Una amiga mía lleva un tiempo planeando y poniendo en marcha un proyecto cultural dirigido a mujeres lesbianas, proyecto que la emociona y motiva profundamente, y en el que ha depositado muchísima ilusión. He de decir que mi amiga carga sobre sus hombros con un largo y difícil camino de lucha contra la homofobia interiorizada, y que este proyecto representa para ella un hito en relación a su salud, su desarrollo personal y su compromiso social. He de decir también que, junto a este proyecto, ha puesto en marcha otros parecidos cuyo objetivo es fomentar el conocimiento entre razas y culturas diferentes, y la participación y el desarrollo de personas con discapacidad intelectual.
Sin embargo, poco después de darlo a conocer, ha recibido ciertas críticas que le han resultado muy dolorosas, ya que ha sido acusada de plantear un proyecto discriminatorio al dirigirlo exclusivamente a mujeres lesbianas. Como colofón, parece ser que dichas críticas han surgido de una mujer que se identifica como miembro de nuestra comunidad.
Para mí, este contratiempo no es más que la piedra que nos encontramos en todo camino, con la que debemos contar incluso como aliciente para mejorar y crecer, nunca para desanimarnos o cuestionarnos lo obvio. Sin embargo, a raíz de ello me ha surgido la necesidad de repasar un concepto que, al parecer, debe resultar desconocido para ciertas personas: se trata de la discriminación positiva.
Según la Wikipedia, la discriminación positiva consiste en “establecer políticas que dan a un determinado grupo social, étnico, minoritario o que históricamente haya sufrido discriminación a causa de injusticias sociales, un trato preferencial en el acceso o distribución de ciertos recursos o servicios así como acceso a determinados bienes, con el objeto de mejorar la calidad de vida de grupos desfavorecidos, y compensarlos por los perjuicios o la discriminación de la que fueron víctimas en el pasado. Se pretende entonces aumentar la representación de éstos, a través de un tratamiento preferencial para los mismos y de mecanismos de selección expresa y positivamente encaminados a estos propósitos. Así, se produce una selección “sesgada” basada, precisamente, en los caracteres que motivan o, mejor, que tradicionalmente han motivado la discriminación. Es decir, que se utilizan instrumentos de discriminación inversa que se pretende operen como un mecanismo de compensación a favor de dichos grupos”.
Por tanto, un proyecto cultural dirigido exclusivamente a mujeres lesbianas no pretendería sino emplear los motivos por los que somos discriminadas de manera generalizada en la sociedad (ser mujeres homosexuales) de forma positiva y compensatoria de dicha discriminación. Las personas que no cumplan con la condición, entiendo, no deberían sentirse discriminadas porque, precisamente por tratarse de discriminación positiva, se presupone que encontrarán numerosos o, al menos, suficientes espacios a los que dirigirse, lo cual no ocurre con el colectivo al que se dirige el proyecto.
La verdad es que yo lo veo bien claro, y me parece que criticar por discriminatorias las acciones que pretenden una compensación solo evidencia la ceguera ignorante de quien critica. Por supuesto que la discriminación positiva resulta controvertida, pero las opiniones más inteligentes van por otros caminos, como el de plantearse si este tipo de acciones realmente pueden paliar la discriminación de los grupos a los que se dirigen o si por el contrario contribuyen de alguna manera a perpetuarla.
En cualquier caso, me parece que este caso es parecido al de las mujeres que defienden el patriarcado: el típico síndrome de Estocolmo por el cual las personas sometidas le dan gracias a quien las somete, o buscan su agrado, o participan de sus opiniones. Un caso triste e incomprensible, una trampa más del sistema.
Encantada de denunciarlo.
Sin embargo, poco después de darlo a conocer, ha recibido ciertas críticas que le han resultado muy dolorosas, ya que ha sido acusada de plantear un proyecto discriminatorio al dirigirlo exclusivamente a mujeres lesbianas. Como colofón, parece ser que dichas críticas han surgido de una mujer que se identifica como miembro de nuestra comunidad.
Para mí, este contratiempo no es más que la piedra que nos encontramos en todo camino, con la que debemos contar incluso como aliciente para mejorar y crecer, nunca para desanimarnos o cuestionarnos lo obvio. Sin embargo, a raíz de ello me ha surgido la necesidad de repasar un concepto que, al parecer, debe resultar desconocido para ciertas personas: se trata de la discriminación positiva.
Según la Wikipedia, la discriminación positiva consiste en “establecer políticas que dan a un determinado grupo social, étnico, minoritario o que históricamente haya sufrido discriminación a causa de injusticias sociales, un trato preferencial en el acceso o distribución de ciertos recursos o servicios así como acceso a determinados bienes, con el objeto de mejorar la calidad de vida de grupos desfavorecidos, y compensarlos por los perjuicios o la discriminación de la que fueron víctimas en el pasado. Se pretende entonces aumentar la representación de éstos, a través de un tratamiento preferencial para los mismos y de mecanismos de selección expresa y positivamente encaminados a estos propósitos. Así, se produce una selección “sesgada” basada, precisamente, en los caracteres que motivan o, mejor, que tradicionalmente han motivado la discriminación. Es decir, que se utilizan instrumentos de discriminación inversa que se pretende operen como un mecanismo de compensación a favor de dichos grupos”.
Por tanto, un proyecto cultural dirigido exclusivamente a mujeres lesbianas no pretendería sino emplear los motivos por los que somos discriminadas de manera generalizada en la sociedad (ser mujeres homosexuales) de forma positiva y compensatoria de dicha discriminación. Las personas que no cumplan con la condición, entiendo, no deberían sentirse discriminadas porque, precisamente por tratarse de discriminación positiva, se presupone que encontrarán numerosos o, al menos, suficientes espacios a los que dirigirse, lo cual no ocurre con el colectivo al que se dirige el proyecto.
La verdad es que yo lo veo bien claro, y me parece que criticar por discriminatorias las acciones que pretenden una compensación solo evidencia la ceguera ignorante de quien critica. Por supuesto que la discriminación positiva resulta controvertida, pero las opiniones más inteligentes van por otros caminos, como el de plantearse si este tipo de acciones realmente pueden paliar la discriminación de los grupos a los que se dirigen o si por el contrario contribuyen de alguna manera a perpetuarla.
En cualquier caso, me parece que este caso es parecido al de las mujeres que defienden el patriarcado: el típico síndrome de Estocolmo por el cual las personas sometidas le dan gracias a quien las somete, o buscan su agrado, o participan de sus opiniones. Un caso triste e incomprensible, una trampa más del sistema.
Encantada de denunciarlo.
Bueno, yo no sabia que existia un lado positivo de la discrimincacion, gracias por ilustrarme.
ResponderEliminarDesde mi punto de vista, es simplemente ver que el mercado esta compuesto de diferentes segmentos y ella escogio el que mas redituable le parece, porque para el caso todos y en todo momento discriminamos a la gente, al clasificarla, etiquetarla y demas.
Me imagino que al liberarse de la homofobia interiorizada, a la artista no le importaran este tipo de criticas que -como bien dices- si se toman de buena manera, ayudaran a que ella afine su trabajo.
Saludos
obviamente todo trabajo en pos de mejorar la calidad de vida del discriminado será visto por los victimarios como discriminación positiva, ya no saben de qué manera jodernos la vida (perdón)
ResponderEliminarNunca llueve a gusto de todas ;)
ResponderEliminarEs envidiable el que alguien haga algo por los demás. No queda mucha gente así.
ResponderEliminarPor otro lado, mi experiencia como lesbiana es que nunca he tenido ningún tipo de exclusión en entornos culturales, que transito y me encantan. Con lo que no entiendo muy bien el porqué de la separación.
Al final si tendemos a separar en vez de a unir no conseguiremos nada.
Nunca he estado dentro del armario, desde el minuto cero de estar con mi chica todo el mundo lo supo. Lo trato de forma natural y de forma natural me responde el entorno.
Cuanto más nos aislemos más nos aislarán...
Somos personas normales. Con quien nos besemos o acostemos, es otra historia. Nos etiquetamos a nosotras mismas bajo la palabra "lesbiana". Yo me quedo con "persona". Lo de ser lesbiana sólo le importa a mi chica.
Felicidades por el blog! y mucha suerte para tu amiga.
Un abrazo.
Tu experiencia es muy positiva y me alegra que la compartas, es muy necesario para todas conocer que la multiplicidad de historias de vida abarca desde la más terrible hasta la más plácida.
ResponderEliminarPero no todo el mundo tiene la misma experiencia que tú, ni siquiera habiéndose comportado de manera natural desde el principio. No siempre lo que una haga determina el comportamiento de los demás.
Por eso creo que es importante respetar las decisiones ajenas y no cuestionarlas. Hay personas que se sienten más a gusto con gente como ellas, y su opción es tan válida como otra cualquiera.
La discriminación positiva sólo pretende proporcionarles un pequeño alivio. Siempre teniendo en cuenta que, sin discriminación alguna en la sociedad, la positiva no sería necesaria. Y por más que nos duela, por más positiva que haya sido nuestras experiencia, todavía hay mujeres que se sienten mejor de ese modo.