viernes, 23 de mayo de 2008

Las desgracias nunca vienen solas

Para cuando descubrí este cuestionario, ya era demasiado tarde.


Antes de salir del armario con tus padres...


1. ¿Estás segura de que eres lesbiana?

Cuando salí del armario con mis padres, cometí el error de nombrarme bisexual. Aunque había tenido las agallas de considerarme lesbiana en mi interior, esa certeza me duró sólo un par de semanas. ¿Cómo podía ser lesbiana teniendo en cuenta mi pasado heterosexual? ¿Cómo podía ser lesbiana si a la vez que me sentía atraída por la que sería mi novia sentía también “algo parecido” por el amigo de un amigo? Entonces no sabía muchas cosas: no sabía que un abrumador 90% de las mujeres lesbianas han tenido también relaciones con hombres, no sabía que las mujeres homosexuales suelen tomar conciencia de su orientación sexual más tarde que lo hombres, no sabía que haber tenido relaciones con hombres y con mujeres no te convierte automáticamente en bisexual, no sabía que en realidad tenía un pasado homosexual del que apenas recordaba nada…

Ni entonces, ni cada vez que entro en una crisis de identidad, estoy segura de ser lesbiana.

2. ¿Te sientes cómoda con tu orientación sexual?

Cuando salí del armario con mis padres, apenas me había dado tiempo a sentirme cómoda o incómoda con mi orientación sexual. Les había hablado de ello a algunos amigos íntimos y todas las reacciones habían sido razonablemente positivas. Había sido agredida verbalmente algunas veces, junto con mi novia, por integristas homófobos, pero estas agresiones no habían pasado de la anécdota ni me habían provocado nada más allá de una profunda indignación. Cómoda, lo que se dice cómoda, no me sentía, porque ocultaba mi relación en la mayoría de los contextos y a la mayoría de la gente. Pero pensaba que era sólo cuestión de acostumbrarse, y que mis ideas y mi mentalidad abiertas me ayudarían en el proceso.

Aún no podía imaginar, igual que hoy todavía no puedo creerlo, a la clase de exclusión y violencia que habría de enfrentarme. Fue entonces cuando, lejos de sentirme cómoda, llegué a pensarme profundamente enferma a causa de mi orientación sexual.

3. ¿Tienes el apoyo de otros gays o lesbianas?

Cuando salí del armario con mis padres, conocía a algunos gays y lesbianas. Sin embargo, por razones ajenas a nuestra orientación sexual, nos habíamos distanciado hasta el punto de que la única lesbiana con la que efectivamente podía contar, aparte de mí misma, era mi novia. Por aquel entonces, no obstante, mi novia no se consideraba lesbiana.

Pero la necesidad de apoyo llegó pronto. Y por fortuna, lo busqué y lo encontré, aunque el daño ya estuviera hecho.

4. ¿Sabes lo suficiente sobre homosexualidad y lesbianismo?

Rotundamente no. Yo me creía muy lista, porque desde siempre me pareció que la dignidad de las personas homosexuales era algo que estaba fuera de toda discusión. Desde que tuve conciencia de que la homosexualidad existía, había defendido el derecho al matrimonio, la igualdad de las familias, y un sinfín de obviedades que a nadie de mi entorno parecían interesarle tanto como a mí.

Pero una cosa es ir por la vida de gay-friendly y otra enfrentarte a tu propia exclusión, tan real, cruel y dolorosa, que puede enloquecerte hasta tal punto de llegar a no estar segura ni de tu nombre.

5. ¿Es el mejor momento?

Supongo que a esta pregunta nunca podré responder. A mí, desde luego, me pareció el mejor momento. Hacía pocas semanas que habían aprobado la Ley del matrimonio y cada día, en el telediario, se hablaba de homosexualidad. Mis padres dedicaban a la pantalla encendidas muestras de solidaridad y comprensión, declarando que las personas homosexuales eran igual de dignas que las heterosexuales, que merecían los mismos derechos, que los que no pensaran así eran unos fascistas, unos retrógrados, unos ignorantes y unas malas personas. Cuando salí de casa hacia la manifestación del Día del Orgullo, se lo comenté a mi padre y él me felicitó por acudir a la cita: había que demostrarles a esos cabrones que nosotros no éramos como ellos.

Ahora me pregunto a qué cabrones se refería, teniendo en cuenta cómo cambiaron todas sus ideas sólo unas semanas después.

6. ¿Puedes ser paciente?

No sé si podía, pero lo fui. Tuve que serlo. Era paciencia o nada. Y aún la conservo, aunque ya no estoy segura de si se llama paciencia, resignación, ceguera o qué.

7. ¿Por qué ahora?

Porque estaba completamente enamorada. Porque nunca me gustó mentir a mis padres y sí compartir con ellos lo más hermoso de mi intimidad. Porque ellos ya sabían que yo tenía pareja, aunque no se imaginasen quién. Porque era feliz e inconsciente. Porque estaba llena de optimismo. Porque, como les dije, me apetecía compartir con ellos el motivo de mi alegría. Porque no veía nada malo en ello. Porque me parecía natural. Porque me sentía segura de mi relación. Porque pensaba que tenía que ser valiente.

Porque sí. ¿Por qué no?

8. ¿Tienes materiales disponibles?

Antes de salir del armario con mis padres, me informé someramente a través de internet. Encontré algo sobre una fase de negación y otra de culpa, y tal cual se lo solté. Que si una voz interior se lo negaba o se preguntaban si habían hecho algo mal, que no se preocupasen, que hablaríamos y yo les explicaría lo que les tuviera que explicar. Que lo importante era mantener la comunicación, que era normal cierta confusión al principio, pero que yo estaría allí para apoyarles, para guiarles, que tomasen mi mano, que recorriésemos juntos el camino…

No funcionó.

9. ¿Dependes económicamente de tus padres?

He aquí el colofón final. Hasta ese mismo verano en que decidí salir del armario con ellos, había tenido siempre uno o dos trabajos, o como mínimo, una beca. Nunca había ganado dinero suficiente para independizarme, pero sí hubiera tenido bastante para salir de casa en caso de emergencia. Sin embargo, apenas unos meses antes lo dejé todo para dedicarme plenamente a estudiar, para lo cual, obviamente, contaba con el apoyo de mis padres. Necesitaba que me mantuviesen totalmente durante un año entero para poderme presentar a un examen muy importante, pero lo que nunca imaginé es lo caros que me saldrían aquellos meses. Muchas veces quise huir, marcharme, poner tierra de por medio, ganar en dignidad, y sin embargo, no podía morder la mano que me daba de comer. Fue el único año desde que pude trabajar en que no lo hice. Pero por suerte pasó, y no me arrepentí.

No hagan como yo, piénsenlo bien antes de salir.
Una vez que abres la puerta, ya no puedes volver a entrar.
Y hay todo un mundo desconocido allá fuera.

Entre arrepentida y responsable, encantada.

13 comentarios:

  1. yo nunca les di el gusto de que me hicieran pasar por semejantes momentos, ya me habían arruinado demasiado la vida
    en una familia donde todo se esconde debajo de la alfombra, yo también negué lo mío para poder sobrevivir, puede sonar cobarde, pero les aseguro que no lo es, no en un ambiente donde corría riesgo mi propia vida
    hoy cuando llamo siempre mandan saludos para ella, como queriendo decirme que me aceptan y la aceptan
    a mí me da igual, hay gente que no se merece que seamos sinceras

    un beso

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  2. Wow. yo no se en que fase este, yo les dije a mis padres y como que hay una barrera en el tema. no hablamos sobre eso, pero saben q tengo pareja. no brincan de alegria, pero no me dicen nada. el silencio es comodo, pero a veces asfixia. falta esa conexion que tenia con mi madre. no se que valla a pasar en el futuro, pero a seguir no hay mas

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  3. cada una tiene la opcion de decir Si o decir No, no se porque debemos anunciar nuextra sexualidad.
    Yo sali hace años, pero ahora pensandolo en frio, porque debemos anunciarnos como si fuera un supermercado????

    besotes y animo

    Pd: si quieres pasate por mi blog te invito a ello

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  4. Mi familia no lo sabe, mi hermana intuye algo, pero no se atreve a preguntar.
    De momento no he dicho nada porque no quiero crear malos rollos en casa. Tampoco doy muchas explicaciones de lo que hago fuera de casa, creo que mi intimidad es mía. Con mis amigos no tengo problemas y como me dijo un dia una amiga: "No tienes que decirme con quien te acuestas para saber quien eres". Que cada uno elija la opción que más le convenga, el decirlo o no es algo únicamente personal.
    Yo no pretendo que la gente me acepte, solo pretendo que me quieran por como soy.

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  5. coinsido con marga.. no muzhas personas se merecen nuestra sinceridad.. lñamentablemente yo no pude dejar de serlo y pues sali al mundo pues... mi papa es tan celoso de lo que me puedan hacer los hombres que me acepto.. despues de todo es mi papa y me ama tal y como soy.. pero la loca de mi madre pego el grito en el cielo y hizo que con todo el dolor de mi corazon lo negara ps como dice marga: para sobrevivir...

    pues esto es la vida y con todas sus suvidas y bajadas intento disfrutarla...

    ciaoO!!
    saludos a todas byeeee!

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  6. bueno pues todo depende del papel que quieras vivir en la vida. La lucha por la visibilidad con quien tu decidas, hablese de trabajo, familia, amig@s...es una opción una via honesta. Al fin y al cabo siempre terminamos haciedo lo que queremos. pero lo importante es hacer aquello que nos permita vivir tranquilas con nosotras mismas y con nuestro entorno. superarando etapas a nuestro ritmo

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  7. Mi mamá lo sabe, mi hermano tmabien mi abuela lo sospecha... pero al unico que le cuento realmente es a mi hermano, es el unico que a su corta edad me acepta sin un solo pero

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  8. Hay una película que me parece ilustrativa. ¿Alguien vio "La Celebración", cuando en medio del brindis, uno de los hijos saca tooooodos los muertos del placard familiar?
    Yo, sin dar muchos detalles aquí, debí hacerlo (antes de) un festejo familiar.
    No me odiaron.
    O no fue por eso.
    O no fue por mucho tiempo.
    ;)
    Me gustó tu post
    Un beso

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  9. A mí me gusta la película de "Adivina quién viene esta noche", en la que los padres ultra progresistas ponen el grito en el cielo porque su hijita del alma ha decidido casarse con un hombre de raza negra... Es la historia de mi vida, aunque en la peli se soluciona todo en una noche y yo llevo años esperando :S

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  10. Hoola me gusto mucho lo que expresaste aqui, yo pues la verdad me he identificado como Bi, el solo echo de aceptarme yo misma por eso ha sido un poco dificil, de echo me senti identificada cuando hablaste de que uno suele pènsar en el si estara haciendo lo correcto porque ha tenido experiencias con hombres, en este momento tengo un novio, pero estoy loquita por una chava que me encanta, aveces me pongo a pensar si mi novio solo lo tengo porque el me ha apoyado mucho en situaciones dificiles, porque con ningun otro chavo me siento tranquila, somos mas amigos que novios, yo misma aveces no se ni quien soy, estoy muy confundida al respecto, de algo estoy segura y es que si me gustan las chavas, a pesar de que una luche o lo niege fuertemente, los sentimientos siguen ahi, espero algun dia poder salir del closet, aunque en el lugar donde vivo seria muy dificil, muchas gracias por tu blog, me ha gustado muchisimo, saludos.

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  11. Gracias a ti por tu comentario. Yo creo que a veces es difícil distinguir entre si una es lesbiana o bisexual. Al fin y al cabo, nos educan para amar a los hombres, todas lo intentamos de alguna manera, ellos pueden llegar a ser muy buenos amigos... Supongo que forjarse la identidad adecuada es cuestión de tiempo, y en cualquier caso, el futuro siempre nos puede sorprender. ¡Ánimo!

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  12. Por mi parte, mi padre falleció cuando yo era muy pequeña, dejando a 12 niños a cuidado de la madre, y ella falleció hace un año, sabiendo que estoy en pareja con una chika. Jamás hablamos directamente ni se lo dije con todas las letras, pero ella siempre nos aceptó y nos recibió a ambas en su casa, y yo y mi pareja la cuidamos cuando estuvo internada en su último tiempo de vida. Era una mujer criada a la antigua, pero sin los prejuicios que eso conlleva. Mis hermanos/as? Nunca me importó lo que piensen, hay quienes siempre mandan saludos o charlan con ella y otros no... Francamente, no me importa.. ES MI VIDA!!!!!!!!!

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  13. Menuda experiencia... me alegro de que sepas verle la parte positiva. ¡Te mando un abrazo!

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¡Encantada de leerte!