Escuchaba hoy en el telediario lo que la candidata pepera para Cataluña había dicho en el programa de Tengo una pregunta para usted. De no ser porque esa señora podría ostentar el poder ejecutivo (en Cataluña, lo dudo, pero en algún otro lugar) me habría parecido una sarta divertidísima de insensateces, perfecta para explicarles a mis alumnas y alumnos lo que es la incoherencia en un discurso.
Ante la pregunta de qué opinaba sobre el matrimonio igualitario (que no fue expresada así, más quisiéramos), la señora se quedó a gusto añadiendo a los lugares comunes de siempre el novedosísimo de matiz de defender la familia tradicional a ultranza a pesar de que su propia familia no seguía ese esquema. Ni corta ni perezosa, remató su hazaña alegando que, si ella había llegado a formar una familia monoparental, había sido por “decisiones de la vida” (literalidad arriba o abajo, porque la intérprete duda y la versión catalana apenas se escucha).
¿Perdón?
Hasta donde yo sé, la decisión de acostarse con un hombre, o bien de someterse a un tratamiento de reproducción asistida, no son “decisiones de la vida”, sino decisiones que toma una mujer concreta, más o menos conscientemente, con mayor o menor responsabilidad. Pero no es “la vida” la que te lleva de la mano a la consulta del ginecólogo, ni quien te desnuda mientras un hombre te espera tumbado en la cama.
No sé a qué se habrá querido referir exactamente, pero intuyo (corríjanme si me equivoco) que la señora quiso decir que haberse convertido en madre fue una de estas cosas que te pasan sin previo aviso, sin ningún control ni voluntariedad por tu parte, y con la consecuente exención de responsabilidad. Desde luego, a mí no me gustaría que esa mujer que se lava las manos ante mi existencia me criara, y mucho menos desearía crecer y desarrollarme en la convicción de que mi familia está incompleta o es defectuosa. En fin, que cada quien se haga su propio examen de conciencia y decida qué clase de personas debería formar familias y qué clase no.
Lo divertido de todo esto es que, precisamente, ser homosexual sí que es una “decisión de la vida”. Sin previo aviso, sin ningún control ni voluntariedad por nuestra parte, y con la consecuente exención de responsabilidad por, simplemente, ser. Sin embargo, nosotros no reclamamos que se reconozcan y protejan las familias que creamos como quien tropieza con una rama, sino que pedimos igualdad de derechos para hijos y progenitores independientemente de su condición, haciéndonos plenamente responsables de los deberes que esa decisión libremente tomada conlleva, especialmente en una sociedad que nos estigmatiza, hostiga y amenaza un día sí y otro también.
Yo no soy responsable de mi lesbianismo, pero sí lo soy de haber decidido exteriorizarlo y vivirlo, de haber formado una pareja, de luchar cada día por nuestra integración en la sociedad y de planear formar una familia. La vida decidió por mí una parte, pero yo he decido el resto, con responsabilidad y orgullo, con alegría y determinación. Y como cualquier persona sensata puede comprender, los esperpentos que semejante oradora suelte por su boca no van a desmerecer ni un ápice la legitimidad de mis decisiones y de las que toman aquellos que son como yo.
Lástima que tanto tonto de los cojones vaya y les vote (en Cataluña no, pero aquí sí).
Cabreada (y encantada de estarlo).
Ante la pregunta de qué opinaba sobre el matrimonio igualitario (que no fue expresada así, más quisiéramos), la señora se quedó a gusto añadiendo a los lugares comunes de siempre el novedosísimo de matiz de defender la familia tradicional a ultranza a pesar de que su propia familia no seguía ese esquema. Ni corta ni perezosa, remató su hazaña alegando que, si ella había llegado a formar una familia monoparental, había sido por “decisiones de la vida” (literalidad arriba o abajo, porque la intérprete duda y la versión catalana apenas se escucha).
¿Perdón?
Hasta donde yo sé, la decisión de acostarse con un hombre, o bien de someterse a un tratamiento de reproducción asistida, no son “decisiones de la vida”, sino decisiones que toma una mujer concreta, más o menos conscientemente, con mayor o menor responsabilidad. Pero no es “la vida” la que te lleva de la mano a la consulta del ginecólogo, ni quien te desnuda mientras un hombre te espera tumbado en la cama.
No sé a qué se habrá querido referir exactamente, pero intuyo (corríjanme si me equivoco) que la señora quiso decir que haberse convertido en madre fue una de estas cosas que te pasan sin previo aviso, sin ningún control ni voluntariedad por tu parte, y con la consecuente exención de responsabilidad. Desde luego, a mí no me gustaría que esa mujer que se lava las manos ante mi existencia me criara, y mucho menos desearía crecer y desarrollarme en la convicción de que mi familia está incompleta o es defectuosa. En fin, que cada quien se haga su propio examen de conciencia y decida qué clase de personas debería formar familias y qué clase no.
Lo divertido de todo esto es que, precisamente, ser homosexual sí que es una “decisión de la vida”. Sin previo aviso, sin ningún control ni voluntariedad por nuestra parte, y con la consecuente exención de responsabilidad por, simplemente, ser. Sin embargo, nosotros no reclamamos que se reconozcan y protejan las familias que creamos como quien tropieza con una rama, sino que pedimos igualdad de derechos para hijos y progenitores independientemente de su condición, haciéndonos plenamente responsables de los deberes que esa decisión libremente tomada conlleva, especialmente en una sociedad que nos estigmatiza, hostiga y amenaza un día sí y otro también.
Yo no soy responsable de mi lesbianismo, pero sí lo soy de haber decidido exteriorizarlo y vivirlo, de haber formado una pareja, de luchar cada día por nuestra integración en la sociedad y de planear formar una familia. La vida decidió por mí una parte, pero yo he decido el resto, con responsabilidad y orgullo, con alegría y determinación. Y como cualquier persona sensata puede comprender, los esperpentos que semejante oradora suelte por su boca no van a desmerecer ni un ápice la legitimidad de mis decisiones y de las que toman aquellos que son como yo.
Lástima que tanto tonto de los cojones vaya y les vote (en Cataluña no, pero aquí sí).
Cabreada (y encantada de estarlo).
Ultimamente me pasan cosas paranormales. Mientras leía tu entrada, tenía de fondo las noticias de telecinco (sí, me gustan las emociones fuertes - en realidad es que no cambio de cadena después de ver el rosco de pasapalabra, uno de mis grandes vicios-).Bueno, que desvarío.
ResponderEliminarLa cosa es que estaba leyendo tu entrada cuando ha salido la susodicha haciendo campaña por las calles de cataluña. He tenido miedo. ¿Me estarán observando?.
También la he escuchado en las noticias de TVE - Amo a Ana Blanco- y sí, también me ha cabreado. Vamos, dan ganas de tirarle un zapato como a Bush -pero sin errar el tiro- Apoyo tu cabreo. No digo más.
=) Besos
El nivel de quienes se dedican a la política cada vez es más bajo, así que no es extraño escuchar discursos incoherentes. Yo prefiero escuchar otras cosas.
ResponderEliminarLOL
ResponderEliminarcomo decimos en mi país... NADIE PUEDEEEEE!!
apoyo lo del zapato ;)
y me encanta que estés de vuelta por acá.
es muy fuerte la verdad. lo peor es cuando sospechas que ni siquiera CREE lo que dice: son respuestas prefabricadas por sus asesores de campaña. Ya le vale.
ResponderEliminarFantástico post! Aunque yo no me preocuparía mucho por la solidez de su mensaje.. es un loro que repite a pies juntillas el guión del partido. La verdad es que me divierte bastante la eterna pose de cabreada que tiene nuestra bien querida Alicia Sánchez Camacho.
ResponderEliminarEntiendo tu cabreo.Es super fuerte que esta petarda diga que su familia está incompleta y que espera encontrar un padre para su hijo/a. Vaya defensa de su propio modelo de familia y de su propia capacidad para ser madre!
ResponderEliminarSencillamente, una retrógrada ignorante.
Esa señora da mucho miedo, aunque la verdad es que no sé si asusta más o menos que Camps... con el agravante de que él si tiene posibilidades de volver a gobernar la comunidad en la que vivo y encima por mayoría absoluta...
ResponderEliminarDemagogia barata. Hay que saber escuchar y enteder a esta gente, pobres políticos. Un análisis breve:
ResponderEliminarCómo puede decir que los homosexuales se merecen todos los derechos sociales y civiles y en la misma oración decir: NO ADOPCIÓN, NO MATRIMONIO... bla bla bla? Adopción y matrimonio qué derechos son, derechos marcianos o qué? Además, le está negando la protección al interés supremo que son los niños: a tener un hogar, el derecho a la vivienda, a una familia, A LA FELICIDAD... para ella qué tipo de derechos son estos?
Y familia tradicional... bueh! en el mundo perfecto de esta señora no hay divorcios, no hay muertes, no hay fuerza mayor, no hay abandono? la envidio! A mi las noticias y las estadísticas me dicen a diario lo contrario.
Y si esto pasa en países donde hay marco legal para el matrimonio igualitario... pues la tenemos difícil en los otros donde la lucha va en camino. ¡Qué triste!
Un saludo,
Acabo de descubrir tu blog gracias a ambienteg, voy a hacerme seguidora porque me parece fantástico.
ResponderEliminarEl post es muy bueno, tienes mucha razón.
El PP se está radicalizando hacia posturas más abiertamente intolerantes cada vez más (y eso es grave teniendo en cuenta que nunca han sido el paladín de la tolerancia). Esperemos que esta señora y todos aquellos miembros de ese partido homófobo se lleven un buen "zas en toda la boca" en las próximas elecciones. Porque si no, sinceramete y hablando mal, estamos jodidos.
Yo, por mi parte, pienso hacer en la medida de lo posible, lo que sea para que esta gentuza no se salga con la suya.
Me parece, además, muy hipócrita defender la familia tradicional cuando ella ni siquiera tiene una. O sea, que ella sí puede ser una inconsciente y por su inconscienca acabar embarazada y teniendo un hijo sola, pero nosotras no podemos ser muy conscientes y formar una familia. Al final el resultado es el mismo: modelos distintos de familia. Sin embargo el camino no lo es: ella no lo buscó y por tanto su hijo es un hijo no deseado y nosotras lo buscamos porque lo deseamos. Y ahora yo le preguntaría a esta señora ¿qué es más deseable? ¿que hayas sido el error de tu madre o ser el fruto (porque las dos decidieron tenerte) del amor de tus madres? Yo lo tengo muy claro y creo que las demás, también.
¡Muy buen post!
ResponderEliminarmuy bien dicho
ResponderEliminarcreo que en mi la vida aún está decidiendo