He pasado unos días en mi pueblo, donde nadie salvo mis padres y mi hermano saben que soy lesbiana, y donde me veo obligada a ocultarlo. A cada momento, sin embargo, lo recordaba, y mi silencio iba dando una forma redonda a lo que soy. Una forma redonda, incandescente y roja que se albergaba en el lado derecho de mi pecho, allí donde nadie espera encontrar nada importante, excepto la parte superior de mi pulmón.
Cuando me sentía tentada a olvidarlo, a fingir, a idear una vida alternativa, esa pequeña estrella roja latía con más fuerza. Cuando pensaba que tal vez fuera mejor abandonar, elegir, recluirme en un espacio seguro, mi corazón incandescente brillaba con una energía renovada, reconfortando ese lugar desconocido, ese pequeño espacio junto a mi pecho, desde el que irradiaba suficiente calor a mi organismo como para no dejarme desfallecer.
Del mismo modo en que mi estómago digiere sin que yo se lo pida, de la misma manera en que no puedo parar los latidos de mi otro corazón, este nuevo órgano funciona de manera autónoma, recordándome algo que soy entre otras muchas cosas; algo sencillo, natural, fuente de un profundo bienestar siempre que me atreva a dejar que fluya. Surgió sin que yo lo decidiera y amenaza con quedarse en mi pecho hasta que descubra mi manera de vivirme superando cualquier tabú.
Desconozco si seré capaz de encontrarla, ahora que mis miedos campan a sus anchas por mi interior. Pero me alegro de tener uno corazón nuevo a la derecha que me haya prometido velar mi sueño hasta que tenga la fuerza de despertarme y atreverme a salir.
Encantada.
Cuando me sentía tentada a olvidarlo, a fingir, a idear una vida alternativa, esa pequeña estrella roja latía con más fuerza. Cuando pensaba que tal vez fuera mejor abandonar, elegir, recluirme en un espacio seguro, mi corazón incandescente brillaba con una energía renovada, reconfortando ese lugar desconocido, ese pequeño espacio junto a mi pecho, desde el que irradiaba suficiente calor a mi organismo como para no dejarme desfallecer.
Del mismo modo en que mi estómago digiere sin que yo se lo pida, de la misma manera en que no puedo parar los latidos de mi otro corazón, este nuevo órgano funciona de manera autónoma, recordándome algo que soy entre otras muchas cosas; algo sencillo, natural, fuente de un profundo bienestar siempre que me atreva a dejar que fluya. Surgió sin que yo lo decidiera y amenaza con quedarse en mi pecho hasta que descubra mi manera de vivirme superando cualquier tabú.
Desconozco si seré capaz de encontrarla, ahora que mis miedos campan a sus anchas por mi interior. Pero me alegro de tener uno corazón nuevo a la derecha que me haya prometido velar mi sueño hasta que tenga la fuerza de despertarme y atreverme a salir.
Encantada.
me encanta el nuevo órgano que describes, eres muy afortunada de tenerlo. :)
ResponderEliminarestoy segura de que te acompañará fielmente hasta que ya no sea necesario, y en ese momento se apagará, quedando como recordatorio del camino que recorriste.
y estoy segura también de que encontrarás tu manera de ser en el mundo, eventualmente, porque para allá vamos todas, aunque a algunas nos cueste un poquito más llegar.
puedes estar segura de que tendrás compañía en cada paso que des ;)
no sé qué hice mal pero la de arriba era yo =P
ResponderEliminarqué pena que te haya salido así... últimamente elijo no ir donde no pueda ser yo plenamente.
ResponderEliminarPrecioso post Encantada... Reflejada en tus palabras.
ResponderEliminarSi, este órgano nuevo solo aparece cuando los demás le dan importancia a nuestros gustos- lo que por mas idiota que suene, hace que nosotras tambien lo
ResponderEliminarhagamos
"...este nuevo órgano funciona de manera autónoma, recordándome algo que soy entre otras muchas cosas"
ResponderEliminar¡Sublime! No creo que lo queramos olvidar por mala fe, a veces es solo el temor de que "los otros" quieran tapar su luz.
V.
Qué difícil... espero que pronto encuentres el camino para dejar de necesitarlo, solamente por la libertad que debe dar el ir por la vida sin tener ue ocultar cosas importantes...
ResponderEliminarbesos
Al igual que Farala, procuro no estar en ambientes en los que no soy aceptada y mucho menos si no soy bien recibida. Cuando no me queda otra que hacerlo, aprovecho la ocasión para compartir lo poco que hay compartible y luego escapar rápido a mi territorio.
ResponderEliminarHas descrito mi vida.
ResponderEliminarPor cosas del destino he tenido que regresar a mi pais de origen donde viven mis padres (quienes no saben ni aceptaran nunca quien soy) y donde me acompanha el silencio....
Pero como tu dices, hay un nuevo organo que late solito en estas circumstancias. Gracias por tus palabras.
Quisiera tener la posibilidad de salir de mi pais donde reina la intolerancia, los valores ultra tradicionales, y donde es tan pequenho que salir de este closet me aseguraria que tarde o temprano mi familia se enterara... eventualmente mis padres tambien.
Pero saldre. Mi corazon late por un amor lejano y espera el reencuentro... en tierras lejanas y tolerantes.
Adelante..
totalmente identificada en mi vida de hace unos años, ahora ya respiro tranquila.
ResponderEliminarTodo pasa...
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