Mediodía después del amor. La gata maúlla tras la puerta cerrada. Son maullidos breves, agudos, intencionadamente lastimeros. Le dejo una rendija y vuelvo al abrazo. La gata entra trotando, pero se detiene. Dedica unos instantes a inhalar la calidez que inunda la habitación. Luego trepa hasta la cama. Parpadea, nos observa y da comienzo el ronroneo. El sonido de su cuerpo se amplifica como eco hasta llenar todo el espacio. Avanza por nuestras piernas. Nos masajea el costado. Frota su nariz contra mi cara antes de bajar por los brazos. Elige el mío como almohada mientras acaricia el de ella con las patas. Cierra los ojos y, al tiempo, su cuerpo calla. En el silencio de nuestro cuarto las tres nos quedamos dormidas. El sol abandona su cenit llevándose los rayos que, hasta hace nada, lo incediaban.
Dulce trío :) Un besote!
ResponderEliminarbelleza de escena, belleza de descripción
ResponderEliminaresos momentos-post son los mejores.....
ResponderEliminarMiau! qué gran momento...y qué bonito lo has descrito...
ResponderEliminarMe encanta el modo de describir ese momento. Un besito bonita!!
ResponderEliminar¡Me haz hecho recordar tantos momentos! Te leo hace un tiempo, te escribo apenas ahora. Me encanta ver en tus historias los reflejos de la mía.
ResponderEliminarUn beso desde México.
Ronroneando me tienes.
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