lunes, 30 de mayo de 2011

La asamblea posible


El sábado pasado asistimos a la asamblea del movimiento 15 de mayo en nuestro municipio. Ni el calor abrasador, ni la inexperiencia, ni la votaciones sobre las votaciones le restaron un ápice de emoción al evento.

Lo que más me gustó fue comprobar que el sistema de organización asambleario es posible. Y que las personas que vivimos en nuestra sociedad, teóricamente tan polarizada, podemos tomar decisiones por consenso con una facilidad pasmosa. Sólo es necesario saber escuchar y tener un poco de paciencia para que lo que parece imposible a juzgar por el comportamiento de nuestros políticos se haga realidad.

Yo siempre había creído en este sistema, y siempre me habían hecho creer que era una utopía. Sin embargo, ahora que lo he visto con mis propios ojos, ahora que he comprobado su eficacia y su belleza, no pienso renunciar a él. Se acabó para mí la democracia representativa. ¡Democracia participativa YA!

Encantada... ¡y llena de esperanza!

lunes, 23 de mayo de 2011

Una represión invisible


"Si las mujeres no fueron encarceladas durante el franquismo es, simplemente, porque no eran los poderes públicos los encargados de velar por la moralidad de las mujeres. [...] Las mujeres dependían de sus padres, de sus hermanos, de sus maridos, y la represión que el círculo familiar ejercía sobre la vida y la sexualidad de estas se circunscribía al ámbito privado, aunque no por esto era menos terrible".
Beatriz Gimeno, en su Introducción a Primeras caricias.

Desde que hace algunos días leí este fragmento, no paro de darle vueltas. Cuanto más pienso sobre él, más me remueve por dentro, pretendiendo explicar un aspecto doloroso de mi vida que me siento incapaz de transmitir con mis propias palabras. Tras numerosas lecturas, no obstante, me atrevo a concluir que la clave está en el término "represión".

Represión. ¿Qué nos viene a la cabeza cuando escuchamos esta palabra? A mí me vienen a la mente las imágenes terroríficas de las personas secuestradas, torturadas y ajusticiadas impunemente por las dictaduras contemporáneas. Veo fotografías en blanco y negro, hombres vestidos de pana con gafas de pasta, mujeres con falda y pelo largo, militares con unas enormes botas de cuero a quienes resulta difícil distinguirles la cara.

La definición de la palabra en el diccionario está conmigo: "Acto, o conjunto de actos, ordinariamente desde el poder, para contener, detener o castigar con violencia actuaciones políticas o sociales".

Desde el poder. ¿Quién ejerce el poder sobre las mujeres? ¿Quién detiene, contiene o castiga con violencia? De pronto descubro, atónita, que los poderes públicos no tienen a las mujeres entre sus objetivos represores porque no es necesario. Porque los círculos familiares, formados por hombres pero también, y sobre todo, por otras mujeres, se encargan de hacer el trabajo sucio.

Tanto tiempo preparándome para luchar contra unos poderes etéreos, para descubrir que el verdadero represor tiene un cuerpo conocido, lleva mis apellidos, y dice, como los otros, como los que no muestran su rostro, que todo lo que hace lo hace por mi bien.

Yo he sufrido y sufro represión. Una represión minuciosamente orquestada, devastadora y constante. Una tortura que horada mi cuerpo y mi alma a través de esa pequeña gota de agua que cae siempre en el mismo punto, volviéndome loca, agujereando las defensas que velaban por mis aspectos más preciosos, las mismas que debieron resultar infranqueables.

Yo he sufrido y sufro represión, pero nunca emplearía esa palabra para nombrarla, porque no se ajusta a mis imágenes mentales. No he sentido botas de cuero sobre mi pecho, no he salido en ninguna fotografía, pero he sido secuestrada en mi propio cuerpo, torturada con miradas, gestos, acciones y palabras, parcialmente ajusticiada a través de una depresión que, día a día, durante años, se ha enseñoreado de mi alma.

No puedo quejarme a ningún gobierno, no recibiré ningún tipo de compensación. Lucharé, asumiré y superaré esta represión (la otra, la nuestra) desde el agujero negro del anonimato personal y social donde muchas acabamos sumidas, incapaces de mostrar una realidad que resulta invisible para los objetivos de lo relevante, de lo histórica y socialmente representativo.

Y sin embargo, el poder reprime las acciones que son consideradas políticas o sociales. ¿Reivindicar nuestra autonomía personal es una acción política? ¿La intimidad de nuestros dormitorios es un hecho social? ¿Reprimirían los círculos familiares con igual fuerza lo exclusivamente individual o personal...?

Empiezo a comprender.
Encantada.

domingo, 22 de mayo de 2011

Reflexionando al Sol


Ayer pasé la jornada de reflexión visitando el campamento de Democracia Real Ya en la Puerta del Sol. No quería dejar pasar esta oportunidad de participar en un movimiento que parece histórico, aunque reconozco que mi intención era más ir a ver qué se cocía que colaborar en alguna acción concreta.

Parte de mi escepticismo lo tenía la avalancha mediática que había provocado el campamento. La idea de que se asemejara, como decían muchos, a las revoluciones que han tenido lugar en el mundo árabe, me hacía esbozar una sonrisa irónica. Creo que nada que se produzca en nuestro país le puede llegar a la suela de los zapatos a lo que han arriesgado, luchado, perdido y ganado nuestros hermanos mediterráneos. La mera posibilidad de sentirnos a su altura me provocaba una vergüenza ajena irrefrenable; a pesar de lo cual, necesitaba comprobar por mí misma en qué andaba metido tanto compatriota, que no por humilde dejaba de ser importante.


Y he de decir que me volví muy contenta, especialmente por la organización del campamento. Lo que había empezado como un pequeño camping urbano, ha terminado siendo una ciudad en miniatura que recordaba a lo mejor de la Comuna de París. Con sus zonas de entrada y salida señaladas, mapas de las secciones en que se dividía a través de callejuelas recién creadas, horarios de actividades, baños, chiringuitos donde poder tomarse un refrigerio a cargo de la concurrencia, biblioteca y hasta guardería infantil, el campamento demostraba que otro mundo es posible. Y no sólo posible, sino tangible, vivible, comprobable para cualquiera que se acercase a la Puerta del Sol.


Otro aspecto que también me gustó fue el uso del nombre de la plaza como símbolo del movimiento. He de admitir que nunca hasta ahora había reflexionado sobre la belleza y el poder de un nombre tan sencillo como "Sol". En Madrid estamos demasiado acostumbrados a "quedar en Sol", "pasar por Sol", "vernos en Sol" o "quejarnos de Sol" como para reparar fácilmente en el nombre de una plaza, centro de nuestra ciudad y de la red nacional de carreteras, que parecía llevar decenios esperando a que alguien se fijara en que estaba pensado para la Revolución. Sol era ahora el Sol de mayo en Madrid, que dora mejillas; la imagen de la Democracia que pedimos, sin distinciones, sin corrupción; el recuerdo del poder primigenio e inalienable de las personas, de la comunidad, de una sociedad que, si quiere, puede.


El ambiente del campamento, además, me contagió rápidamente una esperanza y unas ganas de compromiso que hacía mucho tiempo que no sentía, sumida como estoy en una depresión personal y social que, desgraciadamente, muchos otros ciudadanos del mundo comparten. Participamos en un taller de micromachismos, dimos la vuelta a la plaza bailando al son de los tambores, firmamos los escritos de apoyo al movimiento, gritamos proclamas apartidistas e hicimos bulto en nuestro trocito de acera, justo detrás de una osa y un madroño que apenas eran visibles entre banderas, carteles y personas que se les abrazaban para poder disfrutar de las vistas.


Y aunque hayan llegado y pasado las elecciones, parece que el campamento va a continuar. ¿Hacia dónde? No sé sabe, pero eso es lo más auténtico: se irá decidiendo en las asambleas, como se ha decidido todo hasta ahora, sin violencia, sin alcohol, sin malos olores y con una altura democrática que ya quisieran para sí quienes dicen representarnos.


Jóvenes, niños, mayores y muy mayores, hombres y mujeres seguiremos haciendo ruido para que no nos sigan tomando el pelo sin consecuencias visibles.

Tal vez esto solo sea el principio...


¡Encantada!

viernes, 13 de mayo de 2011

Cuatro años ENCANTADA


¡Cómo pasa el tiempo...!

Mi blog cumple hoy cuatro años y he decidido regalarle un cambio de look.

¿Significa esto un nuevo comienzo, una nueva dirección?

No. Es como un corte de pelo, con todo lo que ello implica: frescura, coquetería, riesgo... y un poquito de vanidad.

Espero que disfrutéis de esta nueva imagen tanto como lo he hecho yo mientras la diseñaba.

¡Encantada!

domingo, 8 de mayo de 2011

Cada cosa en su lugar

 
Últimamente vengo sufriendo un frenesí organizador: saco cosas de los cajones para ponerlas en cajas, saco cosas de las cajas para ponerlas en las estanterías, cambio los libros de lugar, reordeno los archivadores, tiro cajas, tiro hojas, tiro envases de plástico... Por si esto fuera poco, prácticamente a diario me paseo por la casa observándolo todo: recojo lo que no está en su sitio, ideo nuevas ubicaciones, mido los lugares vacíos, me recreo en cualquier detalle, pensativa...

Todo esto podría interpretarse como una locura transitoria, como el efecto alienante de mirar tantas revistas y páginas web de decoración. Cual Quijote por su casa, desde hace poco me estaría creyendo una decoradora andante, que tiene que ganarle la batalla a los rincones vacíos y a las paredes sin gracia.

Sin negar totalmente la interpretación anterior, opino, no obstante, que lo que me ocurre con mi casa forma parte de un fenómeno más amplio que, de pronto, está revolucionando mi vida. Desde hace algunas semanas, de hecho, todo parece buscar su lugar.

Mi cuerpo lo busca, poco a poco, deslizándose silenciosamente por entre sus posibilidades, tapándose los ojos al cruzar los ríos de los malos recuerdos, jugando a atravesar un bosque lleno de peligros y sorpresas, para terminar encontrando los claros de luz.

Mi creatividad lo busca, llevada por la brisa, fresca como una ola recién nacida, impaciente como el animal que espera algo bueno, que se relame y agita su cola, que otea en el horizonte el aroma de lo que se acerca, con las fosas nasales repletas del perfume de la libertad.

Mi corazón lo busca, revolviendo entre el amor, entre los buenos propósitos, escogiendo las maneras de quererse y de querer, de cuidarse y de cuidar, procurando desterrar las brumas de la confusión y la culpa para salir a navegar por el mar de la vida llena de vida, por el mar del amor lleno de amor.

Así, poco a poco, cada cosa se coloca en su lugar.
Encantada.

domingo, 1 de mayo de 2011

¡Feliz día de las MADRES!

Para todas las que luchan cada día porque este sea un mundo mejor y nos allanan el camino a las que vamos detrás.

¡Feliz día de las madres!

Encantada.