Habíamos quedado con unas amigas y, cuando fuimos a saludar a una de ellas, se echó para atrás, interpuso sus manos entre nosotras y los dos besos, y nos espetó una terrorífica frase: “No os asustéis, ¿vale?, pero…”.
¿Qué había hecho nuestra intrépida protagonista? Algo que nunca hasta entonces había pensado que fuera posible, no por imposible sino por improbable, y que desde ese momento me ha hecho pensar largo y tendido: se había echado colonia de hombre.
Me costó entender que nos había prevenido porque no quería que pensásemos que olía a tío por haber estado con un tío. Ella es lesbiana y su identidad ha seguido un largo camino como para ser cuestionada de una manera tan estúpida. Y es que se había echado colonia de hombre por una razón bien simple: le gustaba su olor.
Su hazaña me hizo pensar en cuántas cosas se siguen considerando prototípicamente de hombre o de mujer sin que haya razones válidas para sustentarlo. Hemos avanzado mucho, sí: hoy las mujeres visten pantalones y algunos hombres se atreven con las faldas, la longitud del pelo ya no es distintiva de ningún sexo, y se anima a las familias a considerar la mayor parte de juguetes posible como unisex. Así que, ¿por qué creemos todavía que las colonias de mujer deben oler a flores y a frutas, y las de los hombres a… no sé qué? ¿Cuánto micromachismo más hay inoculado en nuestro cerebro para que no lo percibamos, para que ni lo notemos, y por tanto, no seamos capaces de cuestionarlo?
Creo que mi amiga se sentía a la vez avergonzada y valerosa, esa mezcla de sentimientos que sólo provocan las grandes gestas personales, las pequeñas rebeliones individuales. A los pocos días nos enseñó orgullosa su bote de colonia. Para entonces, a mí ya me había dejado de oler a hombre y me olía simplemente a perfume, al perfume que ella había elegido en un acto de libertad personal.
Consciente de una cantidad indeterminable de micromachismo en mis venas, sólo espero conocer a muchas más mujeres que, como mi amiga, me permitan una pequeña transfusión de coherencia y sensatez, un poco de aire fresco entre tanto determinismo patriarcal.
Encantada.
¿Qué había hecho nuestra intrépida protagonista? Algo que nunca hasta entonces había pensado que fuera posible, no por imposible sino por improbable, y que desde ese momento me ha hecho pensar largo y tendido: se había echado colonia de hombre.
Me costó entender que nos había prevenido porque no quería que pensásemos que olía a tío por haber estado con un tío. Ella es lesbiana y su identidad ha seguido un largo camino como para ser cuestionada de una manera tan estúpida. Y es que se había echado colonia de hombre por una razón bien simple: le gustaba su olor.
Su hazaña me hizo pensar en cuántas cosas se siguen considerando prototípicamente de hombre o de mujer sin que haya razones válidas para sustentarlo. Hemos avanzado mucho, sí: hoy las mujeres visten pantalones y algunos hombres se atreven con las faldas, la longitud del pelo ya no es distintiva de ningún sexo, y se anima a las familias a considerar la mayor parte de juguetes posible como unisex. Así que, ¿por qué creemos todavía que las colonias de mujer deben oler a flores y a frutas, y las de los hombres a… no sé qué? ¿Cuánto micromachismo más hay inoculado en nuestro cerebro para que no lo percibamos, para que ni lo notemos, y por tanto, no seamos capaces de cuestionarlo?
Creo que mi amiga se sentía a la vez avergonzada y valerosa, esa mezcla de sentimientos que sólo provocan las grandes gestas personales, las pequeñas rebeliones individuales. A los pocos días nos enseñó orgullosa su bote de colonia. Para entonces, a mí ya me había dejado de oler a hombre y me olía simplemente a perfume, al perfume que ella había elegido en un acto de libertad personal.
Consciente de una cantidad indeterminable de micromachismo en mis venas, sólo espero conocer a muchas más mujeres que, como mi amiga, me permitan una pequeña transfusión de coherencia y sensatez, un poco de aire fresco entre tanto determinismo patriarcal.
Encantada.
Mi colonia es Euphoria for Men de Calvin Klein. La primera vez que compré un bote tuve que escuchar una perorata de la dependienta: "Es de chicos, ¿lo sabes? Pero, ¿estás segura de que ésta la que quieres y no ésta?" (y me señala la de mujer). Sí, estoy segura. Segurísima. Aunque no lo parezca, echarse una simple colonia "de hombres" siendo mujer sigue considerándose, hoy por hoy, como una provocación. Lo tengo comprobado.
ResponderEliminarp.s. olvidé decir que hay colonias y colonias, claro. Porque entre Varón Dandy y Carolina Herrera, pues... este... que recupero mi lado femenino, vamos :-)
ResponderEliminarjajaaaaaa, me parto con el último comentario de Ave... yo odio CH así que pffff, no no creo que pudiera ponerme varon sandy!! jajjaaa
ResponderEliminarfarala la tengo olida (un frasco en mi casa porque me lo compré al poco de abrir el blog) pero tampoco me la pondría...
lo peor es que por lo que tengo entendido echan feromonas en las colonias supuestamente para atraer al sexo opuesto e incluso ya asociamos las flores con las mujeres, y las maderas con los hombres
los citricos suelen ser unisex... ainssss qué mundo tan tonto habitamos...
Tú cállate que mira qué nick tienes, guapa :-O
ResponderEliminarijijijiji.
Huy si os gustan los olores a madera... ¿conocéis las colonias de O Boticario? (sí, soy una friki)
http://internet.boticario.com.br/portal/site/internetbr/
ResponderEliminarAquísssss.
Ay. Yo una vez tuve un ligue brasileño. Chico. Y usaba de estos. Sería el perfume. Sería.
Y CH si no recuerdo mal lleva esencia de pimienta. Picantona picantona, vamos.
ResponderEliminarAy Encantada, que te voy a llenar el blog de gilipolleces. Es la vanidad.
Pues aquí divagando me preguntaba qué perfume utilizan la Condesa y su asistenta, que parece que les va fenomenal, oye.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/user/anaisnen3#play/uploads/4/-WAZ77wi_So
(ver a partir del minuto 9 más o menos, que es donde está el tomate)
Vaya, pues admiro a tu amiga. Y es verdad que hay micromachismo por todas partes y eso tiene que acabar.
ResponderEliminarSaludos!
Me alegro que tu amiga tenga esas ideas, siempre sera libre...
ResponderEliminarbesotes de esta peke.
pd. te espero por mi rincon con una taza de cafe, si gustas...
Llevo toda la noche soñando con botes de perfume.
ResponderEliminarNo es justo.
Guao...transexualismo olfativo...
ResponderEliminarLa verdad a mi siempre me han gustado mas las colonias de hombre que las de mujer, en ocasiones las convino entre sí. Es un nuevo terreno donde desafiar el determinismo de género.Saludos
va para cicutarsénica: me gustó el fallido de 'convenir' por 'combinar', muy apropiado :)
ResponderEliminary ahora sí mi opinión:
ResponderEliminarbueno no tengo opinión, más allá de que convencionalismos hay de todos los colores (mejor dicho de dos colores: rosa o celeste) y a cada paso... pero si es por gustos, por transgredir o por probar, como he contado ya varias veces, Vero y yo hemos usado perfume de hombre y hasta calzoncillos durante un buen tiempo... y me gustaría volver a aquellas épocas :)
personalmente desistí de seguir usando el perfume en el trabajo cuando un idiota comentó que había olor a perfume de hombre y yo no me atreví a contestarle... hoy creo que acusaría recibo y lo dejaría flipando por 'meter las narices' donde no lo llaman, ja
Vaya, vaya, y yo pensando que mi amiga era original... ¡y resulta que sois legión! Qué bueno, me ha encantado el descubrimiento.
ResponderEliminarAve, me alegra especialmente haber sacado el tema por ti. Veo que te ha llegado al corazoncito, jajaja :P
Pues el otro día en el Alcampo me quedé mirando "Brummel", y es que yo la usé como año y medio, y me encanta, pasó por mi cabeza comprarla de nuevo... pero no me sentí fuerte para volver a escuchar a mi madre decirme que era de tío. Bueno, realmente me diría: Hija... pues ya lo que te faltaba... usar colonia de hombres.
ResponderEliminarJajaja... Anímate, mujer; ahora ya puedes decirle a tu madre que hay un montóóóóóóón de chicas que usan colonia de hombre. Quizá hasta ella pueda encontrar una que le guste :D
ResponderEliminar"Cuánto micromachismo más hay inoculado en nuestro cerebro"..¡qué expresión más acertada! acertado tipo Cortázar, acertadísimo.
ResponderEliminarPues no me la he inventado yo (ni Cortázar, jeje), lo de "micromachismo" lo he leído por ahí (y lo de "inoculado" también) :D
ResponderEliminarA mi me parece muuuuuy bien que cada quien use lo que le gusta sin limitarse por los códigos sociales, quién decide a qué huele un hombre y a qué huele una mujer?? que cada quien huela a lo que quiera!!! :):) y se vista con lo que quiera y así sucesivamente, si alguna vez la sociedad se acostumbró a que las flores son para las mujeres y la madera para los hombres pues también se puede acostumbrar a que cada quien huela a lo que le guste :)
ResponderEliminarY a pesar de que nadie debería decidirlo... ¡el caso es que lo deciden! ¡Las mujeres olemos a flores y los hombres a madera! ¿En qué mundo vivimos?
ResponderEliminarLo bueno es que, poco a poco, podemos ir cambiándolo.