Hay dos cambios de estación que me sientan de maravilla: el comienzo del otoño y el de la primavera. Y como no sé muy bien qué es lo que tienen en común, solo se me ocurre expresarlo diciendo que me gustan los equinocios.
Me encanta la llegada de las lluvias, los cielos plomizos, los primeros fríos. Me gusta sacar los jerseys del armario, dormir la siesta bajo una manta, contemplar las gotas que mojan mis ventanas, sujetar con las manos un tazón de té caliente. Me hace sentirme melancólica, con ganas de volver a mí misma, de recogerme, de recordarme, de leer, escribir y hacerme una bolita.
Pero también disfruto con el regreso del sol, de los paseos, de las ganas de estar en la calle, del buen tiempo. Me gusta guardar el abrigo, salir por la noche con una chaqueta ligera, destaparme mientras duermo y empezar a ponerme morena. Hace que me sienta viva, con ganas de proyectar, de crear, de iniciar cosas nuevas.
Y aunque todos los años sea lo mismo, todos los años vuelven a ilusionarme los equinocios. Me pongo nerviosa, me emociono, me siento aliviada ante la perspectiva de que nunca fueran a llegar. Siento que el ciclo se renueva, que puedo mantener la esperanza porque siempre me quedará el otoño, porque nunca me faltará la primavera.
Lo único que me entristece es que cada año sean más breves.
¡Dejen de robarnos las estaciones intermedias!
sin duda los equinoccios son lo mejor de los climas con cuatro estaciones. aunque la palabra solsticio es insuperable :-)
ResponderEliminarQué bonito post... Yo soy más de primaveras... Pero debo reconocer que me apasiona esa sensación de refugiarme en casa, contemplar la lluvia, llegar a casa y hacerme un té, dormir la siesta con manta. En fin, coincido contigo en todo lo que describes. Y si, también me inspiran más historias que escribir las estaciones intermedias, será que suscitan emociones más intensas. Serán sus luces. No sé.
ResponderEliminarUn abrazo y disfruta de lo que quede de otoño.
Me encanta el otoño. Siento como si las lluvias vinieran a lavar todo y prepararnos para un cambio de piel. Me encanta ese clima cuando aún no hace frío pero ya no hace calor. El mejor otoño lo pasé en Toronto, y me enamoré de los árboles amarillos, rojos y dorados. En México no los tenemos así.
ResponderEliminarMe ha encantado tu blog, un saludo achocolatado, y pásate por el mío que acabo de estrenar:
chocolateparalasdos.blogspot.com
Los cambios nos hacen volver a recordar esas sensaciones....
ResponderEliminarme encanta está época, salir a la calle y fotografiar como se transforma todo es una de mis mejores aficiones.
Te sigo desde hace poco, pero me gusta como escribes, enhorabuena por tu blog!
Me encanta este cambio de estación. Madrid se pone preciosa en octubre y en mayo. Pero aunque coincido con esas sensaciones que plasmas, no me gusta nada cómo llueve en nuestra ciudad...si parece que se acaba el mundo!!
ResponderEliminarEn cambio la lluvia que cae en el norte, una lluvia más cosntante y tranquila me parece maravillosa. Supongo que no existe el lugar perfecto sino los momentos preciosos y el otoño está lleno de ellos.
Besos
Me encantan los momentos de sofa/peli/manta y mas si comparto la manta con mi mujer!
ResponderEliminarDespués de la rutina del verano... salir, terracitas, playa, piscina, quedarte hasta las tantas sin pensar en madrugar... cuando viene el otoño junto con la vuelta de la rutina me encanta tener (cuando se puede)esos momentos de relax en el sofa...
Un día entré en tu blog y desde entonces te sigo! Aunque ahora es cuando he decidido crear uno propio...
http://nightandayblog.blogspot.com.es/
Un saludo!
A ti no te había dejado mi nuevo contacto, visítame que estoy segura que me reconocerás, besitos niña...
ResponderEliminarQué lindo post! Para nosotros, de este lado del mundo, se supone que está comenzando la Primavera. Con un gran "se supone" porque estamos pasando por unas alteraciones climáticas que de primaverales no tienen nada. De todos modos, a sacarnos un poco la ropa de abrigo y a pensar en positivo antes de que el calor nos derrita el cerebro. Jeje!
ResponderEliminarBesos!
Sí, los equinoccios son maravillosos. Cuando llegan las lluvias, se acaban los calores y Madrid reverdece... se enciende como una luz, aunque los días acorten. Lo que más me gusta del otoño es... ¡el cambio de hora! Ya toca pronto... :-)
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