martes, 4 de septiembre de 2007

Mi primera vez

La primera vez que tuve una relación con una mujer fue en un videojuego: los Sims. Puede parecer patético, y no niego que lo sea, pero yo prefiero agradecer a mi inconsciente que se esforzara por mostrarme mi realidad a través de caminos tan creativos, porque si no, ¿qué sería de mi blog?

Los Sims es un videojuego que consiste en crear una persona (o varias), construirle una casa y darle una vida: hacer amigos, conseguir un trabajo, disfrutar del tiempo libre, estudiar, etc. En versiones recientes puedes llevar a tu sim a la fama o comprarle miles de mascotas, dejando de lado que, en la segunda versión, además de gráficos mejorados te puedes encontrar una verdadera orgía; pero yo tenía la versión básica: cuatro muebles, cuatro vestidos y, de vez en cuando, algún regalito inesperado que surgía de mi intento por piratear (¡ups!) una versión posterior.

Para mostrar hasta qué punto mi inconsciente me guiaba sabiamente por el juego, el sim que yo creé se llamaba como yo, vestía como yo vestía (o mejor dicho: como me hubiera gustado vestir si me hubiese atrevido a hacerlo) y vivía sola en la casa de mis sueños. Sobra decir que no trabajaba, porque yo jugaba con todo un arsenal de trucos que me proporcionaban dinero ilimitado, y que, además, me permitían dedicarme a lo que más me interesaba: las relaciones sociales.

Nunca intenté formar con mi sim una familia tradicional. De hecho, entre mis primeros experimentos puedo destacar, no sin rubor, el de hacer que mi sim se echara novios compulsivamente. Así es como llegué a salir a la vez con dos o tres, y así es también como descubrí que si dos sims novios de la misma chica coincidían en la misma habitación, se liaban a mandoble limpio. Pero este experimento duró poco, ya que el hecho de tener varios novios y que se peleasen por mí, amén de estar obligada a cultivar hasta la extenuación mis relaciones con ellos, me aburría soberanamente. ¿Paralelismos con mi vida real? ¡Todos!

Así que, no sé muy bien cómo ni por qué, dejé a los múltiples novios de lado para estrechar la relación que mantenía con otra sim amiga de la mía. No estoy segura de haber elaborado un plan para ello, ni tampoco de perseguir ningún fin concreto; pero está claro que, consciente o inconscientemente, sabía lo que quería. ¡Y lo conseguí!

Supongo que el cúmulo de emociones que sentí jugando aquellas partidas redunda en lo patético de la situación, pero, por aquel entonces, a mí no me lo parecía. Solamente recuerdo la ansiedad que me invadía cuando esperaba a que, después de hablar, reír, hacer cosquillas y regalos a la otra sim, después de compartir comida, cena, desayuno y jacuzzi con ella, empezasen a aparecer los bocadillos que permitían un mayor contacto físico: hacer un masaje, abrazar, y por fin… ¡besar! He de decir que el videojuego te lo ponía mucho más fácil para liarte con un chico, pero yo no cejé en mi empeño, y tras muchas negativas, enfados y calabazas varias… ¡la besé! Creo que aquel momento frente a la pantalla del ordenador, escuchando la musiquita que acompañaba siempre a los besos, y viendo a aquellas dos muñecajas torciendo sus pixeladas cabezas para juntar los labios, fue uno de los más emocionantes de mi vida.

Desde entonces, cada tarde que me quedaba libre (muy pocas, por desgracia, o quizás por suerte para mi salud mental) me sentaba frente a mi portátil para continuar con pasión aquella relación virtual. Después del beso, o mejor dicho, después de muchos besos, empezaron a aparecer otros bocadillos, como el de compartir casa, casarse y, como colofón, adoptar un bebé. Todo aquello te permitía hacer el videojuego, y he de decir que, tras muchas horas frente a la pantalla… ¡llegué hasta el final!

Creo que lo más tierno de la historia, más tierno todavía que ver a una joven lesbiana que aún no sabe que lo es emocionarse hasta la extenuación porque ha formado una familia virtual con dos mujeres, es la manera en que yo hablaba de ello con los demás. En mi inocencia, en la tremenda inocencia que bañaba aquellos días, iba contando a diestro y siniestro cada detalle de mis partidas, subrayando lo apasionante de un videojuego que había permitido a una mujer que se llamaba como yo besar apasionadamente a otra mujer.

No todo el mundo entendía mi devoción, pero si había alguien que no la entendía en absoluto, ese era mi ex novio. Si ya le costó admitir que yo jugara a liarme con tres tíos a la vez, mucho peor para él fue asumir que me pasara horas y horas frente a una pantalla de ordenador haciendo que dos mujeres virtuales formasen una familia. Él se preguntaba qué motivación profunda podía moverme a hacer aquello, y yo le respondía, tan ilusa como sinceramente, que no había ninguna motivación, y mucho menos profunda. Mi excusa, coherente y falsa a partes iguales, era que yo sólo estaba interesada en probar los límites éticos del videojuego, y que me había sorprendido gratamente ver que, de alguna manera, abogaba por la causa homosexual, algo que yo también hacía ya por aquel entonces.

Hace poco volví a aquella partida, guardada en la profunda memoria de mi portátil, y comprendí. Comprendí cómo me inconsciente trataba de mandarme señales tan patéticas como desesperadas, señales que yo ignoraba, capeaba y devolvía casi sin despeinarme. Señales que aún hoy, cuando me atrevo a cuestionar si esta vez es verdad, si esta vez elegí bien, si ahora soy lo que siempre voy a ser, me ayudan a responderme.

Así que, patético o no…¡encantada con los Sims!

6 comentarios:

  1. Uf! me imagino todo lo que deben mover en vos esos recuerdos... A mí, tu relato me provoca mucha ternura, y al mismo tiempo me muestra que fuiste muy valiente al decidirte a pasar del plano de la fantasía al de la vida real, sobre todo teniendo en cuenta que según parece tenías toda tu vida heterosexual digamos, ya armada

    bsos

    ResponderEliminar
  2. Jajaja! Está buenísimo tu historia! Me sentí muy identificada! Sobre todo con el novio que se cuestionaba tu sexualidad. Yo así tuve uno que todo el tiempo me preguntaba si yo en el fondo no estaría realmente enamorada de mi mejor amiga. Yo también muy inocentemente le contestaba que estaba loco, y ya vez que no. Entre las "traiciones" del subconciente y lo que nos conocen otros mejor que una misma es un hecho que una tarda en descubrirse mucho a veces.

    ResponderEliminar
  3. Pues sí, un juego genial y muy útil para el autoconocimiento :P

    El hecho de tener un pasado "presuntamente" heterosexual es paradójico, porque mientras que tú lo utilizas como argumento para explicar tu presente, los demás lo suelen utilizar como argumento para negarlo.

    Creo que los ex novios de lesbianas deberían salir del armario para aportar luz al mundo sobre su experiencia, jajaja.

    ResponderEliminar
  4. Jajaja me encantó tu experiencia! Y lo digo sinceramente, por que yo hice exactamente lo mismo que tú.
    Después de muchas partidas inmersas en la monotonía, hacía que mis sims fueran infieles, y entonces quise experimentar con la homosexualidad. Al principio fue con dos hombres (El esposo engañaba a su mujer con el sirviente) pero cuando hice mi pareja lesbi... fue tan... emocionante *.* Ver el amor florecer que tantas veces había visto anteriormente, fue diferente esta vez.
    No sé si sea patético o infatil pero era como mi propia novela romántica y me encantaba.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  5. :o veo que no soy la única.. me sorprendió mucho ver esto porque sinceramente pensé que era la única

    ResponderEliminar

¡Encantada de leerte!