lunes, 28 de enero de 2008

Andando

He vuelto a salir del armario. Después de las primeras salidas, después de varios años sin poder ampliar el círculo de terrenos liberados, he vuelto a hacerlo. Y la experiencia ha sido más intensa y más profunda de lo que lo fue cualquier vez anterior.

Llevaba varias semanas entrenando en el gimnasio. La idea misma de entrenar simbolizaba ya un pistoletazo de salida para una época de grandes y anhelados cambios. Tras pasar unos meses interminables en la cárcel del silencio, oscura, esquiva y con un terrible sentimiento de desprecio hacia mí misma por no poder siquiera pensar en mover un dedo, por huir de las oportunidades y volver a casa corriendo a lamerme las heridas, he descubierto que las fuerzas que me faltaban ya estaban ahí. He necesitado un largo invierno para acumularlas, pero cuando ya pensaba que jamás lograría reunirlas, me he dado cuenta de que ellas brincaban de ganas de pasar a la acción.

Para salir del armario he utilizado un medio que recomiendo a todas aquellas que se encuentren en la misma situación que yo: el e-mail. Sí, ya sé que una conversación cara a cara es superior se mire por donde se mire, pero no cuando el peso de los fracasos acumulados te doblan la espalda hasta el punto de impedirte estar en pie. Había buscado la ocasión durante todos estos años en cada cena, cada café, cada tarde de compras. En cada conversación telefónica, en cada cumpleaños, en cada celebración. Y siempre con el mismo resultado: nada. Si la ocasión se me presentaba en bandeja (que se me presentó), yo miraba hacia otro lado y sorteaba la oportunidad como quien está inmerso en una carrera de obstáculos, sintiéndome inútil y aliviada a la misma vez. Algo dentro de mí (quién sabe si algo sabio, puesto que aún no conozco el resultado) me esposaba la lengua para impedirme hablar, responder o sugerir. Y así terminé encontrándome a punto de romper toda relación, hasta que abandoné mis prejuicios sobre el parapeto de la pantalla, y simplemente escribí.

Pasaron algunos minutos hasta que me di cuenta de lo que había hecho. Navegaba tranquilamente por internet cuando me sobrevino un ataque de llanto. Lo había conseguido. Había salido del armario. Y la única frase que llenaba mi mente era ese poderoso “Nunca más”. Nunca más tendría que mentir. Nunca más ocultaría lo que soy. Nunca más pondría una excusa para no quedar. Nunca más sentiría que las piernas me fallaban ante un comentario banal. Nunca más ocultaría esa parte de mi vida. Nunca más negaría mi amor. No, al menos, en ese pequeño campo de batalla que había conseguido liberar.

Una mujer lesbiana me contó una vez que, después de pasar por momentos muy dolorosos, después de sufrir, de llorar, de ver con tus propios ojos lo increíble, te sobreviene el sentimiento que nuestra comunidad denomina orgullo. Una capacidad de hacerte cargo de ti misma, un profundo respeto hacia lo que albergas en tu interior. Las primeras veces que salí del armario no sentí nada parecido. Lo hice todo desde la inocencia, desde la ignorancia de lo que me podía ocurrir, de lo que de hecho ocurrió. No había recorrido ni una décima parte del camino que te lleva a sentir el verdadero orgullo. Y aunque ahora sé que todavía me queda mucho camino por recorrer, he visto lo suficiente para verme a mí misma como me vi: una roca en medio de la tempestad, una mujer dispuesta a encarar lo que venga sin dar un solo paso atrás.

Una de las razones que me ha empujado a salir del armario ha sido la necesidad creciente de darle el trato que se merece a mi relación. Mi novia y yo hemos pasado por multitud de crisis, por momentos en los que apenas podíamos recordar nuestro nombre, y sin embargo, hemos mantenido a flote nuestro amor. Aunque la situación presente es la más tranquila que hemos pasado, aún no se parece al futuro que soñamos, y por mucho que podamos entender por qué todavía no estamos donde queremos, no llegaremos allí de repente, un día cualquiera. Hay que hacer el camino, hay que ir conquistando el terreno hasta que le hagamos sitio suficiente a nuestro amor. Un sentimiento demasiado grande para quedarse confinado dentro de un estrecho armario.

Encantada de poder relatar este gran triunfo en mi blog… ¡y sin dejar de hacer abdominales!

13 comentarios:

  1. Mis más gigantezcas felicitaciones!!!

    Espero que ese dia me llegue a mi también...
    Nunca se me hubiera ocurrido la estrategia del e-mail... Es una buena idea.
    Te re felicito nuevamente y espero que estes bien.

    Almita.-

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  2. Cuando me emociono con relatos como los tuyos de repente recuerdo a algunas lesbianas para quienes estar en el armario significa todavía una especie de orgullo... Sí, no me equivoqué, dije: estar DENTRO del armario les significa una especie de orgullo, y pienso en toda esa lesbofobia internalizada, pero no en la impersonal, en la de los libros, sino en la real, en esa cárcel autoimpuesta maquillada de autodeterminación y libre albedrío... y me da mucha rabia...

    besos, y que todo entre ustedes, para bien o para mal, mejore (no es contradictorio, de veras)

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  3. FELICIDADESSS!!! me alegra ver que han comenzado el camino, todo llegará... Solomte puedo decir, decirles a las dos, que para lo que querais este es mi email:lecapricec@gmail.com.
    De nuevo felicidades y adelanteeeee...un fuerte abrazo

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  4. una salida con estilo, y encima sin dejar de hacer abdominales, jooooooooooo que envidia.... lo de los abdominales digo, jajajajajajajaja
    enhorabuena por hacer aquello que necesitabas. Un beso

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  5. Hola,
    Yo usé el chat para contarle a una colega traductora que soy lesbiana.
    Me hacía preguntas y yo las eludía, hasta que me lo preguntó de frente en el chat y no lo negué sino que le conté todo.
    Luego me confesó que lo sospechaba y que quería estar segura, que su mejor amiga (casi hermana) es lesbiana y está en pareja.
    Me reconfortó tanto chatear con ella que ahora lo hago a menudo y me siento más cerca, porque me brindó todo su apoyo...y yo que temía su rechazo.
    Bueno, igual le pedí discresión en mi trabajo, por ejemplo. Eso no pude evitarlo...
    Saludos y muy buen blog.

    Pao

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  6. Hola chicas, gracias por las felicitaciones y mucho ánimo para las que planean hacer algo parecido.

    Tienes razón, Marga, algunas mujeres lesbianas consideran que han decidido de manera absolutamente libre permanecer en el armario y que están contentas con ello. Incluso piensan que las que salimos armamos bulla y nos buscamos problemas que podríamos evitar si quisiésemos. Es una pena que la lesbofobia interiorizada haga tanto daño a algunas, y sin que ellas lo sepan.

    Qué gran sistema el del chat, Pao, me lo apunto por si acaso. ¡Las nuevas tecnologías abriéndonos la puerta del armario!

    Por cierto, que mis abdominales son mentales y sentimentales... la tripa cada día la tengo más fofa y no hay ganas de ponerle remedio :P

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  7. Podría llamar a este momento un deja vú, pues navegando llegué a confirmar mi método. Espero que el internet nos permita salir de cualquier closet, hoyo o pesadilla... y éxito para ambas dos. Apenas empiezo pero es catártico, en efecto.

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  8. Sólo tengo una pregunta: ¿Dentro del armario existe la posibilidad de que te niegues estar en él y tratar de ser "normal" negarte a ti misma y engañar a la verdad?

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  9. Dentro del armario existen muchas posibilidades... a cada cual peor, por supuesto.

    Nada mejor para encontrar una isla con palmera que navegar a la deriva ;)

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  10. Es muy dificil llevar una doble vida, es mas dificil aun siempre hablar con "amigos" y recordar siempre sustituir los pronombres en el momento correcto jamas dejar ir un "ella" y correr a prisa para decir el "el"...
    Me gustaria mucho que llegase un dia en que a los demas le diera igual si en la noche cuando te vas a dormir te abaraza una lechuga, o un hombre o una mujer, me gustaria que llegase el dia en que sigas siendo la misma chica para los demas y no que te vean como "mmm mirala esta es la que sale con fulanita" sin darte cuenta una telarañana de mentiras comienzas a tejer a tu alrededor mientes a tu seres queridos, haces que la persona que te ama te siga la corriente... no quisiera pasar por eso otra vez...
    Mucha suerte que lo estas haciendo bien.
    Jop

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  11. No te conozco ni sé quién eres,
    Felicidades y Enhorabuena

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