Últimamente me he dedicado a visitar varios blogs sobre vegetarianismo y defensa de los animales, y he encontrado cosas realmente estupendas. Pero también algunas profundamente penosas, como el hecho de que algunos de los activistas que los llevan tengan que gastar su precioso tiempo en defenderse de argumentos patéticos tipo “los animales no sienten”.
Es decir: se puede optar por comer carne y punto, esgrimiendo, si procede, argumentos de tradición, instinto, comodidad, algo parecido a salud, o lo que sea. Se puede optar por acudir a las corridas de toros y otras muestras de crueldad contra los animales, y utilizar los mismos argumentos. Se puede uno apretar el paquete con ambas manos y menearse al ritmo del “me la pela”. Hay muchas opciones, más o menos comprometidas, más o menos éticas; pero lo que por nada del mundo me parece una opción es negar la evidencia.
Los animales sienten. Entiendo que sea difícil de ver en el caso de un calamar o un boquerón, pero en los ojos de todos los mamíferos, de todos los reptiles, de todas las aves y de muchísimos peces se reflejan el sufrimiento y el dolor como en el espejo más limpio. Cuando se les arranca la piel, cuando se les mata a palos o a sablazos, cuando se les quema vivos, los animales sufren, sufren como lo haría cualquiera de nosotros en una situación parecida, en la que nuestro cerebro racional se desconectase y sólo nos quedara el mismo terror e incomprensión que les queda a ellos.
Otra cosa es que alguien decida que puede vivir con ello, pero ¿negar la evidencia?
Claro que no sé de qué me espanto. Todavía hay quien defiende que las mujeres somos una subespecie y que como tal debemos ser tratadas, que los negros son el eslabón perdido entre el hombre y el mono, que las personas discapacitadas estarían mejor gaseadas, que los homosexuales somos delincuentes que merecemos electrocución inmediata.
Y aún así, me cuesta creer que todavía existan personas que nieguen la evidencia. Que ni siquiera tengan la humanidad de mirar para otro lado, de revolverse con orgullo, de desdeñar altaneros a quienes piensan diferente. No. Con la ignorancia más profunda, más culpable, niegan la evidencia.
Y mientras termino estas líneas, dos de los gatos que viven en el descampado al que dan mis ventanas entonan una sinfonía de maullidos a dúo. No sé si lloran o ríen, no sé si se intimidan o se cortejan, no sé si se conocen o se están conociendo. Lo único que sé, a pesar de mi ignorancia, es que sienten.
Me niego a negar la evidencia.
Encantada.
Es decir: se puede optar por comer carne y punto, esgrimiendo, si procede, argumentos de tradición, instinto, comodidad, algo parecido a salud, o lo que sea. Se puede optar por acudir a las corridas de toros y otras muestras de crueldad contra los animales, y utilizar los mismos argumentos. Se puede uno apretar el paquete con ambas manos y menearse al ritmo del “me la pela”. Hay muchas opciones, más o menos comprometidas, más o menos éticas; pero lo que por nada del mundo me parece una opción es negar la evidencia.
Los animales sienten. Entiendo que sea difícil de ver en el caso de un calamar o un boquerón, pero en los ojos de todos los mamíferos, de todos los reptiles, de todas las aves y de muchísimos peces se reflejan el sufrimiento y el dolor como en el espejo más limpio. Cuando se les arranca la piel, cuando se les mata a palos o a sablazos, cuando se les quema vivos, los animales sufren, sufren como lo haría cualquiera de nosotros en una situación parecida, en la que nuestro cerebro racional se desconectase y sólo nos quedara el mismo terror e incomprensión que les queda a ellos.
Otra cosa es que alguien decida que puede vivir con ello, pero ¿negar la evidencia?
Claro que no sé de qué me espanto. Todavía hay quien defiende que las mujeres somos una subespecie y que como tal debemos ser tratadas, que los negros son el eslabón perdido entre el hombre y el mono, que las personas discapacitadas estarían mejor gaseadas, que los homosexuales somos delincuentes que merecemos electrocución inmediata.
Y aún así, me cuesta creer que todavía existan personas que nieguen la evidencia. Que ni siquiera tengan la humanidad de mirar para otro lado, de revolverse con orgullo, de desdeñar altaneros a quienes piensan diferente. No. Con la ignorancia más profunda, más culpable, niegan la evidencia.
Y mientras termino estas líneas, dos de los gatos que viven en el descampado al que dan mis ventanas entonan una sinfonía de maullidos a dúo. No sé si lloran o ríen, no sé si se intimidan o se cortejan, no sé si se conocen o se están conociendo. Lo único que sé, a pesar de mi ignorancia, es que sienten.
Me niego a negar la evidencia.
Encantada.
Yo tuve un profesor en la universidad que afirmaba eso mismo en plena clase, que los animales no tenían ni sentimientos ni memoria en plena clase. Y era materia de evaluación..
ResponderEliminarEn esos momentos es cuando una realmente odia lo de la "libertad de cátedra".
Afortunadamente en el examen no preguntó al respecto porque yo no se si habría sido capaz de poner una chorrada de tal calibre.
El problema de tu post es que hace lo que critica: negar la evidencia.
ResponderEliminarTu escrito equipara y mete en la misma bolsa a quien se come un bistec y a un nazi, lo cual es plenamente ridículo. Sos vos quien niega la evidencia de que existe una clara diferencia entre matar un animal para comérselo y meter a un discapacitado en la cámara de gas.
Decís que los animales tienen sentimientos, pero te olvidás que los animales también matan, y no dudan en hacerlo cuando lo necesitan. Un animal no es más noble que el ser humano, simplemente su inteligencia es menos sofisticada. Un perro no puede planear una masacre nuclear, pero no por tener una ética superior, sencillamente no puede hacerlo. Pero si un lobo tiene hambre, sin duda no parará mientes en matarte, y no pensará ni en tu dolor ni en tu vida.
Torturar animales, hacerlos sufrir innecesariamente, o para llenar necesidades no vitales (cosmética, etc.) es cruel y estúpido; pero si tengo que sacrificar un animal para darle de comer a un humano, no lo dudaré un segundo. Al fin y al cabo es exactamente lo que los animales hacen.
Y ahora me voy a comer un rico bife, con (y sin) tu permiso.
Ups! Lo tengo bien difícil para ser el primer comentario en este blog que leo hace tiempo.
ResponderEliminarJusto me toca decir luego de las palabras de Mr Jack... Quedaré como una zopenca, seguramente.
No quiero entrar en disputas y esgrimas. Sólo deseaba decir que sé que mis gatos sienten y me sienten... cuando lloro vienen a acurrucarse a mi lado.
Mi perro lloró cuando murió mi mamá (no estoy loca... o no tanto...) lo vi en sus ojos...
He nadado entre peces y he visto cuánto se asustan los pulpos cuando algún humano les usurpa su lugar...
Y soy tan ridícula y contradictoria que NO soy vegetariana (mi novia sí) y me encanta comer asados... Cómo se lo explico a mi cabeza poco consecuente?
Saludos respetuosos
J.
En esta entrada no he defendido directamente el vegetarianismo; si alguien lo ha deducido, sería mejor que no leyese tan rápido ni con tantas ansias de criticar, porque termina hablando de lo que no está escrito.
ResponderEliminarSólo he defendido la obviedad de que los animales tienen sentimientos, y sí que equiparo a todos los que niegan evidencias tan claras como esa. Pero insisto en que lo único que he criticado es negarlas, no vivir con ello y comer carne porque, entre otras cosas, yo todavía lo hago.
Por cierto: no dejéis de comentar por sentiros "zopencas" o por tener la mala suerte de escribir después de determinadas palabras; para mí, todo lo que sale del corazón, con sinceridad y con una sana duda acerca de que lo que se piensa, es algo que valoro enormemente. Agradezco que os atreváis a escribir en esas condiciones, de verdad :)
...sería incapaz de "negar la evidencia", pero como carne.
ResponderEliminar...he tenido grandes amigos caninos, pero como carne.
...me mareo cuando huelo/veo la sangre, pero como carne.
...se me pone la piel de gallina cuando veo imagenes en tv de algún matadero, pero como carne.
...pongo a parir a toreros y a su público, pero como carne.
Pienso y actúo de maneras distintas, ¿la comodidad me vence?
Para el comentario de Jack, un matiz: los animales, precisamente por su nivel intelectual, no pueden comprender el concepto de que con sus acciones puedan hacer sufrir a otros, como tampoco podría entenderlo un niño muy pequeño o un discapacitado mental. Además, por instinto y configuración física, no tienen muchas más alternativas para comer aunque quisieran buscarlas.
ResponderEliminarEn cambio, el ser humano con inteligencia promedio sí es responsable de las consecuencias de sus actos, porque puede darse cuenta perfectamente de que está haciendo algo que hace sufrir a un tercero. Además el ser humano es de los pocos animales con conciencia de lo que es la muerte, lo que le hace especialmente responsable cuando decide matar a otros o pagar para que les maten, más si no es cuestión de supervivencia porque tiene otras alternativas a su alcance.
Por eso mismo es exactamente igual un nazi que mataba a un prisionero, sabiendo que así le privaba de la oportunidad de vivir, y alguien que decide comerse a un animal sabiendo que ha sufrido y que le han arrebatado la esperanza de vivir. Puede que el animal, o una persona deficiente mental, no sean conscientes de lo que le han quitado, pero quien se lo quita sabe bien lo que implica y eso lo convierte en un acto cruel.
Hay alternativas de sobra, cada día más, para poder llevar una dieta 100% vegetal y estar bien sano, así que el sufrimiento animal es totalmente innecesario, sólo hay que informarse un poco de cómo hacerlo para asegurarse de tomar todos los nutrientes.
Saludos!
Muchas gracias por tu comentario, Joy, creo que ha sido muy esclarecedor.
ResponderEliminarYo creo que todas las personas estamos en el camino de poder perfeccionarnos, unas más avanzadas y otras menos, unas (presuntamente) más adelantadas y otras (presuntamente) no. Y creo que para ayudar a otros a mejorar, igual que para ayudarnos a nosotros mismos, vale más aportar información, animar, estimular la reflexión y acompañar, que criticar a otros porque no son perfectos o no han alcanzado el grado de perfección que juzgamos suficiente.
Yo prefiero mirar mis propias limitaciones con nuevos ojos para superarlas, y no ir por ahí juzgando las limitaciones de unos demás de los que, por si fuera poco, apenas sabemos nada.
jack celliers, no se trata de equiparar a quien se come un bistec y a un nazi, pero si te paras a pensarlo los animales no humanos viven en algo muy parecido a un holocausto. Matar a un no humano para comerselo no deja de ser injusto porque sean diferentes a los humanos. La capacidad de sentir es motivo suficiente para oponernos al sufrimiento del individuo que la posee, caes en un argumento muy rancio cuando dices que los animales no tienen inteligencia o que es menos sofisticada. Curioso calificativo. La inteligencia no es relevante para que alguien sea considerado, ¿imaginas en que podría desembocar eso?, muchos humanos no han desarrollado esa capacidad e incluso piensa que no todos la poseemos al mismo nivel, pero que duda cabe de que todos merecemos respeto. Un animal no humano, no es un agente moral, por ello no puede decidir en base a las consecuencias de sus actos, sin embargo nosotros si que somos agentes morales no actuar como tales es algo que no deberíamos plantearnos, al menos no pretender justificarlo.
ResponderEliminarOtra cosa muy curiosa en tu comentario es que haces una distincion entre sufrimiento necesario e innecesario, afirmando que comer animales es necesario. Esto es totalmente falso, podemos dejar de alimentarnos a costa de otros, si no lo hacemos no es porque sea imposible sino porque interiorizamos que los animales están para nuestro beneficio, que son inferiores por no ser como nosotros, un argumento muy parecido al que se ha dado y se da para justificar otras formas de injusticia como el racismo o el sexismo. Exaltar la capacidad de razonar es sobrevalorar una capacidad que poseemos los humanos, en realidad es un argumento que pretende maquillar una discriminacion injusta, porque ¿A que no considerarias adecuado utilizar a humanos que no poseyeran esa capacidad?. Estoy convencida de que no aprobarias ese uso, por lo que ¿Por qué apruebas el uso de no humanos cuando supuestamente lo que nos diferencia es que ellos no razonan?. En realidad lo que estás utilizando es la pertenencia a un grupo para excluir a los no humanos de una consideración justa, ese criterio de grupo se parece bastante al empleado en otros tiempos contra otros individuos, a los cuales también dejaron fuera de toda consideración.
Un saludo a ti, y otro para encantada (siento la respuesta tan extensa pero solo quiero plantear la cuestión, espero que no te moleste)
Gracias por el comentario, chicas, para nada me molesta su extensión, al contrario, lo considero muy enriquecedor. Además, estoy completamente de acuerdo.
ResponderEliminarDe todas formas, no deja de resultarme curioso todo este cruce de comentarios, porque lo que yo pretendía con mi entrada era sólo establecer un mínimo ético, el de no negar que los animales tienen sentimientos. Creía que en eso todos podíamos o debíamos estar de acuerdo.
Muchas veces polemizo y no me importa hacerlo, pero en esta entrada no lo hacía y... ¡vaya! Ha tenido el mismo resultado.
Me preocupa sobre todo la falta de predisposición al entendimiento. Creo que nadie de los que hemos escrito aquí negamos la evidencia y sin embargo...
En fin, c'est la vie.