domingo, 13 de enero de 2008

En defensa de la familia

Recogiendo, aunque tardíamente, la propuesta para escribir sobre esos presuntos defensores de la familia que, de tarde en tarde, tienen la feliz idea de reunirse en mi ciudad, avergonzándonos a muchos de los que vivimos en ella; he decidido escribir este post, que espero contribuya a crear ese reguero de pólvora que tanto deseamos.

Por mi parte, no tengo siquiera la pretensión de hablar sobre las familias homoparentales, sino que me conformo con escribir sobre la familia tradicional, nuclear, católica incluso; exactamente, la familia que ellos dicen defender y que tampoco defienden: es decir, mi familia de origen.

Mis padres se casaron en una fecha a caballo entre la dictadura y la democracia, cuando el único matrimonio bien visto (y tal vez el único posible, no lo sé a ciencia cierta) era el eclesiástico, y cuando todavía no se había legalizado el divorcio en España. Así que, como ellos mismos dicen, cuando se casaron lo hicieron con el convencimiento de que, quisieran o no, iba a ser para siempre.

No voy a presentar a mis padres como un modelo de buenos católicos, porque, por fortuna, nunca lo fueron. Desde el principio, cuestionaron ciertos preceptos, como el recordatorio que les hicieron en el cursillo prematrimonial de que los hijos los enviaba Dios y que, por tanto, este envío no debía ser entorpecido.

- Entonces, follaremos como conejos y después traeremos los hijos de Dios a la casa de Dios, que es adonde pertenecen.

A lo cual el cura respondió que no se refería exactamente a eso, y mis padres concluyeron que, si no les presentaban una alternativa real, ellos utilizarían métodos anticonceptivos, porque estaban seguros que Dios les enviaría los hijos sin el cheque correspondiente.

Aún así, mis padres nos criaron en la fe católica: nos bautizaron, hicimos la primera comunión, nos recordaron de tanto en tanto que debíamos amar a nuestro prójimo, no ser codiciosos y poner la otra mejilla. Cuando, a los quince años, yo le comenté a mi madre que había llegado a la conclusión lógica de que Dios no existía, ella se llevó las manos a la cabeza, me preguntó con qué clase de gentuza me juntaba para pensar eso, y soltó alguna lagrimilla nerviosa a escondidas.

Hasta aquí, todo perfecto. Dejando de lado algún desliz de juventud, mis padres siguieron al pie de la letra los decretos mínimos de la Iglesia católica para formar una familia nuclear feliz. Heterosexual y heteronormativa, como debe ser.

El problema llegó cuando la realidad superó a la ficción y ocurrió algo imprevisto en este camino recto y armonioso. La hija mayor, ejemplo de toda virtud, resultó ser lesbiana. Así, de un día para otro, sin señales divinas, sin malformaciones congénitas, sin ya me lo imaginaba yo, sin nada. Resultó ser lesbiana y no hubo lágrimas, gritos, humillaciones, amenazas ni chantajes emocionales que lograsen cambiarla.

Hasta los curas más retrógrados saben que tener un hijo homosexual es algo que puede ocurrir, que de hecho ocurre, que no se puede evitar, que no es una cuestión educacional y que no se puede cambiar. La Iglesia, de manera formal, no se atreve a aconsejar más que abstinencia y mucho amor familiar para esos hijos que, nos guste o no, también manda Dios.

Pero como dice el refrán, no se puede estar en misa y repicando, no se puede insistir en la familia nuclear, en el amor entre el hombre y la mujer, en la heteronormatividad como garante de la ley divina y natural, y después pedir clemencia para los pobres desviados.

Porque después de todo eso, no la hay.

Mis padres se educaron en la doctrina del nacional-catolicismo, doctrina que destrozó los cerebros de varias generaciones a base de miedo, de rigidez y de perfecta irrealidad. Cuando les confesé que amaba a una mujer, trataron de seguir siendo los mismos padres amorosos de siempre, pero sus miedos, sus ideas más inconscientes aunque profundamente asentadas, la visión blanquinegra de su infancia, fueron más fuertes que todo su amor. Así es como los ideales de la familia nuclear, de la religión que predica el amor y el perdón, destrozaron mi familia. Fueron esos ideales, y no una realidad incontestable, los que desgarraron el vínculo más sagrado: el que une a unos padres con su hija.

Así que, cada vez que cuatro sacerdotes y tres fascistas se reúnen para rogar por la salvación de la familia, yo me pregunto qué han hecho ellos por la salvación de la mía, si fueron ellos los que sentaron el poso del odio y la intolerancia en el corazón de mis padres, y son ellos los que se regocijan a escondidas de que yo sufra el ostracismo y mis padres el desgarro inenarrable de sentir que han perdido a una hija. ¿Qué familia defienden ellos, si ni siquiera defienden la mía?

Por eso seguiré luchando contra esas ideas que me impiden lograr lo que quisiera, la reconstrucción de mi familia, y que pretenden negarme lo que tendré, que es una familia libre de todo ese dolor, una pareja que seguirá junta siempre que se lo dicte el amor y no la negativa al divorcio, y unos hijos que nadie nos mandará, que iremos a buscar nosotras si así lo deseamos, y que contarán siempre con el apoyo incondicional de sus madres, el mismo apoyo que no tuve yo.

Si alguien defiende la familia, no son ustedes.
Porque ni siquiera son capaces de defender los ideales básicos de su Iglesia: la comprensión, el amor y el perdón.

Encantada de no formar parte de tremenda aberración.

14 comentarios:

  1. Así que sos la hija mayor lesbiana !!! Qué horror !!!( digo, por eso de ser la hija mayor! :P)
    Es importante poder decir que, a pesar de los chantajes emocionales, seguís siendo la que sos.
    Es mejor que esa gente no intente defender nada más que su propia vergüenza.
    Un beso

    ResponderEliminar
  2. Sabés, yo tuve problemas con supuestos defensores de familia también. Fui a un colegio religioso por 3 años y me peleé bastante con una profesora en partícular, que era ultra-sexista y conservadora. Una vez la tuve como profesora en la universidad, y empezó a hablar de la familia, y de como se estaba deteriorando, que ahora era un mero alojamiento. Y todo esto no solo con palabras, los apuntes lo decían y se suponía que yo tenía que repetirlo en un examen. Por supuesto me revelé y le respondí por escrito, con una extensión mayor de la que tenían los apuntes. Me hizo enojar mucho la verdad, porque aquella familia feliz de las propagandas de los 50' no es en verdad una realidad muy común hoy en día, y no tiene por qué llamarse "familia tipo". Todo lo que decía esta profesora me ofendía como miembro de mi familia de orígen y también como futura miembro de familia homoparental! Mis padres están separados hace más de 10 años, ahora mi papá tuvo una hija con otra mujer, y yo estoy orgullosa de mi familia tal como es. También soy la hija mayor lesbiana, pero en mi casa son bastante abiertos, así que si bien les costó un poquito a mis padres al principio, ya está todo bien.

    Esta gente que sale a molestar está tan preocupada por reproducir una imagen que tiene en la cabeza, que se olvidan de lo más importante que es el amor, la comprensión, el respeto. O quizás estén tan frustrados en sus vidas que sienten la necesidad de inmiscuirse en las de los demás...

    The end. Jeje, me pasé. Salu2!!!

    ResponderEliminar
  3. muy interesante esta reflexión, desgarradora a la vez. Es un ejemplo clarísimo de como fomentando el odio estos señores, son capaces de herir familias entersas, de herir personas. Esperemos que cada vez se hundan más en la mmierda, que la gente empiece a abrir los ojos y decida sobre sus sentimientos, no por lo que les digan unos señores egoístas e hijos de la gran... bretaña.

    besos

    kissu

    ResponderEliminar
  4. Aplaudo tu decisión de unirte a esta rebelde lucha en contra de la actitud de la iglesia católica fomentando un tipo de "familia" excluyente con el resto.
    Esos "valedores" de dicha ideología cristiana únicamente pretenden avivar el rechazo y la homofobia entre sus acólitos, por lo que se hace necesario que quienes estamos en el ojo del huracán también nos unamos y hagamos frente a dicha manipulación.
    Un placer visitar por primera vez tu interesante blog.
    Besos multicolores!!

    ResponderEliminar
  5. gracias encantada, la tuya me parece una manera tremenda pero tambien muy efectiva de poner en evidencia la hipocresia fariseica que practica esta gente, el hecho de que traicionan el mismo principio que tanto pregonan representar de defensa de la familia.

    (habia entrado ya dos veces a dejarte un comentario y las dos veces tuve que salir "pitando" :-) )

    ResponderEliminar
  6. Hola!
    Hace rato te leo pero es la primera vez que comento.
    Lamentablemente, suscribo a todas y cada una de tus palabras.
    Si me lo permitis, citaré alguna parte del post en mi blog.
    Saludos

    ResponderEliminar
  7. Completamente de acuerdo, los "defensores de la familia" en España, son unos cuantos individuos repletos de ignorancia que no paran de decir tonterías sin ton ni son y a los cuales los medios de comunicación les permiten decirlas a toda voz.
    Para mí...Ridículos, descendientes de la derecha más rancia y arcaica y de los principios más bajos (o más bien, de la ausencia de principios y de valores).
    Me indigna saber que si vuelven los del partido popular a gobernar, retrocederán, volverán a las cavernas y se encargarán de borrar los derechos (imprescindibles) que nuestro actual gobierno nos concede. Algo que no ha sucedido en ningún país que ofreciera estos derechos!!. Otro detalle que me irrita un poco más es la cantidad de gente homosexual o que apoya a los homosexuales que dice: "uy yo votar no voy a votar a nadie, no iré a las urnas", porque lo único que provocará es que lleguen los que si nos perjudican, señalan y discriminan.
    Un abrazo!!! Muy buen post!
    www.imaginesheandshe.wordpress.com

    ResponderEliminar
  8. Muchas gracias por vuestros comentarios, chicas, han enriquecido muchísimo esta entrada.

    Efectivamente, se aproximan las elecciones, pero yo intento ser optimista y pensar que, de ocurrir lo que no deseamos que ocurra y de volver los que no queremos que vuelvan, nadie tocará esa ley. Sería una aberración legal hacerlo, y por mi salud mental, prefiero pensar que los recursos y otras acciones son sólo faroles para ganar electorado.

    De todas formas, espero que acudamos todos a la urnas y que las elecciones salgan bien :)

    En cualquier caso, no podemos resignarnos a vivir con miedo. ¡Nos defenderemos!

    ResponderEliminar
  9. Interesante escrito y la verdad muy profundo aunke algo bastante injusto en parte.
    Empezare por decir ke soy catolica, pero digamos ke al principio no era muy feliz, pero en un momento tragico de la vida tuve una revelacion sobre el verdadero significado del catolicisimo y no tiene nada k ver con lo ke otros en nombre de Dios nos digan sino en lo que nos dicta una ley.. simple pero ke da mucho trabajo llevarlo a cabo "Amar a los otros como a ti mismo", Para empezar muchas veces no nos amamos ni sikiera a nosotros mismos, por lo tanto ni sikiera puedes entender a los demas. tambien estuve en una iglesia catolica y para mi las monjas son un tema realmente nefasto, pero no todas las monjas son como las de akella escuela y eso lo se muy bien.
    El catolicismo es mal empleado y ha sido manipulado a tal manera ke esta corrrupto como todo lo que el hombre toca en este mundo, incluso el homosexualismo esta corrupto y no pienses ke es ofensa por favor, me refiero a ke hay gente ke toma esta forma de vida como algo para lastimar a otros y hacer cosas grotescas. Pero creo ke muchas personas con estas preferencias no se tienen la culpa, desgraciadamente el hombre le teme a lo ke no entiende, y lo ve de una forma monstruosa.
    El respeto es muy importante, es triste ke mucha gente ke se llama asi misma sacerdote o catolica no lo entendia, soy un tipo de persona algo extraña me lo dicen mis amigos escepticos muchas veces, como es posible que pueda compartir con ellos puntos de vista si soy una creyente, pero eso no tiene nada ke ver con la persona moral y llena de ancias de conocimientos ke soy.
    Realmente todos no importa como deberiamos RESPETAR, por ke se trata de eso, el respeto lleva a muchas cosas, cosas positivas para todos.
    No comparto la experiencia de ustedes pero tengo amigos ke si, y son los amigos mas maravillosos y especiales ke tengo.
    saludos

    ResponderEliminar
  10. Yo también pienso que lo importante es el respeto mutuo. Pero la jerarquía eclesiástica no respeta a gran parte de las personas que habitamos en este mundo, entre ellas, las mujeres y los homosexuales.

    Por otro lado, dudo mucho que alguien se "haga" homosexual por ningún motivo, uno lo es o no lo es. El desarrollo posterior de la personalidad o, en su defecto, de una máscara que haga las veces de personalidad, es algo complejo que no resulta fácil juzgar. Las personas que hacen cosas "extravagantes" tienen una historia que en parte puede explicar sus conductas. Y creo que, por muy extravagantes que sean, por muchas conductas autodestructivas que lleven a cabo, merecen nuestro repeto, nuestra comprensión, y si es posible, nuestra ayuda.

    Yo también conozco gente creyente de la que me siento orgullosa y que respeto y quiero a pesar de que no tengamos las mismas ideas.

    Ojalá todo el mundo fuese así.

    ResponderEliminar
  11. lei tu post y dejame decirte que sólo percibo a alguien con mucho dolor y odio en su corazón (lo que es lamentable por cierto), para tu pena es la religiosidad (costumbres, ritos, etc) de tu familia lo que te llevó a eso (gracias a Dios que Jesús no es religion), y el proclamar tu lesbianismo, no te hace mejor, más bien deberia darte verguenza, porque es lo mismo, igualito, que si un violador de niños lo dijera por este medio y se sintiera orgulloso de serlo, pues lo tuyo, te joda o no, es un pecado como cualquier otro... espero que puedas encontrar alguna vez al verdadero Dios y su misericordia... bendiciones

    ResponderEliminar
  12. Hola Encantada:
    Me ha gustado mucho tu post, es sincero, emotivo y muy claro en lo que expresa. Por si te sirve de consuelo, hay algo peor que ser la hija mayor lesbiana: ser la hija única lesbiana. Es mi caso. Y rizando el rizo, cuando tu mujer también es la hija única lesbiana, figúrate. Es también mi caso. Respecto a los ultras de la Iglesia tramontana: afortunadamente no todo el mundo es así. La actitud anti-gay está muy extendida en la jerarquía y en las sectas ultraconservadoras. Pero muchos curas y monjas de a pie no tienen la mente tan cerrada, ni tampoco creen que Dios sea como dice Rouco y sus secuaces que debe ser. Pero a toda esta gente se la silencia y amordaza. Nosotras hemos tenido apoyos puntuales en amigos sacerdotes. Existir existen, aunque son poquitos y lógicamente tienen que andarse con pies de plomo; porque a la menor, como el obispo se entere de que tiene amistades "no apropiadas", se juega la sotana. En fin, mucho ánimo y mucha suerte. Y paciencia con los pitecántropos estos, que ya nos hacen bastante daño como para encima tomarlos en serio. Un abrazo.

    ResponderEliminar

¡Encantada de leerte!