lunes, 30 de abril de 2012

El primer año GATUNO


Nuestro V ha cumplido ya su primer año gatuno. Como es un gatito callejero, no conocemos exactamente la fecha de su nacimiento; pero mi novia y yo hemos elegido un día aproximado que nos gustaba.

Dicen que los gatitos se "calman" cuando cumplen un año, pero V no parece seguir esta regla no escrita. A él le encanta correr, saltar, perseguir y morder peluches, maullar a los pájaros, olfatear todo lo desconocido...; pero, sobre todo, le gusta que juguemos con él varias veces al día. Así que, aparte de saber pedirnos comida o que le abramos una puerta, ha aprendido a exigirnos los ratitos de juego que, al parecer, le debemos.

En general, la experiencia de haber adoptado a V está siendo muy buena. Para mí es una alegría saber que nos está esperando cuando llegamos a casa, o que va a dormir a los pies de nuestra cama, o que si me levanto de noche porque no puedo dormir, él acompañará mis desvelos. Desde que vive con nosotras, nos hemos convertido en una familia interespecie que nos regala muchos momentos de felicidad.

El único (aunque importante) problema de convivencia que tenemos con V es que muerde. No es un gatito que arañe (aunque gasta unas uñas poderosas, porque no se las cortamos): él se arranca a bocados directamente cada vez que algo no es de su agrado.

Después de leer mucho sobre el tema, puedo asegurar que alrededor de un 20% de mordiscos son el resultado de unas ansias de juego no satisfechas. Es decir, que si no jugamos con él hasta la extenuación cada vez que nos lo pide (lo cual es imposible), se busca su propio entretenimiento, el cual suele consistir en acecharnos tras una puerta y mordernos en los tobillos y las piernas. Como estos mordiscos son una parte del juego, no suele hacernos daño; aunque a veces acabamos arrastrando un gato enganchado en la pierna por media casa.

Otro 20% de los mordiscos obedecen a lo que algunos expertos denominan los "desórdenes mentales" de los siameses. Como no he tenido otro gato de otra raza, no puedo saber si los siameses están mentalmente desordenados o no, pero hasta nuestro veterinario nos ha preguntado por ello, ya que, al parecer, estos gatos tienen una forma de ser un tanto "peculiar".

 Así que una puede estar sentada tan tranquila, a una distancia prudencial del gato y sin hacer nada en particular, cuando de repente, ¡zas!, V se te lanza a un brazo, te hace "el cangurito" (le pusimos este nombre tan mono cuando era pequeño, pero ahora deberíamos llamarlo algo así como "la muerte súbita", porque consiste en engancharte con los dientes, sujetarte con las uñas y cocearte con las patas traseras; vamos, que en un par de segundos te avía el brazo para un mes) y después se marcha tan tranquilo, como si no hubiera pasado nada. Desde luego, si esto no es la muestra de un frustración inconsciente, que baje Dios y lo vea.

Pero la mayor parte de los mordiscos (ese 60% que me he dejado para el final) están causados por el hecho de que mi novia y yo padecemos el "síndrome de Elvira". ¿Cómo? ¿Que todavía no conoces a Elvira...? Sí, mujer, sí, esta niña que es todo amor...


En fin, que nuestro V puede ser un manías y un cansino, pero también es verdad que lo tenemos agobiao. Me imagino el estrés que debe sentir cada vez que nos ve acercarnos con los brazos estirados y la voz de pito, pero es que... ¡es tan mono...! Que por muy amoratadas que tengamos las extremidades, no podemos dejar de volver a por más. Se podría pensar que no nos dolerá tanto cuando lo hacemos; pero no, duele, duele mucho, deja marca durante semanas... y seguimos haciéndolo. Patológico, lo sé: por algo lo hemos bautizado como el "síndrome de Elvira".

Supongo que, para que nosotras consideremos que V se ha "calmado", el pobre tendría que alcanzar el Nirvana.

Si algún día pasa, os aviso encantada.

jueves, 26 de abril de 2012

Las lesbianas son


Ayer vi en el telediario una noticia curiosa sobre Google. Al parecer, si ponías en el buscador "Los andaluces son" te aparecían una serie de frases, casi todas peyorativas y tópicas, que demostraban cuán extendido está el menosprecio hacia nuestros compatriotas. Así que había surgido una iniciativa en Internet para hacer búsquedas positivas en relación con los andaluces y así cambiar esta situación. Los periodistas habían repetido esta búsqueda con otras nacionalidades para descubrir nuevos tópicos, algunos de los cuales resultaban positivos.

Inspirada por la noticia, decidí entrar en Google para hacer mi propia búsqueda: "Las lesbianas son". Esperaba poder escribir después un artículo sobre los tópicos que se nos asociaban. Sin embargo, los segundos pasaban y el programa no completaba mi frase. "Las lesbianas son". Nada. Pensé que quizá "lesbiana" no era la palabra adecuada. "Las boll/yeras son". "Las tortilleras son". "Las marimachos son". "Las mujeres homosexuales son". "Las homosexuales son". "Lesbianas son". "Lesbianas". "Lesbiana". "Lesbian are". "A lesbian is". Y la más desesperada de todas: "Las lesbianas somos".

Pensé entonces que tal vez la noticia era un bulo, así que volví a empezar. "Los andaluces son". Y allí estaban las frases completas. Probé con otros términos. "Los gays son". "Los vegetarianos son". "Los profesores son". Había para todos, menos para nosotras.

La frase se completa, lo diga Google o no.

Las lesbianas son INVISIBLES.

Para nosotras no es un tópico, sino una realidad.

miércoles, 25 de abril de 2012

Flora


Comúnmente, Flora es conocida como la diosa romana de los jardines y las flores. Estas advocaciones hacen que sea considerada una diosa menor; sin embargo, su caso es un ejemplo más de la degradación progresiva de lo femenino que ha llevado y lleva a cabo el sistema patriarcal.


En origen, Flora era una diosa de la fertilidad y, como tal, tenía consagrada la primavera. Eternamente joven, Flora protegía la renovación de la vida a través de su poder sobre la fecundidad de la vegetación, pero también de las mujeres, pues su culto estaba asociado a antiguos rituales de origen sexual. El jardín de Flora, siempre abundante, representa además la diversidad presente en la Naturaleza.



Flora protagoniza también uno de los mitos relacionados con la comaternidad, no tan escasos como se cree. Se cuenta que Juno, esposa de Júpiter, deseaba tener un hijo sin la participación de su marido, pues este había engendrado a Minerva sin contar con ella. Para conseguirlo, pidió ayuda a Flora, quien, cortando una flor de su jardín y tocando con ella el vientre de Juno, logró que esta quedara embarazada. Así fue como ambas engendraron al dios Marte.


Aunque este dios suele asociarse a la guerra, los ritos más antiguos lo vinculan, sin embargo, a la fertilidad y la vegetación: no en vano, marzo, el mes dedicado a Marte, trae siempre las primeras flores de la primavera. Durante este mes, además, se celebraban las Matronalia, unas fiestas dedicadas a la maternidad y a las mujeres, donde se hacían ofrendas a Juno, protectora de los partos. Las Matronalia tenían lugar el 1 de marzo, fecha de nacimiento del dios Marte.


Encantada.