuerte que nunca, la llamada de la escritura. Y aunque mi vida sigue llena de retos (o quizá precisamente por eso), no he parado hasta alumbrar un espacio donde, esta vez sí, poder desarrollarla.<br />
<br />
No es el blog con que soñaba cuando decidí dejar de escribir como Encantada. Tampoco yo soy la misma que era entonces. El momento, sin embargo, ha llegado. Aunque haya tenido que romperme todavía mucho más por dentro para lograr alcanzarlo.</div>
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<br />
Mientras lo preparaba, repasé todo lo que había escrito hasta entonces y me di cuenta de que debía reconciliarme conmigo misma, perdonarme. Y dejar de avergonzarme.<br />
<br />
Y por eso he venido aquí a escribir esta última entrada. Para cumplir mi promesa y darle a Encantada un final que se parezca algo más al que merecía. Para dejar este blog bien cerrado, aun sabiendo que es posible que ya no quede nadie al otro lado.<br />
<br />
Seis años es demasiado. Todo ha cambiado y, sin embargo, yo sigo creyendo que la escritura debe encontrar su espacio en este mundo nuevo. Que las mujeres como yo (lesbianas, feministas, madres) podemos aportar, con nuestra voz, una mirada distinta. Y que debemos hacerlo, para que la oscuridad no crezca, para que nadie nos calle.<br />
<br />
Si todavía sigues por aquí, <a href="https://vidadeunamaceta.es/" target="_blank">te invito a acompañarme</a> :)</div>
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encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-66130866818410132202013-06-18T20:56:00.000+02:002013-06-18T20:56:55.977+02:00Dedicado a mis LECTORAS<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZG3Vg9ityC1nqrsKJvOwxwFsY32nCv-b6T2qTBzLZWjNB2m1xvhkb3rXivpwLEJpMNS7cWLoR6UA1iX1RWKycwbkFtH0ORI03X5NMk2lMns4RqtEs4EAlfLVq76iJmDYdOBzRNl2h6Y2l/s1600/101_3097.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZG3Vg9ityC1nqrsKJvOwxwFsY32nCv-b6T2qTBzLZWjNB2m1xvhkb3rXivpwLEJpMNS7cWLoR6UA1iX1RWKycwbkFtH0ORI03X5NMk2lMns4RqtEs4EAlfLVq76iJmDYdOBzRNl2h6Y2l/s400/101_3097.JPG" width="400" /></a></div>
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Quiero dedicar mi última entrada a todas las personas que estáis al otro lado, detrás de otra pantalla: a mis lectoras y, también, a algún que otro lector despistado (!). </div>
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Gracias a vosotras, he aprendido a disfrutar no solo de escribir, sino también de ser leída. Esta experiencia (muy nueva para mí, que hasta hace nada apenas compartía lo que escribo) me ha resultado muy reveladora. Me he dado cuenta de que merece la pena atreverse a compartir de la manera en la que lo he hecho con este blog. De hecho, mi intención no es dejar de hacerlo, sino todo lo contrario: quiero empezar un proyecto nuevo con fuerzas renovadas, aunque sé que para ello necesito tomarme antes unas pequeñas vacaciones.</div>
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Además de saberme leída, me he sentido acompañada, arropada, animada, comprendida... en muchos momentos de mi vida: duros, blandos y medianos. Y lo he sentido de una manera más cercana y auténtica de lo que jamás pensé que pudiera ofrecer el ciberespacio.</div>
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Así que, una vez más, quiero agradeceros que me hayáis acompañado durante todo este tiempo.</div>
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Vosotras también habéis hecho que Encantada blog haya sido posible.</div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com19tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-50455236382860658122013-06-16T21:20:00.001+02:002013-06-16T21:20:21.557+02:00Seis años ENCANTADA<div style="text-align: center;">
<img height="300" src="http://phawkins14.files.wordpress.com/2013/02/sunflower-poster-copy.jpg?w=640" width="400" /></div>
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En estos días se cumple el sexto aniversario de mi blog y sé que con él se cierra una etapa importante de mi vida.</div>
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Hace ya tiempo que sentía la necesidad de un cambio. <a href="http://encantadablog.blogspot.com.es/2012/11/la-serpiente-cosmica.html" target="_blank">Lo intuía</a>, <a href="http://encantadablog.blogspot.com.es/2013/01/angustia-existencial.html" target="_blank">lo sufría</a>, <a href="http://encantadablog.blogspot.com.es/2013/02/un-sueno.html" target="_blank">lo soñaba</a>. Algunos aspectos empezaron a cambiar sin mi permiso. Y ya que todo parecía moverse, consideré que sería un error resistirme a la corriente.</div>
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<br /></div>
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Cuando comencé a escribir en este blog, era una veinteañera asustada que, sin embargo, se negaba a prescindir completamente de la esperanza. Hoy soy una treintañera que ha visto cómo su vida ha elegido caminos alternativos para casi todo, y que, a pesar de ello, parece ir llegando a los mismos fines con los que un día se atrevió a soñar.</div>
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<br /></div>
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Mi blog me ha acompañado en todo este proceso. Con él he aprendido, he reflexionado, he compartido, he planeado, he crecido y madurado. Sin embargo, hoy necesito un nuevo horizonte para una nueva etapa de mi vida. Ignoro cuál será, pero pienso tomarme el tiempo que sea necesario para descubrirlo.</div>
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Así que, entre triste e ilusionada, he decidido escribir el penúltimo post de mi blog.</div>
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Encantada.</div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-4620232214240757892013-04-14T19:09:00.000+02:002013-04-14T19:09:01.302+02:00A mí me huele a REPÚBLICA...<div style="text-align: center;">
<img height="303" src="http://lacomunidad.elpais.com/blogfiles/alvaeno/510676_elefante_rep.jpg" width="400" /></div>
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<br /></div>
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Qué hermoso día de primavera para celebrar el 82º aniversario </div>
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de la proclamación de la II República.</div>
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Qué fantástica coyuntura política y social para sentir </div>
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que la III está más cerca que nunca.</div>
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¡Viva la REPÚBLICA!</div>
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Encantada.</div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-83200322905610389712013-04-11T21:02:00.000+02:002013-04-11T21:02:01.460+02:00Reconciliándome con mi trabajo<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIXs5abBdAqqRQfyV0U_rBHqSfpmOSSn2Hn6q4nxFZlmb5TTmbQGyBIoqZn7kHM43ruMiG804cdk7S3XXTKgqbxTTf0f5qBw9KeWAuFXhB815eCbC3D6OEb7_qLum9WHF_DkD3wREgaVTa/s1600/Keep+calm+and+love+education.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIXs5abBdAqqRQfyV0U_rBHqSfpmOSSn2Hn6q4nxFZlmb5TTmbQGyBIoqZn7kHM43ruMiG804cdk7S3XXTKgqbxTTf0f5qBw9KeWAuFXhB815eCbC3D6OEb7_qLum9WHF_DkD3wREgaVTa/s320/Keep+calm+and+love+education.png" width="256" /></a></div>
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<br /></div>
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Poco a poco voy reconciliándome con mi trabajo. Desde que empezó el año, me hice el firme propósito de racionalizar mis esfuerzos y recuperar la ilusión. Y aunque la cabra siempre tira al monte, creo que lo estoy consiguiendo.</div>
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<br /></div>
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Para ello, me he centrado en dos motivaciones principales. La primera son las personas con las que trabajo; sobre todo, mi alumnos y alumnas. El momento de llegar al instituto y empezar las clases suele ser mi preferido de toda la jornada laboral. Y aunque a veces termino hasta el moño, casi todos los días consiguen arrancarme una sonrisa o emocionarme. Tal vez sea porque soy una persona de risa y lágrima fácil, pero en este caso... ¡mejor para mí!</div>
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<br /></div>
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Mi otra motivación es la materia que enseño. Me encanta hablar de Literatura, de Arte, de Historia. Me gusta leer, pensar, sentir, reflexionar. Así que estoy procurando desoxidarme, volver a estudiar, a aprender cosas nuevas, a sorprenderme y a emocionarme (¡sí! ¡emocionarse es la clave!) para que todo tenga sentido de nuevo, para recordar por qué escogí esta profesión partiendo de mis aficiones, de lo que más me gustaba hacer en la vida, con la idea de compartirlo con los demás.</div>
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<br /></div>
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Intento que no me roben también lo que merece la pena.</div>
<div style="text-align: justify;">
Y parece que funciona.</div>
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<br /></div>
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Encantada.</div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-27332443937831716662013-03-25T23:02:00.000+01:002013-03-25T23:02:30.704+01:00Muerte de una sirena<div style="text-align: center;">
<img height="400" src="http://gatherednettles.files.wordpress.com/2012/09/a-mermaid-by-john-william-waterhouse.jpeg?w=551" width="275" /></div>
<br />
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Cuando era pequeña, me regalaron un libro con el cuento de <i>La Sirenita.</i> Era una edición preciosa, con unas ilustraciones hermosísimas, tan comunes hoy en los libros infantiles, pero que, por aquel entonces, se estilaban mucho menos.</div>
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<br /></div>
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La lectura de este libro es uno de los recuerdos más claros que conservo de mi infancia. Yo ya conocía la historia, creo que porque había visto la película de Disney, y se me hacía raro ver a los personajes dibujados de un modo distinto. No obstante, me gustó reconocer la trama: el reino del mar, el naufragio, cómo la sirena salva al príncipe, el trato con la bruja, el milagro de las dos piernas...</div>
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<br /></div>
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El motivo por el cual esta lectura ha quedado grabada en mi mente es que su final era muy distinto al que yo conocía. Todavía recuerdo cómo busqué una última página perdida la primera vez que lo leí, incapaz de asumir aquel terrible desenlace; cómo volví sobre mis pasos buscando un detalle pasado por alto, una luz de esperanza ante tanta desolación.</div>
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<br /></div>
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Y es que, en mi cuento, la Sirenita moría. Después de haber abandonado el mundo que conocía, dejando atrás a su familia; tras aceptar los terribles riesgos que conllevaba su apuesta, la Sirenita no se ve recompensada. Ni siquiera se le permite desandar el camino y regresar a su hogar. Debe pagar su osadía con la muerte y convertirse en espuma de mar.</div>
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<br /></div>
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Creo que este fue el primer relato que leí con un final que no era feliz. Y me impresionó vivamente. ¿Por qué? ¿Cómo se justifica tanta saña con un personaje puro, bueno, hermoso, valiente y cuyo único pecado ha sido luchar por el amor y la felicidad...?</div>
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<br /></div>
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Estos días he recordado esta historia y su valiosa aunque terrible enseñanza: que la vida no es justa. Nos enseñan que, si uno tiene buenas intenciones, si no desea el mal, si se esfuerza, si lucha por lo hermoso, si pone en ello todo su empeño... al final gana. Pero la vida no sabe de lógica argumental ni de justicia poética. Ganar o perder, los finales felices o desgraciados se distribuyen al azar en nuestras historias de vida, y a veces un protagonista mezquino consigue todo aquello que no merecía y, otras veces, un personaje honrado acaba siendo castigado con el peor de los finales.</div>
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<br /></div>
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Estos recuerdos, estas dolorosas reflexiones se me mezclan hoy con <a href="https://www.youtube.com/watch?v=dnT0D5AKavo" target="_blank">una canción de Josh Rouse</a> que he escuchado mucho últimamente. Su estribillo me parece una preciosa banda sonora para esa Sirenita de mi infancia, para estas emociones que hoy me arrastran hacia el fondo de un mar de pena en el que mi cuerpo no sabe flotar.</div>
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<br /></div>
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<i>Sinking down slow, sinking down slow,</i></div>
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<i>sinking down... slowly.</i></div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-73539534930905409952013-03-02T11:55:00.002+01:002013-03-02T11:55:23.258+01:00Las últimas/primeras veces<div style="text-align: center;">
<img height="267" src="http://www.scottlongden.com/wp-content/uploads/2012/03/Start-finish-line3.jpg" width="400" /></div>
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<br /></div>
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Tardé varias semanas en encontrar el momento adecuado para dejarte marchar. Nunca se me han dado bien las despedidas, las separaciones, y creo que se debe a que me resulta existencialmente inasumible enfrentarme a las últimas veces.</div>
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<br /></div>
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No podía ni pensar en dejarte un martes, cuando aún me quedaban por delante el último miércoles, el último jueves, el último viernes. Tampoco podía separarme de ti una tarde, mientras veía cómo se erguía frente a mí el monstruo de la última noche. Por eso tomé la decisión una mañana, un día en que todo se resolvería en apenas unas horas, aliviada de haberme enfrentado ya a todas las últimas veces con la calma inocente de quien permanecía en la inconsciencia.</div>
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<br /></div>
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Desde entonces mi vida se ha llenado de primeras veces.</div>
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<br /></div>
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Recuerdo la primera vez que hice mi cama, la que hasta hacía apenas unas horas había sido la nuestra, para dormir en ella, por primera vez, sola. La hice llorando, convencida de que sufriría de insomnio el resto de mi vida. Pero la hice también con mucho cuidado, empleando todo el tiempo del mundo en alisar cada arruga, en remeter bien las sábanas, como un acto del amor hacia mí misma que, a partir de entonces, debería presidir mi vida si quería aspirar a una mínima posibilidad de sobrevivir al espanto de tu ausencia.</div>
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<br /></div>
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A aquella primera vez le siguieron muchas otras. La primera vez que me levanté sola. La primera mañana antes de ir a trabajar. La primera compra solo para mí y para los gatos. La primera limpieza de la casa. La primera plancha, las primeras lentejas.</div>
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<br /></div>
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Y aunque todas estas primeras veces están teñidas del color de la tristeza, también se visten de la emoción de los comienzos, de la ambigua esperanza que albergan quienes empiezan de nuevo. A las primeras veces, además, les siguen las segundas, y las terceras, así hasta que llega el momento de perder la cuenta y asumir la nueva vida, la rutina nueva llena de ramilletes de experiencias desconocidas, alegres, conmovedoras, sutiles, plenas, cada vez más alejadas ya de esa tristeza primigenia.</div>
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<br /></div>
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Por más que hoy, lejos de haber alcanzado esa velocidad de crucero, todavía me sobran dedos para contarlas.</div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com14tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-92118262606687924582013-02-20T23:01:00.000+01:002013-02-20T23:01:09.807+01:00Ruptura<div style="text-align: center;">
<img height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjR15JUJFtHHZmRoYJLkwXnxhPONmV24m_KJvH68RBnYebZ-apwntRwaQwv6sEN2XKlQ89x_9lSAucDXzkCr7q9ZlYxcdv3YoC2wl3KyOuMIvGGCTJmDtDrx3R_favFyvo0uVxlMh4BUbc/s320/corazon-roto.jpg" width="320" /></div>
<br />
<div style="text-align: right;">
<i>Tanto dolor se agrupa en mi costado,</i></div>
<div style="text-align: right;">
<i>que por doler, me duele hasta el aliento.</i></div>
<div style="text-align: right;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
M. Hernández.</div>
<br />
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La Literatura me ha salvado la vida muchas veces. Hoy me la salva una vez más, prestándome las palabras que no encuentro para expresar lo que impide salir a mi voz. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Después de tanto, después de todo, hemos decidido separarnos. Si es definitiva o momentáneamente, solo el tiempo lo dirá.</div>
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<br /></div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com16tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-27985293876901536182013-02-01T21:50:00.002+01:002013-02-01T21:50:58.197+01:00Un sueño<div style="text-align: center;">
<img height="271" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhASTs16qswvJnp8FkrHoxWegQ5Z6VE9Yg6aI65QgDoJKC0dGmRIM5cJPoSthQD4F9cGZvZMXuxlPMcdTdxg3SLZU72aqOcqI1soG6qwVomSns94WlzM2LvufNAGJRm57li-ETLzaNxnUI/s320/dibujo+de+mujer+durmiendo.png" width="320" /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Desde hace varios meses, se me viene repitiendo un sueño cuyo significado simbólico no soy capaz de interpretar. A lo largo de este tiempo, además, ha ido mutando su forma, a pesar de mantener su fondo. Y a juzgar por la última vez que lo tuve, hace apenas dos noches, el mensaje que intenta transmitirme resulta cada vez más acuciante.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el sueño, vuelvo a vivir en casa de mis padres. Nunca es una decisión voluntaria o consciente. De pronto, me doy cuenta de que estoy viviendo allí. Lo curioso, lo que se repite siempre, es que, de manera súbita, <i>recuerdo </i>que tengo mi propia casa y que puedo vivir en ella. Que no necesito estar en casa de mis padres; que, de hecho, ya tenía una casa antes de volver a la suya; y que, simplemente, he <i>olvidado </i>que la tenía.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ante esta situación me siento de muchas maneras. Las primeras veces que tuve este sueño, sentía mucha angustia. En realidad, por aquel entonces no soñaba que vivía en casa de mis padres, sino que me había quedado a dormir allí unos cuantos días. Al recordar que tenía una casa, me entraba una urgencia tremenda de recoger mis cosas y marcharme. Concretamente, solía pensar que tenía que salir de allí antes de que mis padres volvieran, o antes de que me descubrieran. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Recuerdo un sueño en particular en el que me veía a mí misma sacando las cosas del armario, aterrada, mientras mi madre se acercaba por el pasillo: sentía que, si me veía, intentaría que me quedase, algo que debía evitar por todos los medios.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Junto a esta angustia, sentía también un gran alivio, una gran alegría. ¡Tenía una casa! ¡Se me había olvidado, <i>pero la tenía</i>!</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Posteriormente, los sueño empezaron a cambiar. Ya no llevaba algunos días durmiendo en casa de mis padres por equivocación: muy al contrario, me daba cuenta de que estaba viviendo con ellos, que llevaba meses haciendo vida en su casa y que me había olvidado completamente de la mía. Pero ya no sentía esa angustia por marcharme, sino una gran preocupación por haber abandonado mi casa. ¿Cómo estaría? ¿Sucia y llena de polvo...? </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En estos sueños, además, me sentía muy desorientada, porque no conseguía recordar <i>cómo era mi casa</i>. Sabía que tenía una y sabía dónde estaba, pero había olvidado completamente su forma, si había comprado ya algún mueble para ella o si estaba vacía, si me podía marchar inmediatamente o era inhabitable, si algunas de mis cosas estaban allí y tampoco me había acordado de ellas en todo ese tiempo...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Entonces, cogía el coche y me iba a verla. Y la sensación siempre era parecida. ¡Pero si tenía una casa preciosa...! ¿Cómo podía haberme olvidado de ella? Nunca era igual, pero siempre era grande, luminosa, bonita. Y estaba llena de muebles y lista para vivir porque, de hecho, <i>yo ya vivía allí</i> antes de olvidarlo y acabar en casa de mis padres. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A veces, incluso, en mi casa había animales o niños, sucios, llenos de polvo y abandonados. Y yo me quedaba perpleja, no daba crédito a mi "despiste" (ni al hecho evidente de que hubieran logrado sobrevivir todo ese tiempo). Y me ponía a limpiarlo todo (churretes de los niños incluidos), sintiéndome fatal por dentro, pero sabiendo, a la vez, que ya llevaba mucho tiempo viviendo en casa de mis padres, que ya no podía hacer una maleta rápida para volver a mi casa, pues me enfrentaba a toda una mudanza, algo que no era posible preparar de inmediato. Y eso me hacía sentir triste, frustrada y muy enfadada conmigo misma.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La otra noche, el sueño volvió a cambiar. La base era la misma: de pronto, me daba cuenta de que vivía en casa de mis padres aun teniendo una casa propia que ya había habitado anteriormente. Pero no hacía nada. Incluso recordaba cómo era la casa (esta vez, tenía una terraza enorme llena de plantas), aunque no podía sentir nada positivo hacia ella. Tampoco hacia la casa de mis padres. Me sentía como vacía por dentro.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Entonces, mi padre venía a hablar conmigo. He de decir que, frente a mi madre, que suele tener una función muy negativa en mis sueños, mi padre es un personaje más neutral. Se acercaba a mí con un rostro muy serio, que no suele mostrar en la vida real, y me decía que teníamos que hablar. Mi madre y él querían saber cuándo me iba a ir a vivir a mi propia casa. Al parecer, llevaba ya mucho tiempo viviendo con ellos, <i>demasiado </i>incluso, y tenía que regresar. Yo le decía que sí, que era consciente, que sabía que tenía mi propia casa y que había pensado en volver, pero que no tenía fecha para ello, ni perspectivas de mudanza siquiera. Y eso era todo.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No había urgencia, ni ansiedad. No había miedo ni ilusión. Ni siquiera me sentía sorprendida al recordar que tenía una casa propia, ni tenía curiosidad por su estado. Nada, no quedaba nada en mi interior.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Esta serie de sueños me causa muchísima desazón. Se me saltan las lágrimas simplemente al escribir estas palabras y recordarlos. Pero, por más conmoción emocional que sienta, por más claro que tenga que apuntan a algo importante, no los sé interpretar. </div>
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<br /></div>
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Deduzco que el sueño tiene que ver con ir hacia atrás. Después de haber conquistado una autonomía, vuelvo a una situación de dependencia; frente a un proyecto de vida, regreso a una calle cortada, a una vía muerta desde hace mucho tiempo. Entiendo también que, aunque al principio parecía que mis padres eran mis padres y su casa era su casa, en realidad simbolizan otra cosa. Porque al final son ellos mismos los que me dicen que su casa no es mi lugar. </div>
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<br /></div>
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¿Y qué significa mi casa? Para mí, la casa es un lugar seguro, donde sentirse a gusto, en el que puedo desarrollar muchos aspectos de mi vida. En estos sueños, además, suele ser un lugar hermoso, luminoso, con vida en su interior. La casa es, también, un reflejo de mi vida, de mis proyectos, de lo que es importante para mí. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Así que entiendo que, según el sueño, he ido olvidando todo eso, lo he ido dejando a un lado hasta el punto de que ya apenas me importa. Mis emociones, buenas y malas, se han ido enfriando. Estoy atrapada en una especie de limbo, donde nadie me retiene pero de donde no quiero salir.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¿Se refiere esto a algo en concreto, o es una sensación general en mi vida? Tal vez sea lo segundo porque, si fuera algo más concreto, quizá aparecería en el sueño, que, por lo demás, es muy general.</div>
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<br /></div>
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¿Alguna sugerencia...?</div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-28661859911755933692013-01-20T21:07:00.000+01:002013-01-20T21:07:12.176+01:00Angustia existencial<div style="text-align: center;">
<img height="292" src="http://www.creceroperecer.com/wp-content/uploads/2009/08/angustia.jpg" width="320" /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando era más joven, solía pensar que la angustia existencial era un divertimento burgués propio de personas cansadas de tenerlo todo. Me resultaba patético el sufrimiento reflejado en novelas como <i>La náusea</i>: qué montón de tonterías juntas, cuando el mundo está lleno de oportunidades, retos y aventuras.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y es que así era mi mundo entonces: un horizonte abierto, un camino interminable, un manojo de sueños, de sorpresas, de esperanzas. Todo estaba por hacer, todo parecía en mi mano, y yo disfrutaba imaginando un futuro grandioso.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero el tiempo pasa, y el futuro llega, y no es malo ni bueno ni grandioso: tan solo el resultado de haber recorrido ya una parte del camino, de haberse acercado a un horizonte que ahora nos resulta más estrecho.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La vida no se acaba, los sueños tampoco, pero todo se hace más pequeño, más corto, más angosto. La rutina nos sofoca no tanto por su carácter repetitivo (que bien puede hacernos sentir paz, seguridad y orden), sino por su estatismo, por ser un camino que se cierra sobre sí mismo, sin llevarnos a ninguna parte. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Cada día te levantas, te esfuerzas, te cansas, y todo para volver a levantarte, esforzarte y cansarte al día siguiente. No hay más objetivo que el propio devenir, un objetivo nada despreciable, pero, por alguna razón, insuficiente. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Durante toda mi vida he luchado y he ganado. Quizá no lo que esperaba, pero siempre algo que me hacía sentir que la lucha seguía mereciendo la pena. Ahora me siento cansada, me cuesta imaginar futuros grandiosos; ya no tengo que pensar qué seré, porque ya soy, y, sin embargo, lejos de completarme, esa certeza me vacía.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ahí es cuando la angustia existencial me hace comprender, de golpe, todo lo que antes despreciaba, a todas las personas que, antes que yo, se sintieron así y dejaron testimonio de ello. Y entiendo que es un sentimiento impropio de una persona joven y llena de esperanza.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sé que esta angustia no es toda la verdad, como tampoco lo es el horizonte abierto que observamos cuando somos jóvenes, pues ni está tan abierto, ni lo miramos únicamente con júbilo (también cuando era joven me angustiaba lo indeterminado de un futuro hoy plenamente conocido).</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Lo que ya no tengo tan claro es si estos momentos son crisis propias de una edad... o de un aburguesamiento culpable.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Encantada.</div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-83426898468652447402013-01-17T17:30:00.000+01:002013-01-17T17:30:01.134+01:00¡Pónganse gafas!<div style="text-align: center;">
<img height="188" src="http://www.modachicas.com/wp-content/uploads/2012/01/gafas-de-sol-hogan-eyewear-verano-2012-para-mujer_1.jpg" width="400" /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para mí, descubrir el Feminismo como forma de mirar el mundo supuso una auténtica revolución en mi vida. Una vez que me puse las gafas violeta, ante mis ojos aparecieron numerosos aspectos de la realidad en los que nunca antes había reparado. Ya nada fue igual y, desde entonces, me cuesta comprender la perspectiva de aquellos que todavía no miran a través de sus cristales.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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El grupo que más me saca de quicio es el de los progres-de-vuelta-de-todo que consideran que el Feminismo ya no es necesario porque la igualdad es una realidad "suficientemente extendida". Aquellos que creen que, si nombras la diferencia, la creas y, por lo tanto, es mejor ignorarla. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hace poco, mi novia y yo tuvimos una conversación con unos amigos en la que salió el tema de los strip-tease en las despedidas de solteros/as. Se planteó la cuestión de si era lo mismo que una mujer se desnudara o que lo hiciera un hombre, y a mí se me ocurrió soltar algo así como que no podía ser lo mismo porque ocupamos lugares diferentes en la estructura de la sociedad. ¡En qué momento! Todo el mundo se me echó encima como si fuera yo la inventora del patriarcado o, en su defecto, una defensora acérrima del mismo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La verdad es que, en situaciones como esa, nunca sé cómo actuar. Parece que todo lo que huele a Feminismo debe ser combatido, y a mí se me quitan las ganas de discutir. Entiendo que, si me callo, las ideas que me sublevan permanecerán y se seguirán extendiendo; pero, a la vez, siento que entrar en debate es una pérdida de energía sin sentido.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La única conclusión que saco de este tipo de reacciones es que el Feminismo, desgraciadamente, sigue siendo muy necesario. Que la lucha por desmontar las mentiras del patriarcado (y, sobre todo, las del neopatriarcado-aquí-paz-y-después-gloria) continúa siendo difícil, pero ineludible. Y que las gafas violeta deberían ser un complemento obligatorio que estuviera permanentemente de moda.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A veces, lo único que quisiera añadir en determinadas conversaciones es: "Por favor, ¡póngase gafas y después hablamos!", porque siento que el lenguaje de quien ve y el de quien todavía permanece ciego son incompatibles.</div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-47825790553518082222013-01-15T16:30:00.000+01:002013-01-15T16:30:03.147+01:00Mi compañero de desvelos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjebZkcTWvgtCQBrFS7PMaRopsaLkG3YvRzvlaqcmAwg4mBUWUP6eotSKSHfkguHLhsZIFnPJXmPP4bDlpdCqt54K3aOu1oCdWPJI6cO-TV4e1UFMxlVQ_NvQ0M_oR0um3PiUbLDasl0byQ/s1600/101_3318.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjebZkcTWvgtCQBrFS7PMaRopsaLkG3YvRzvlaqcmAwg4mBUWUP6eotSKSHfkguHLhsZIFnPJXmPP4bDlpdCqt54K3aOu1oCdWPJI6cO-TV4e1UFMxlVQ_NvQ0M_oR0um3PiUbLDasl0byQ/s400/101_3318.JPG" width="300" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los primeros días de instituto después de las vacaciones se me suelen hacer muy cuesta arriba. Este año no ha sido diferente y, con la vuelta a las clases, han regresado también las noches de insomnio. Si a este proceso le unimos una sesión de terapia con mi psicóloga, se comprende que hace unos días me despertara en plena madrugada sintiendo una ligera aunque molesta ansiedad.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Como suelo hacer en estos casos, me levanté de la cama y me fui al sofá. No me gusta dar vueltas en la cama, por más que mi doctora opine que si me levanto es peor para volver a dormirme; y mucho menos me gusta cuando me siento agobiada, con ganas de llorar y, sobre todo, muy indignada por volver a sentirme de esa manera. Así que me arrastré hasta el salón y, estrujando un pañuelo entre las manos, me puse a llorar, de los nervios, el agobio y el enfado, valorando si no sería mejor dar rienda suelta a un instinto más genuino que me impulsaba a arrancarme a patadas con lo primero que encontrase.<br />
<br />
Aquella noche los gatos habían decidido dormir en el salón, aunque normalmente duermen en nuestra cama. Seguramente se despertaron en cuanto me oyeron levantarme, y cuando me senté en el sofá, vinieron corriendo a mi lado para ver qué ocurría. Después de olisquearme un poco, S volvió a su camita; pero V se quedó mirándome fijamente, con esos ojos suyos que te tocan el corazón, y al poco se subió en mi regazo, apoyó sus patitas delanteras en mi pecho y se puso a ronronear con fuerza.<br />
<br />
Hace mucho tiempo que V no se nos sube encima más que en contadas ocasiones, y con sus seis kilos de peso y su historial delictivo, tener sus colmillos a pocos centímetros de mi nariz resultaba bastante impresionante. Por un momento creí que mi pequeño acceso de ansiedad se iba a convertir en una crisis en toda regla, porque pensaba que si me movía V iba a morderme, y si no me movía, estaría temiendo todo el tiempo que V me mordiera. Al final, sin embargo, decidí relajarme y confiar en mi gato, que hacía muchos meses que no me mordía y que, además, llevaba varias semanas volviendo a comportarse como un cachorro cariñoso (crecidito, pero cariñoso).<br />
<br />
Así lo hice y, al rato, me sentía mucho más calmada, con ganas incluso de cerrar los ojos para intentar dormirme. V me había transmitido una gran tranquilidad con su ronroneo, y un gran amor con su gesto. Finalmente volví a la cama, contenta, sin ansiedad ni enfado, y tras dar las vueltas de rigor, me quedé dormida.<br />
<br />
En realidad, lo que pasó la otra noche no fue nada extraordinario. V lleva siendo mi compañero de desvelos desde que vino a vivir con nosotras. Cuando era un cachorro, se tumbaba conmigo en el sofá y me arropaba con sus diminutas patitas. Más tarde, cuando empezó a dormir en nuestra cama, no llegaba a cerrar la puerta del baño al levantarme cuando ya le oía bajar de la cama de un salto y correr a hacerme compañía. Por las noches, V siempre me mima, me ronronea, me acompaña.<br />
<br />
A veces me pregunto si V sabrá que, cuando me levanto de madrugada, es porque me siento agobia, triste, alterada. A veces me respondo que seguro que lo sabe, y que se queda a mi lado para cuidarme, como cuando estoy enferma y no se mueve de la cama hasta que yo lo hago. Ignoro el mecanismo por el que un animal puede comprender nuestros estados, pero el caso es que lo hacen.<br />
<br />
Evidentemente, un animal no es un ser humano. No te da consejos, ni trata de razonar contigo, ni te da ánimos; pero, a cambio, te transmite un amor y una serenidad de los que pocos humanos son capaces. Creo que es difícil entender esto si no se ha sentido la compañía de un animal en un momento delicado, pero, cuando tienes ese privilegio, no te queda ninguna duda de lo que está ocurriendo.<br />
<br />
Aunque odie el insomnio, sé que hay momentos en que no podré evitar sufrirlo; me queda el gran consuelo de saber que cuento con un compañero de desvelos.<br />
<br />
Encantada.</div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-1483544402628064792013-01-12T16:40:00.003+01:002013-01-12T16:40:55.001+01:00Brotes verdes<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: inherit;"><img height="223" id="il_fi" src="http://www.fondos7.net/wallpaper-original/wallpapers/hermosos-tulipanes-de-colores-9611.jpg" style="padding-bottom: 8px; padding-right: 8px; padding-top: 8px;" width="400" /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">La primavera pasada planté unos bulbos de tulipán que había comprado en Holanda. Me hacía muchísima ilusión imaginar mi terraza llena de unas flores tan alegres, así que, durante varios meses, los cuidé con mucho mimo. Pero la primavera pasó, pasó el verano y, cuando llegó el otoño, entendí que los tulipanes nunca germinarían. Y me sentí muy desgraciada. Me embargaba una sensación devastadora de que todo lo bonito me estaba vedado, y que no había nada que yo pudiera hacer para cambiarlo. Así que dejé de regar los tulipanes y ni siquiera fui capaz de sacar los bulbos y guardarlos para el año siguiente: preferí regodearme en la imagen de los bulbos podridos, rodeados de un montón de tierra inservible para otras plantas, afeando las jardineras de mi terraza.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: white;"><span style="font-family: inherit;"></span>.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">Y llegaron el invierno y las vacaciones y, un buen día, mi novia mi preguntó si había visto los tulipanes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"></span><span style="color: white;">.</span> </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">
</span><span style="font-family: inherit;">– ¿Qué tulipanes?
–respondí yo a mi vez, despistada.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<o:p><span style="font-family: inherit;">
– Los de la terraza.</span></o:p></div>
<div style="text-align: justify;">
<o:p><span style="font-family: inherit;">
– ¿Los de la terraza?
–volví a preguntar yo, que no entendía a qué terraza se refería.</span></o:p></div>
<div style="text-align: justify;">
<o:p><span style="font-family: inherit;">
– ¡Los tulipanes de nuestra terraza!
–insistió ella, exasperada–. ¡Que ya han salido!</span></o:p></div>
<div style="text-align: justify;">
<o:p></o:p><span style="color: white;">.</span> </div>
<div style="text-align: justify;">
<o:p>Supongo que me costó entender la noticia porque me resultaba absolutamente inconcebible que, durante los meses de calor y de lluvia, mientras los regaba con todo mi cariño, los tulipanes no hubieran crecido; y que, ante el frío, las heladas y el abandono, les hubiera dado por salir. </o:p><o:p>Pero así fue, y, cuando me decidí a acercarme de nuevo a aquellas jardineras que contenían el germen de mis frustraciones, pude observar un montón de brotes verdes, que salían prácticamente de cada bulbo que, tantísimos meses atrás, había plantado.</o:p></div>
<div style="text-align: justify;">
<o:p></o:p><span style="color: white;">.</span> </div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioc5gsOG8sC8-TImdiE0sgHcyUxFg6crTtrq5Myx2_ppYaI70yL5NWcZ3pd-KdSiajGEuyysZu7xTwOkm1YRzjozbYbeF0hCygr9aPZJgr3VEwDjKZ8F-tqNPd-36s69y8qL4WDDkLSQC3/s1600/101_3428.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioc5gsOG8sC8-TImdiE0sgHcyUxFg6crTtrq5Myx2_ppYaI70yL5NWcZ3pd-KdSiajGEuyysZu7xTwOkm1YRzjozbYbeF0hCygr9aPZJgr3VEwDjKZ8F-tqNPd-36s69y8qL4WDDkLSQC3/s400/101_3428.JPG" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2kuoKaLsD1KiO9_Cxt-4ijd05V7VoXfsUAo-IwxiqS5AyW69ORvnmCSrduQE5Hrp_15_M5OXnKZ0gaK2R_-1TslRq408Uq2WT1htz5lFlDy5vrxduIXnON93E6NRY6R88qjTn__D-EczH/s1600/101_3429.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2kuoKaLsD1KiO9_Cxt-4ijd05V7VoXfsUAo-IwxiqS5AyW69ORvnmCSrduQE5Hrp_15_M5OXnKZ0gaK2R_-1TslRq408Uq2WT1htz5lFlDy5vrxduIXnON93E6NRY6R88qjTn__D-EczH/s400/101_3429.JPG" width="400" /></a></div>
<span style="color: white;">.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
Y es que así se las gasta la Vida. Por más que una se empeñe en que es lógico y racional que algo ocurra, por más que una se esfuerce en que así sea, si Ella considera que no es el momento, no hay voluntad humana que pueda doblegarla. Pero cuando la Vida decide que ahora sí, que ahora va a ocurrir aquello por lo que tanto habíamos penado, las circunstancias adversas se quedan en agua de borrajas, pues la Vida se abre camino contra toda lógica, razón e inclemencias temporales.</div>
<div style="text-align: justify;">
<o:p></o:p><span style="color: white;">.</span> </div>
<div style="text-align: justify;">
<o:p>Sé que cuando entienda esta norma tan sencilla (que aquí manda la Vida, y no yo), dejaré de sufrir muchísimo. Mientras tanto, volveré a regar mis tulipanes con amor, ahora que mi ilusión y, de rebote, mi esperanza, se han visto renovadas.</o:p></div>
<div style="text-align: justify;">
<o:p></o:p><span style="color: white;">.</span> </div>
<div style="text-align: justify;">
<o:p>Encantada.</o:p></div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-68310891384661202892013-01-01T10:30:00.000+01:002013-01-01T10:30:01.855+01:00¡Feliz 2013!<div style="text-align: center;">
<img height="400" src="http://c.dryicons.com/files/graphics_previews/2013.jpg" width="400" /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Después de sobrevivir al fin del mundo... ¡estamos inmunizadas contra el 13!</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Os deseo que este año nuevo traiga mucha suerte para todas.</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Encantada.</div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-86348823308563044702012-12-29T18:29:00.003+01:002012-12-29T18:33:36.385+01:00Un año de TERAPIA<div style="text-align: center;">
<img height="266" src="http://whatafy.com/storage//2012/05/2012/05/06/30971/How-to-water-plants.jpg" width="400" /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En estos días se cumple un año desde que mi novia y yo decidimos ir a <a href="http://encantadablog.blogspot.com.es/2011/12/terapia-de-pareja.html" target="_blank">terapia de pareja</a>. Y he de decir que, independientemente de cómo resulte para nuestra relación, ha sido una buena idea.</div>
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Acudimos a terapia porque teníamos una serie de conflictos que no éramos capaces de resolver solas. Estos conflictos eran lo suficientemente graves como para provocarnos buenas dosis de infelicidad, pero no tan fuertes como para que nos decidiéramos a romper.</div>
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La mayor parte de las sesiones han estado repletas de buen rollo y colaboración. Las dos hemos ido a la terapia con muy buenas intenciones, pues teníamos todas las ganas de volver a estar tranquilas y felices, como lo habíamos estado tantas otras veces. Nos hemos reído mucho en gran parte de las sesiones (y nuestro terapeuta con nosotras) y al salir nos hemos vuelto a sentir muy afortunadas de tenernos la una a la otra.</div>
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Pero también ha habido sesiones muy duras. Personalmente, he descubierto que, para comprender ciertas cosas, y hacerlo de una manera rápida y profunda, necesito entrar en crisis. Y eso no es agradable ni fácil de sobrellevar. Algunas de las sesiones me sentaron como una patada en el estómago, y después pasé varios días llorando, enfadada o con ganas de mandar a la mierda a todo el mundo.</div>
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En este sentido, la terapia de pareja es muy diferente a la individual. Al menos desde mi punto de vista, el saber que no se trata solo de tu propio bienestar, sino también del de tu pareja, hace que todo parezca mucho más grave y que requiera de un esfuerzo mucho más urgente. </div>
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A medio plazo, evidentemente, esto provoca una mejoría más rápida, porque no puedes eternizar los problemas, como a veces se hace en la terapia individual, cuando las mierdas quedan entre tu psicóloga y tú y, si haces como si no hubieran pasado, puedes ser capaz de convencerte de que no pasan.</div>
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Pero a corto plazo... los efectos son brutales, al menos en mi caso. Estas crisis, además, se agravan porque mi capacidad de reacción es bastante lenta, y durante la terapia no me doy cuenta de hasta qué punto algo está resultando devastador para mí. Así que no digo nada, y después de la sesión es cuando empiezo a sentirme fatal. Afortunadamente, con el tiempo he mejorado un poco en esto, y ahora ya consigo expresar mis emociones cuando nuestro terapeuta todavía puede reconducirlas lo suficiente.</div>
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En cualquier caso, creo que hacer terapia de pareja es algo muy sano, que no debería reducirse solo a los momentos de crisis, sino todo lo contrario. Y es curioso, porque muchas personas estamos convencidas de que el crecimiento personal es algo importante en nuestras vidas, pero no se nos ocurre que igual de importante resulta el crecimiento con los otros. Lo cual es una pena, porque este crecimiento, este aprendizaje, es mucho más rápido, profundo y emotivo, y además engloba también el crecimiento personal.</div>
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Gracias a nuestra terapia, mi novia y yo hemos aprendido mucho sobre nosotras mismas y sobre la otra. Creo que ahora somos personas más humildes y empáticas, más generosas y responsables. Y todo ello lo hemos conseguido en pareja, lo cual es una fuente de orgullo y unión, a pesar de todas las dificultades que conlleva.</div>
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Y aunque preferiría que la mayor parte de nuestros conflictos nunca hubieran ocurrido, estoy encantada de haber ido a terapia.</div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-73465304977521668722012-12-05T21:19:00.001+01:002012-12-29T18:32:04.762+01:00Crisis, cambio, oportunidad<div style="text-align: center;">
<img height="320" src="http://www.charlieasecas.com/wp-content/uploads/2010/08/3291706223_cdfac6247f_o.gif" width="281" /></div>
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Hace algunas semanas recordé eso de que, en chino, la palabra correspondiente a crisis está formada por otras dos: "cambio" y "oportunidad". Investigando sobre el tema, he llegado a la conclusión de que es más una leyenda urbana que otra cosa; aun así, a mí, como a tantas otras personas, me ha servido para reflexionar y llegar a buenas conclusiones.</div>
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Y es que, desde hace un tiempo, me vengo preguntando dónde está mi oportunidad en medio de todos los cambios que me suceden últimamente. Y resulta que, al menos en el aspecto laboral, parece que la he encontrado. </div>
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Este año, mis horas de trabajo y mis alumnos se han multiplicado. Y yo no terminaba de entender lo que significaba hasta que no llegaron los primeros exámenes y sus correspondientes correcciones. Hace más de un mes de aquello y, desde entonces, no he podido parar de corregir. Un tema se junta con el siguiente, termino un grupo y ya tengo otros tres esperando. Corregir llena mis días, fines de semana incluidos, y apenas puedo realizar otras tareas (ni laborales ni de las otras). Yo, que era famosa en mi centro por preparar fichas primorosas, por idear actividades creativas, ahora no tengo nada motivador, diferente, estimulante que ofrecer, porque si me dedicara a ello, no tendría de dónde sacar las notas para la evaluación.</div>
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Esta situación me ha amargado profundamente. Me he hecho preguntarme cuál es el sentido de mi profesión y, sumida en una desesperación absoluta, hasta cuál es el sentido de mi vida. Para mí, no había nada positivo en esto, y no dejaba de repetírmelo: "Nos han jodido. Con los recortes, nos han jodido la vida".</div>
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Hace unos días, sin embargo, empecé a ver la luz. Si bien es cierto que esta situación es prácticamente insostenible, y que las políticas que nos han llevado a ella son injustificables, y que a los peperos les desearía yo la mitad de lo que nos desean al resto; esta crisis, estos cambios me están sirviendo para alcanzar unas cotas inimaginables de asertividad.</div>
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En lo que respecta a darme a los demás, siempre he sido bastante pringada. Y más en mi trabajo que, hasta hace poco, era mitad empleo, mitad voluntariado social. Sin embargo, a base de no tener más remedio, he aprendido a decir que no con una soltura que roza el desparpajo.</div>
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Y eso que antes me apuntaba a todos los saraos. Estaba metida en mil comisiones, preparaba actividades extraescolares de todo tipo (concursos, gymkanas, fiestas), participaba en los programas de mejora de la convivencia, de la biblioteca... Al principio lo hacía porque estaba ansiosa de aprender un poco de todo. Después, porque todo el mundo contaba conmigo y me costaba muchísimo decir que no. Y aunque mi psicóloga me ayudó a aprender a decir que no y a comprometerme solo con aquello que podía sacar adelante, la crisis, los cambios han conseguido que mi nivel de participación se ajuste a la perfección a mi horario laboral.</div>
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Creo que dentro de poco alcanzaré lo que se ha convertido en mi ideal: ser como el típico funcionario que, cuando llega la hora de marcharse, cierra el garito y se va.</div>
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Quizá quienes me conozcan en ese estado piensen que soy una raspa con falta de compromiso y motivación. Y a mí me dará igual. Para una persona que se ha entregado con alegría a aquello en lo que creía, verse obligada a tener que dejar de hacerlo ya es lo suficientemente triste como para, encima, sentirse culpable por ello. Para alguien que, además, tenía ciertos problemas para poner límites, se convierte, irónicamente, en toda una oportunidad.</div>
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Seguro que si un pepero (o un cualquiero pro-recortes) leyera esto, pensaría que he ganado en eficacia, y que de eso se trata: de hacer más con menos, todo un éxito. Al pepero le diría yo unas cuantas cositas (si es que tengo paciencia para hablar, porque lo que me apetece no es precisamente eso), pero, sobre todo, le explicaría que toda la eficacia del mundo no le llega ni a la suela de los zapatos a un trabajo hecho con alegría e ilusión.</div>
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A mí me han robado ambas, y si me consuelo es porque quiero consolarme y ver en esta impuesta asertividad, en esta eficacia por narices, mi trocito de oportunidad.</div>
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En espera de poder recuperarme y volver a hacer un trabajo con auténtica calidad.</div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-84057474679341292942012-12-02T14:27:00.000+01:002012-12-02T14:27:00.348+01:00La personalidad de S<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLjHxf8Pwsh5TTfdG_PvpMI98P22Qw5mwIXqQAOCuVAGS41I8YqKcP3rnS4F2RwxDPZwTvdURpeNZu3K4wrBfpBJBWeti_cKfuKjS6eb519sM_xEteLxnK4CFa6EWS6Fnu2aOW8oZwpY-g/s1600/101_3319.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLjHxf8Pwsh5TTfdG_PvpMI98P22Qw5mwIXqQAOCuVAGS41I8YqKcP3rnS4F2RwxDPZwTvdURpeNZu3K4wrBfpBJBWeti_cKfuKjS6eb519sM_xEteLxnK4CFa6EWS6Fnu2aOW8oZwpY-g/s320/101_3319.JPG" width="320" /></a></div>
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Cuando escribí la entrada sobre <a href="http://encantadablog.blogspot.com.es/2011/12/la-personalidad-de-v.html" target="_blank">la personalidad de V</a>, recibí varios comentarios en los que me explicabais que vuestros gatos tenían mucho en común con el mío. Como yo nunca había tenido un gato y no sabía qué era algo así como un comportamiento "de especie" y qué "personalidad", pensé que tal vez me había confundido, y que lo que yo consideraba propio de V era en realidad un rasgo gatuno más.</div>
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Estas dudas quedaron definitivamente resueltas cuando llegó S. Ahora sé que cada uno de mis gatos (y cada uno de los vuestros) tiene su propia personalidad, con muchos rasgos en común, por supuesto, tal y como tenemos los humanos.</div>
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Lo que más me llamó la atención de S cuando vino a vivir a nuestra casa fue su enorme capacidad de observación y aprendizaje. Tal vez fue porque tenía otro gato grande al que imitar, pero tardó muy pocos días en comprender el funcionamiento de su nuevo hogar. Pronto identificó sus pertenencias (juguetes, comedero... el rascador que V no usa ni muerto), pero muy pronto también supo cuáles eran las cosas "de gatitos". </div>
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Hasta entonces, por ejemplo, V había tenido dos camitas, que apenas hacía algunos meses que utilizaba, porque prefería dormir en cualquier otro lugar. En cuanto S las vio, supo que era ahí donde se dormían los gatos, así que, ni corta ni perezosa, intentó que V le hiciera un hueco junto a él para dormir la siesta. Creo que nunca olvidaré a la pobre S, tan delgadita como estaba cuando vino del refugio, metiéndose despacito en la camita de V y quedándose muy quieta para ver si "colaba". Lo cual, evidentemente, no coló nunca, y V se encargó de hacérselo saber.</div>
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Esto me lleva al segundo rasgo de personalidad de S: la asertividad. Parecerá una locura, pero S es una gatita muy tranquila y segura, que sabe perfectamente lo que quiere... y lo consigue. En el caso de las camitas para gatos, no logró que V la aceptara como compañera de siesta, pero a base de tenacidad, consiguió otro efecto, absolutamente imprevisible: que fuera V quien abandonara su recién estrenada camita para dejársela a ella.</div>
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La verdad es que, durante algunas semanas, V tuvo que tragar quina de la buena con la nueva gatita. Porque no sólo le robó su cama. Recuerdo una noche, en la que V y yo caminábamos hacia el dormitorio, y de pronto vimos a S esperándole tranquilamente justo en la esquina de nuestra cama donde él se echa a dormir. Y no le miraba desafiante, ni nerviosa. Simplemente estaba allí como diciendo: "Esta es la esquina de los gatos, ¿no? Pues yo soy un gato, así que me pongo aquí. Y tú, si quieres, te pones aquí conmigo, y si no... pues a dormir en el suelo". El pobre V no daba crédito, la miraba absolutamente consternado, luego me miraba a mí como diciendo: "Pero... ¡haz algo!", y finalmente... se resignaba a dormir en el suelo, o en cualquier otro lugar.</div>
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Lo cierto es que, al final, hubo que hacer algo: poner las dos camitas para gatos juntas para que cada uno tuviera la suya, castigar a S a estar sola cuando se empeñaba demasiado en no respetar el espacio de V, darles de comer por separado para que S no le robara la comida, el comedero y el alma al pobre V... Y aunque por fin han finalizado las negociaciones territoriales, he de decir que, frente a una gatita asertiva, nuestro gato pasivo-agresivo no tiene nada que hacer.</div>
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Por otro lado, S también es una gatita muy cariñosa, igual que V de cachorrito, pero con una diferencia nada desdeñable: que S no muerde. Cuando no quiere que la acaricies, gira la cabeza, se va tranquilamente, te da un pequeño zarpazo sin uñas o te muerde suave... pero no te arranca la vida como hacía V. Esto es algo que nos ha dejado más tranquilas respecto a los gatos en general y a V en particular, al que ahora queremos y aceptamos en su idiosincrasia sin sentirnos culpables o frustradas por ella.</div>
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S también tiene algunos comportamientos bastante diferentes a los de V en otros aspectos. Por ejemplo, apenas maúlla. Cuando vino a casa, maullaba mucho, pero después dejó de hacerlo. Yo pensé que ya no lo haría más, pues sé que algunos gatos casi no maúllan, lo cual me apenó bastante. Acostumbrada a la comunicación con un gato charlatán como es V, me parecía que una gatita muda era un poco triste. Sin embargo, el periodo silencioso no duró mucho, y ahora vuelve a maullar... pero muy raro. No es como V, que articula los maullidos con todas sus letras, "miauuuuu"; ella hace un ruido más parecido a "ih, ih, ih", un sonido que yo no le había oído a un gato jamás, pero bueno, así es.</div>
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Para terminar, algo que me sorprende mucho de S es que no saluda. V siempre nos acompaña a la puerta cuando nos vamos, y viene a vernos cuando llegamos, y esos dos momentos están llenos de mimos y ronroneos. S viene a la puerta cuando llegas, pero no a verte a ti, ni a saludarte, sino a ver "qué pasa". Cuando ve que lo que "pasa" eres tú, se pone a jugar con cualquier otra cosa o se va corriendo. Y si intentas acariciarla para decirle hola, procura escurrirse de entre tus dedos, mirando a lo lejos como pensando: "¡Ag, qué pesadilla de ser humano!". Cosa que V agradece infinitamente, claro, porque así los mimos son solo para él.</div>
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El único momento del día en el que S saluda es cuando suena el despertador. Entonces viene corriendo, se pone a ronronear junto a tu cabeza, y te pega un par de lametones en la cara. Y en ese momento, como en tanto otros, la gatita asertiva y zalamera te desarma y anexiona a su ya vasto territorio un milímetro más de tu corazón.</div>
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Encantada.</div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-79613426228514140842012-11-28T20:21:00.000+01:002012-11-28T20:23:14.956+01:00La serpiente cósmica<div style="text-align: center;">
<a href="http://www.tattoogen.com/" rel="nofollow" target="_blank"><img alt="Uroboros Tattoo" src="http://www-personal.umich.edu/~bpl/ouroboros.jpg" height="309" title="Uroboros Tattoo" width="320" /></a></div>
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<em>Cuenta el pueblo fon que, al principio de los tiempos, una gran serpiente cósmica surcaba el inmenso espacio. En su boca portaba dos dioses primigenios, que iban llenando la Tierra de todo lo que se les antojaba: montañas, árboles, valles, elefantes... Hasta que, un buen día, comprendieron que la habían llenado demasiado, y que la Tierra corría el peligro de hundirse por el peso. Entonces, pidieron a la gran serpiente que se colocara bajo la Tierra para sujetarla y así evitar una catástrofe. La serpiente accedió a hacerlo y, gracias a ella, la Tierra se sostiene. Sin embargo, con el paso de los eones, el cuerpo de la serpiente se resiente, dolorido, y el gran animal se ve obligado a moverse para cambiar de postura. Cuando esto ocurre, se producen grandes temblores en la Tierra: los mismos que los seres humanos hemos decidido llamar terremotos.</em></div>
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Hoy he recordado este relato y, de pronto, he comprendido.</div>
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Mi otoño se llena de terremotos. Todos los aspectos de mi vida están siendo sacudidos, uno detrás de otro, o incluso varios a la vez. La tierra bajo mis pies tiembla, tiembla constantemente; pero hasta hoy no había pensado en la serpiente. </div>
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</div>
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Esa serpiente que me sostiene, que sostiene el peso de mi vida, un peso excesivo que la incomoda, que lacera su piel escamosa por muchos lugares, que la obliga a moverse para cambiar de posición. Esa serpiente que dice: "¡Basta!", que grita: "¡Quítame de ahí esos elefantes! ¡Muéveme un poco esas montañas!". </div>
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</div>
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Pero también la serpiente creadora que, harta de ver siempre los mismos paisajes, de sentir el mismo peso concentrado en el mismo punto, desea el terremoto que dará origen a nuevos valles, donde crezcan nuevos árboles, donde corran nuevos ríos y surjan cientos de animales. Esa serpiente que quiere montañas nuevas, jóvenes, escarpadas, repletas de nieve en la cumbre y en la falda de intrépidos humanos deseosos de escalarlas.</div>
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Esa serpiente cósmica que, pudiendo surcar libremente el espacio, ha decidido quedarse bajo la tierra para sujetarla.</div>
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</div>
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Definitivamente, hoy he entendido todo.</div>
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Encantada.</div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-66141856414149103372012-11-01T10:09:00.000+01:002012-11-04T22:24:51.527+01:00Lo que sé de la ansiedad<div style="text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><img height="297" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgq-dcadqjScFWuOsvhr8YOIZVB-kQxtYFRp0wMLgrtif-2u3kCxcoxI2SnGlU26Y0Dgeca0k_ogJDODQHasSWdYQuffL2UPY2e3fbIRapI3t4s5Uqnj9IEGgtvvv1T8Cf4TLlBbhhpOE/s320/espiral1.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" width="320" /></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Dedicado a <a href="http://caminosdelespejo.wordpress.com/" target="_blank">Caminos del Espejo</a> y a todas aquellas personas <br />
que sufren, han sufrido o sufrirán ansiedad.</td></tr>
</tbody></table>
<br />
Estas son algunas de las cosas que he aprendido sobre la ansiedad.<br />
<br /></div>
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</div>
<div style="text-align: justify;">
En primer lugar, la ansiedad no son nervios. Mucha gente piensa que sí, que una persona que padece ansiedad está nerviosa, y que, si se calmara, la ansiedad desaparecería. Desde mi punto de vista, este prejuicio obedece al hecho de que, en general, se vincula la ansiedad a las mujeres (aunque yo conozco unos cuantos hombres que la padecen), y a las mujeres se nos vincula a una especie de histeria multiforme. Como si todavía viviéramos en la época de Freud, todos nuestros padecimientos parecen explicarse por los nervios que nos produce la debilidad congénita de nuestro sexo (!).<br />
<br /></div>
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</div>
<div style="text-align: justify;">
Una de las pruebas de que la ansiedad no son nervios es que las crisis de ansiedad suelen sobrevenir cuando la persona que las padece está tranquila. Por ejemplo, mientras duerme. La ansiedad también aparece cuando su causa forma ya parte del pasado: sufrimos una crisis vital profunda, atravesamos el ojo del huracán y, cuando por fin nos preparábamos para la calma, un vendaval de ansiedad nos deja por los suelos.<br />
<br /></div>
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</div>
<div style="text-align: justify;">
Pero, si no son nervios, ¿entonces qué es? Para mí, está muy claro: la ansiedad es una forma exacerbada, primitiva e irracional de una emoción que todos los seres humanos hemos sentido alguna vez. El miedo. Si nos fijamos en las somatizaciones que conlleva la ansiedad, podemos comprobar fácilmente que todas ellas se producirían también en una situación de peligro vital. Taquicardia, hiperventilación y, sobre todo, algo muy difícil de comprender para quien nunca ha sufrido ansiedad: una ganas literales y irresistibles de salir corriendo. Personalmente, he salido corriendo de donde estaba durante algunas de mis crisis de ansiedad, y me he movido frenéticamente durante horas cuando me han obligado a sentarme en una silla "para que me calmara".</div>
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<br /></div>
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</div>
<div style="text-align: justify;">
Creo que, en esta comprensión de qué es la ansiedad realmente, reside también la clave para poder controlarla. Y digo "controlarla" porque, en principio, considero que en sí misma no es una patología, sino todo lo contrario. Para mí, la ansiedad es un mecanismo de defensa que ha asegurado la supervivencia de nuestra especie durante miles de años y, por lo tanto, no creo que responda precisamente a una desadaptación de nuestro organismo.<br />
<br /></div>
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</div>
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Desde mi experiencia personal puedo decir que el punto de inflexión en este "padecimiento" es el momento en que nos sentamos tranquilamente con nosotros mismos y, compartiendo mesa con la ansiedad, meditamos honesta y profundamente acerca de su origen. Es decir, nos preguntamos: "¿Qué es lo que me da tanto miedo?".<br />
<br /></div>
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<div style="text-align: justify;">
Si la ansiedad es una somatización parecida a la que se producirían ante una amenaza vital, se entiende que la respuesta a esta pregunta es algo que sentimos que amenaza nuestra vida, nuestra supervivencia. Esto, evidentemente, variará con cada persona. Algunas sienten ansiedad ante algo que podría suponer un peligro real para su vida, como un avión o un ascensor. Otras sienten su vida amenazada de una manera menos directa, pero igualmente dolorosa. No llevamos la vida que querríamos, sentimos que alguien o algo nos la está arruinando, tememos no ser capaces de cumplir nuestros sueños y un largo etcétera de situaciones que, si bien no nos provocarán la muerte, sí que nos dejarán sin vida.<br />
<br /></div>
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</div>
<div style="text-align: justify;">
Lo que nos da miedo es lo que hay que tratar de solucionar. Identificarlo, racionalizarlo, analizarlo y, como se suele decir, tener el valor de ser capaz de cambiarlo cuando sea posible, o la serenidad de aceptarlo cuando sea imposible. En este sentido, la ansiedad no ha sido un problema, sino la llamada de atención necesaria para que nos pusiéramos manos a la obra con el objetivo nada desdeñable de salvar nuestra propia vida. Porque los seres humanos somos así de cabezotas: nuestra vida, tal y como la conocemos, tal y como la deseamos o soñamos está en peligro, y tratamos de mirar hacia otro lado hasta que nuestro cuerpo nos sacude de arriba a abajo para hacernos despertar. <br />
<br /></div>
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</div>
<div style="text-align: justify;">
Entonces, ¿no existe una ansiedad patológica? Yo creo que sí: es la ansiedad que provoca la propia ansiedad. Quien ha sufrido alguna vez una crisis de este tipo y sus consecuencias sabe que, de pronto, lo que no debería ser un problema en sí mismo se convierte en el centro de nuestros padecimientos. Después de mi gran crisis de ansiedad, que me hizo sentir aterrorizada durante días, vinieron un mes de baja laboral, el desenmascaramiento de una depresión y casi dos años de tratamiento psicológico y farmacológico con ansiolíticos, antidepresivos y somníferos. Creo que es lógico que, ante los primeros síntomas, sienta un miedo terrible a que el ciclo se inicie de nuevo. Esta emoción (el miedo al miedo, la ansiedad por la ansiedad) ya no resulta adaptativa, sino todo lo contrario. La sabiduría de la primera ansiedad se vuelve un obstáculo con la ansiedad de "segundo grado", que pasa a ser un problema en sí mismo y no una contundente llamada de atención.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
No es sencillo superar la ansiedad. Hace falta mucha ayuda, de muchos tipos. Y una gran fuerza interior. Una vez que nuestro cuerpo aprende a somatizar de ese modo, además, se aficiona a hacerlo, y cuando creíamos haber superado una crisis, la ansiedad vuelve a aparecer.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Pero en el fondo de ese pozo, como una moneda que brilla entre el lodo de nuestra desesperación, se encuentra la respuesta que buscamos, la respuesta a la pregunta que tan insistentemente nos plantea nuestra ansiedad. ¿Qué clase de animal salvaje te persigue? ¿Cuál es el incendio que te obliga a salir corriendo de tu propia casa? ¿Dónde está el huracán que ha arrancado los cimientos de tu vida?<br />
<br /></div>
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</div>
<div style="text-align: justify;">
Hasta que no respondamos a esa pregunta, hasta que no nos enfrentemos a nuestros miedos para vencerlos, la ansiedad estará allí para recordarnos que no podemos mirar para otro lado cuando se trata de nosotros mismos: de nuestros sueños, de nuestra felicidad, de nuestra salud, de nuestra vida.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
¿Y acaso no es de agradecer?</div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com21tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-85713827413224535812012-10-29T13:30:00.000+01:002012-10-29T13:30:00.227+01:00Ya no sé si me gusta mi trabajo<div style="text-align: center;">
<img height="249" src="http://edgehopper.com/wp-content/uploads/2010/12/stressed.jpg" width="320" /></div>
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Yo soy una de esas personas que se dedican a la educación por profunda y absoluta vocación. Como si de una cuestión de fe se tratase, reconozco que me resulta casi imposible explicar de dónde me viene ese amor por la enseñanza. </div>
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Supongo que es un poco mezcla de todo: siempre me gustó aprender, el mundo académico en general (con excepción del universitario, que acabé aborreciendo), los retos intelectuales, el estudio y un largo etcétera. Además, me resulta gratificante trabajar con personas, con emociones, con valores; saber que estoy contribuyendo a crear un mundo mejor mientras me gano la vida, o que, al menos, lo estoy intentando; conocer a las personas, tratar de comprenderlas y ayudarlas, poner mi granito de arena en su vida, aunque sea mínimo, aunque nunca lo recuerden.</div>
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Pero, de un tiempo a esta parte, ya no sé si me gusta mi trabajo. Desde que empezaron los recortes, me siento atrapada en un sistema al que no quiero pertenecer. Demasiadas horas, demasiados alumnos, demasiadas humillaciones. Para mantener unas cotas dignas de profesionalidad, me veo obligada a cercenar mi tiempo libre, mi vida personal. Sé que, de lo contrario, me costará sobrevivir a las clases y me sentiré un fraude. Pero acabar extenuada cada día después de trabajar muchas más horas de las que me pagan tampoco me hace feliz.</div>
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Cuando empecé en la enseñanza, todavía era muy inocente. Pensaba lo que piensa todo el mundo: que los profes solo trabajan mientras dan clase y que el resto del tiempo se dedican a tener vacaciones. Por más que supiera que también había que corregir o prepararse, me las prometía felices, pues no tenía ni idea de lo que eso significaba. Claro que la edad de la inocencia duró lo que tardé en conseguir mis primeros trabajos como docente. ¿Cómo podía emplear en preparar una clase más del doble de lo que la clase duraba, si además me pagaban por horas lectivas? ¿Qué estaba haciendo mal para que un trabajo de ocho horas se convirtiera en uno de veinte? ¿Cuál era mi error? </div>
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Con esto quiero decir que hace ya mucho que sé que la profesión de docente no son las vacaciones pagadas con las que soñaba de alumna. Siempre he sido muy trabajadora, además, así que no me ha causado ningún trauma insuperable el comprender que había elegido una profesión que exigía mucho más de mí de lo que había calculado. Y tampoco empecé ayer o antesdeayer a trabajar a tiempo completo, es decir, que ya acumulo la experiencia suficiente como para haber ganado en capacidad de organización y eficacia. </div>
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A pesar de todo ello, me siento superada. No porque no sea capaz de sacar adelante mi trabajo, puesto que, de hecho, lo hago cada día; sino porque conlleva una serie de condiciones que no sé si estoy dispuesta a cumplir. Desde luego, la vida que llevo no es la que había planeado, ni siquiera tras dejar salir todos los pájaros que tenía en la cabeza. Y me pregunto qué debería hacer.</div>
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¿Abandonar? Me resulta inconcebible. Después de tanto esfuerzo, de tanto aprendizaje, sería una pena tirarlo todo por la borda. Además, a mí me gusta enseñar, y sé que, si lo dejo, es posible que no vuelva, porque el miedo escénico a la clase resulta terriblemente paralizador (lo sufro cada vez que tengo vacaciones, incluso algunos fines de semana) y solo decrece con la práctica continuada. Por otra parte, yo vivo de mi sueldo, así que no puedo dejar de trabajar de un día para otro.</div>
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¿Reducir? Esa sería una hermosa posibilidad, trabajar menos horas, aunque ganara menos dinero, ya que mi calidad de vida sería superior. ¿Es una opción viable? No lo sé. Tengo pendiente investigarlo, porque los funcionarios de nivel medio estamos muy limitados a la hora de flexibilizar nuestro horario; no como nuestros superiores, que compatibilizan, abandonan pero cobran, y suman y siguen con una pasmosa facilidad.</div>
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¿Aceptar la "nueva" situación? A veces me planteo si no será que me han eclosionado nuevos pájaros en la cabeza, si la raíz de mi malestar no se encontrará en unas expectativas demasiado altas acerca de cuánto debe dar de sí cada día. Tal vez la "vida del trabajador" sea esta: trabajar de sol a sol seis días a la semana, dentro y fuera de casa, y el séptimo dejarlo para tomar aliento antes de volver a empezar. No sé, yo creía que si no tenías una ambición económica muy elevada, podías permitirte otros lujos en la vida, como tener tiempo libre o serenidad espiritual. Y ahora me pregunto si en realidad es posible, si no habré apuntado (aunque no sea económicamente) demasiado alto.</div>
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Supongo que en el origen de mi malestar y mis dudas habrá un poco de todo, y que tendré que tomarme mi tiempo para desenredar la madeja que ahora mismo me está ahogando. Mientras tanto, necesito dejar salir lo que siento, algo difícil de conseguir cuando gran parte de la gente que me rodea, conocidos y no tanto, me consideran una privilegiada, vaga y quejica a la que no le queda ni el derecho al pataleo.</div>
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Profesora y funcionaria. </div>
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Merezco la muerte, vamos.</div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-59477202117373440192012-10-27T12:42:00.000+02:002012-10-27T12:42:18.718+02:00En el hospital<div style="text-align: center;">
<img height="313" id="il_fi" src="http://livininthiscrazyworld.files.wordpress.com/2011/03/hospital-bed1.jpg" style="padding-bottom: 8px; padding-right: 8px; padding-top: 8px;" width="320" /></div>
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Han operado a mi abuela y mi novia y yo hemos ido a visitarla al hospital.</div>
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En condiciones normales, el único revuelo que habría traído esta situación sería el propio de las circunstancias: los nervios por la operación, la preocupación del postoperatorio, el estrés de las visitas, la alegría por la pronta recuperación. Afortunadamente, ha habido poco de lo primero y mucho de lo último, pues la operación ha salido muy bien y mi abuela ha vuelto a demostrar que es fuerte cual elefanta. Pero la situación se ha movido entre lo tenso y lo insoportable durante días porque mis padres no nos quieren y eso complica al máximo cualquier evento familiar.</div>
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Mi abuela nos ha demostrado su cariño a mi novia y a mí en numerosas ocasiones. Incluso ha tratado de hablar con mi madre sobre lo absurdo de su comportamiento. Por eso, tener que visitarla a solas se me hacía raro, injusto, cruel y sin sentido. Pasé muchos días nerviosa y preocupada, sin saber cómo debía comportarme, hasta que supe que mi madre y mis tíos habían organizado turnos para acompañar a mi abuela (lo cual es muy normal en todas las familias, pero casi un milagro en la mía), y mi novia y yo decidimos presentarnos una tarde en la que sabíamos que mi madre estaría en su casa.</div>
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Una de las pesadillas que más se me repiten se parece bastante a esta visita. Mi novia y yo estamos en un lugar en el que mi madre puede aparecer de improviso, y de improviso, aparece. Por suerte, aquella tarde no apareció, aunque eso no logró calmar mis nervios, ni los de mi novia, ni los de mi abuela, ni los de mis tíos. No puedo asegurar qué les pasaba a cada uno de ellos, solo sé que, hasta que no me vi de vuelta en el coche, no conseguí volver a respirar con normalidad.</div>
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En momentos como este, me entristezco profundamente al pensar que mi vida podría ser muy sencilla si no se esforzaran tanto en complicármela. Y saber que ya no puedo luchar más contra ello, que he agotado todos mis recursos, me hace sentir muy cansada. Me queda, al menos, el consuelo de seguir liberándome interior y exteriormente; una liberación cuyos límites siento que estoy alcanzando, y no sé si sentirme plena o frustada por ello.</div>
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Por el momento, me quedo con que lo de mi abuela haya salido tan bien.</div>
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En ese sentido y por el momento, estoy encantada.</div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-55820806524893645782012-09-29T13:40:00.000+02:002012-09-29T13:40:20.499+02:00Me gustan los equinocios<div style="text-align: center;">
<img height="320" id="il_fi" src="http://us.123rf.com/400wm/400/400/OlgaDrozdova/OlgaDrozdova1009/OlgaDrozdova100900042/7788643-otono-patron-transparente-con-coloridas-hojas-flores-y-mariposas-vector.jpg" style="padding-bottom: 8px; padding-right: 8px; padding-top: 8px;" width="320" /></div>
<br />
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Hay dos cambios de estación que me sientan de maravilla: el comienzo del otoño y el de la primavera. Y como no sé muy bien qué es lo que tienen en común, solo se me ocurre expresarlo diciendo que me gustan los equinocios.</div>
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Me encanta la llegada de las lluvias, los cielos plomizos, los primeros fríos. Me gusta sacar los jerseys del armario, dormir la siesta bajo una manta, contemplar las gotas que mojan mis ventanas, sujetar con las manos un tazón de té caliente. Me hace sentirme melancólica, con ganas de volver a mí misma, de recogerme, de recordarme, de leer, escribir y hacerme una bolita.</div>
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Pero también disfruto con el regreso del sol, de los paseos, de las ganas de estar en la calle, del buen tiempo. Me gusta guardar el abrigo, salir por la noche con una chaqueta ligera, destaparme mientras duermo y empezar a ponerme morena. Hace que me sienta viva, con ganas de proyectar, de crear, de iniciar cosas nuevas.</div>
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Y aunque todos los años sea lo mismo, todos los años vuelven a ilusionarme los equinocios. Me pongo nerviosa, me emociono, me siento aliviada ante la perspectiva de que nunca fueran a llegar. Siento que el ciclo se renueva, que puedo mantener la esperanza porque siempre me quedará el otoño, porque nunca me faltará la primavera.</div>
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Lo único que me entristece es que cada año sean más breves.</div>
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¡Dejen de robarnos las estaciones intermedias!</div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-27930056845364668332012-09-26T16:30:00.000+02:002012-09-26T16:30:05.292+02:00Escena de dormitorio<div style="text-align: center;">
<img height="212" src="http://musaranias.files.wordpress.com/2011/08/cama-deshecha.jpg?w=600" width="320" /></div>
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Mediodía después del amor. La gata maúlla tras la puerta cerrada. Son maullidos breves, agudos, intencionadamente lastimeros. Le dejo una rendija y vuelvo al abrazo. La gata entra trotando, pero se detiene. Dedica unos instantes a inhalar la calidez que inunda la habitación. Luego trepa hasta la cama. Parpadea, nos observa y da comienzo el ronroneo. El sonido de su cuerpo se amplifica como eco hasta llenar todo el espacio. Avanza por nuestras piernas. Nos masajea el costado. Frota su nariz contra mi cara antes de bajar por los brazos. Elige el mío como almohada mientras acaricia el de ella con las patas. Cierra los ojos y, al tiempo, su cuerpo calla. En el silencio de nuestro cuarto las tres nos quedamos dormidas. El sol abandona su cenit llevándose los rayos que, hasta hace nada, lo incediaban.</div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-43289649025420670852012-09-23T16:15:00.003+02:002012-09-23T16:15:56.342+02:00En marcha<div style="text-align: center;">
<img height="320" id="il_fi" src="http://www.escueladeartecorella.com/blog/wp-content/uploads/2012/05/No-a-los-recortes-315x339.jpg" style="padding-bottom: 8px; padding-right: 8px; padding-top: 8px;" width="297" /></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
Después de unas semanas de mucho trabajo y estrés infinito, el curso ya está en marcha.</div>
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Este año supe cuál era mi centro cuatro días antes de empezar las clases. Si el año pasado nos aumentaron las horas lectivas, este han hecho lo propio con las complementarias. Ahora estoy obligada a permanecer en el instituto más horas que nunca, la mayoría de ellas repletas de clases, reuniones y guardias. Según la Consejería de Educación, con cinco horas a la semana tengo suficiente para preparar todas mis clases. Yo necesito más del doble, y más del doble está lleno de horas que le quito a mi tiempo libre y que no me pagan. </div>
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Aun así, procuro conservar la ilusión. La ilusión y la profesionalidad. Aunque solo sea por los treinta y cinco alumnos que llego a tener por clase, para que su presente y su futuro no se vean teñidos del color gris recorte que no merecen y del que no son culpables. Ni ellos, ni sus profesores, ni sus familias. Mientras tanto, las aulas se han llenado de mesas de colores, traídas desde el último rincón del almacén para que quienes no pueden pagar un colegio concertado o no tienen plaza en Formación Profesional sigan estudiando con toda la dignidad que podemos ofrecerles. Aunque los de <em>alante</em> estén muy <em>alante</em> y los de atrás estén muy atrás. Y es que en un aula construida para veinticino alumnos resulta complicado cumplir la ley. </div>
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Las movilizaciones ya han empezado. La mayoría estamos mucho más cansados que otros años, con el ánimo mucho más bajo que antes, pero seguimos asistiendo y luchando. Aunque no sepamos muy bien contra quién, porque los políticos dicen no hacer lo que desearían, y el mercado no tiene un rostro definido contra el que arremeter. Por eso sigo llevando mi camiseta verde cada semana, para que al menos mis alumnos sí tengan claro que quien les mira cada día de frente lo hace porque camina a su lado.</div>
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Ojalá algún día la situación cambie y yo pueda volver a cumplir mi horario de hace dos años cobrando el sueldo de hace tres. Mientras espero a que ese día llegue, sigo plantando las semillas de la justicia y la igualdad en las mentes de quienes aprenden conmigo, con la esperanza de que tal vez ellos mejoren con sus propias manos ese futuro que tratan de hurtarles.</div>
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No me rindo, ladrones. ¡No me rindo!</div>
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Y estoy encantada de seguir peleando.</div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6380809350988785569.post-74845843504924425822012-09-05T12:30:00.000+02:002012-09-05T12:30:04.397+02:00¿Para qué abriste tu blog?<div style="text-align: center;">
<img height="307" id="il_fi" src="http://www.portafolioblog.com/wp-content/uploads/2009/09/blogs.jpg" style="padding-bottom: 8px; padding-right: 8px; padding-top: 8px;" width="320" /></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
Uno de los temas que se trataron en el <a href="http://encantadablog.blogspot.com.es/2012/06/encuentro-de-bolloblogueras.html" target="_blank">Encuentro de Bolloblogueras</a> al que asistí en junio fue la finalidad que se tiene cuando se abre un blog. No tanto el porqué, sino el <em>para qué</em>. ¿Qué querías conseguir a través de tu blog?</div>
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<div style="text-align: justify;">
Entre los objetivos más extendidos (y sorprendentes, para mi gusto), se encontraba el de ligar. Al parecer, es bastante más común de lo que yo me imaginaba. Y no solo se abren blogs para ligar, sino que se liga independientemente de la finalidad original del blog. Fueron varios los casos que se comentaron entonces, y yo me sé de algunos más que se podrían comentar por aquí.</div>
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<div style="text-align: justify;">
La verdad es que nunca antes había contemplado la posibilidad de abrirse un blog para ligar, ya que me resulta un medio ciertamente farragoso y complicado. Entiendo el ligoteo como "beneficio colateral", sobre todo entre bolloblogueras; pero creo que, en la época en la que muchas abrimos nuestros blogs, yo habría optado por entrar en un chat. Hoy en día, supongo que me dejaría caer por alguna red social. Pero... ¿un blog? ¿Con todas sus entradas, el tiempo que se invierte en pensarlas, escribirlas y publicarlas, con sus comentarios, las imágenes, el diseño... para ligar? Definitivamente, no.</div>
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<div style="text-align: justify;">
A pesar de lo cual, insisto en que, objetivamente, resulta un medio muy eficaz. Incluso me atrevería a decir, a juzgar por el resultado a largo plazo de muchos de estos escarceos (parejas de largo recorrido, matrimonios, hijos), que es una opción de calidad.</div>
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<div style="text-align: justify;">
En cualquier caso, yo no abrí mi blog para ligar. <a href="http://encantadablog.blogspot.com.es/2008/05/un-ao-encantada.html" target="_blank">Fue para hacer terapia</a>. Me encontraba deprimida por el hecho de ser lesbiana, incapaz de mirar hacia el futuro con la cabeza bien alta, y me gustó imaginarme escribiendo como una lesbiana orgullosa, feliz con su condición, sin miedo.</div>
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<div style="text-align: justify;">
Quería contarme una historia de éxito, pero no inventarla: quería vivir una historia de éxito para contarla. </div>
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Afortunadamente, a lo largo de este camino he aprendido que la vida no es tan simple ni lineal. Con todo, puedo decir que he cumplido y cumplo con el objetivo de mi blog: he hecho terapia a través de la escritura y me siento infinitamente mejor conmigo misma y con mi lesbianismo que cuando empecé.</div>
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Creo que esta opción terapéutica también puede ser bastante común, aunque realmente no lo sé. Si os apetece tratar el tema, os invito a que deis respuesta a mi pregunta inicial en vuestros blogs. ¡A mí me encantaría leer sobre ello!</div>
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Mientras tanto, me quedo pensando en si estos motivos estarán igual de extendidos más allá de la bollosfera o serán algo propio de las mujeres lesbianas... ¿Vosotras qué creéis?</div>
encantadahttp://www.blogger.com/profile/09846907856128777692noreply@blogger.com12