lunes, 26 de marzo de 2012

Medianoche


Nuestra casa está en penumbra. Sólo los arabescos de la lámpara de mi mesilla de noche iluminan tenuemente la pared. Echada sobre el lado izquierdo, leo un libro en silencio. Junto a mi espalda, escucho la respiración lenta y profunda de mi novia. A sus pies, nuestro gato se despierta agitado. Se incorpora y me mira con los ojos abiertos. Le lanzo un par de besos y sonrío. Él camina sobre nuestra cama y se hace un ovillo en el hueco de mis piernas. Mi novia gime levemente. Dejo el libro sobre la mesilla y alargo el brazo derecho para apagar la luz. Me sumerjo entre las sábanas, buscando su cuerpo. Nos encontramos en las formas sinuosas que separan el sueño de la vigilia. El gato vuelve a incorporarse y se deja caer del otro lado. El calor de su lomo atraviesa el edredón. Poco a poco, nuestras respiraciones se acompasan. Es casi medianoche cuando llega la calma, sigilosa y profunda. El refugio más cálido de la felicidad.

Imagen de aquí.

7 comentarios:

farala dijo...

uy que me han entrao ganas de acurrucarme tambien yo en esa cama vuestra!!! hjjajajjaaaaaaa

Estela Rengel dijo...

Yo quiero de eso.

encantada dijo...

Tranquilas, tranquilas, que hay para todas, jeje :P

manu dijo...

jejeje...

no hay nada mejor que esos ratos en la noche, de abrazar a la novia antes de dormir. :)

un besazo!

Caminos del Espejo dijo...

Precioso post, Encantada, ¡qué placer leer tan dulce y auténtica descripción de ese instante tan sencillo y al tiempo tan hermoso!! Un besito bonita, y otro para tu chica y el para el gatito!!!!

Anónimo dijo...

... como un cuadro de Johannes Vermeer. Placer intimista.
Gracias por compartir tus pinceladas

Olga dijo...

Mmmm, qué chulada. Parece una "Sonata para edredón y gato" :-) Besitos silenciosos... Shhh

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