martes, 21 de agosto de 2012

La familia CRECE

Pues sí. Este verano, mi novia y yo nos hemos animado a ir a por la parejita. Y como resultado, ahora vive en nuestra casa esta preciosa bebita de ojitos color miel:


Se llama S y fuimos a buscarla a un refugio para animales. En un principio, nos la trajimos en acogida, temerosas de que V no pudiera soportar tener una hermanita. Para facilitar la relación, le preparamos a S una habitación con todo lo necesario (comedero, bebedero, rascador, un cojín a modo de camita, algunos juguetes y el arenero) y sólo la sacábamos de ahí a ratitos, dejando que V pudiera acostumbrarse a su presencia y a su olor poquito a poco.

He de decir que los primeros días fueron espeluznantes. V es un gatito muy miedoso, que puede reaccionar violentamente si se siente amenazado. Y la pequeña S le daba mucho, mucho miedo. Consecuentemente, durante tres o cuatro días se dedicó en exclusiva a bufar, gruñir y salir corriendo. Mi novia y yo (sobre todo yo, para qué negarlo) estábamos aterrorizadas, porque V nunca gruñe ni bufa, y ver cómo lo hacía constantemente resultaba impresionante. Y aunque nos habíamos informado sobre el tema, leyendo y hablando con la gente, nada podría habernos preparado para asistir a semejante espectáculo en directo.

De lo que nadie nos advirtió, y tampoco leímos en ningún sitio, fue de que las hostilidades de V no se dirigirían solo a la gatita, sino también a nosotras. Desde que entramos por la puerta y durante varios días, V no dejó de dedicarnos miradas de odio. Rechazaba nuestras caricias y juegos, dejaba su platito de comida intacto y, por las noches, no aparecía en nuestra habitación. La verdad es que temíamos que la situación superase a V para siempre, y esto nos hizo incluso replantearnos la conveniencia de devolver a S al refugio.

Allí nos habían asegurado, no obstante, que S era una gatita muy sociable, a la que le encantaba estar con otros gatos mayores. Afortunadamente, no se equivocaban, y gracias a su actitud valiente y decidida, fue consiguiendo poco a poco que V aflojara sus amenazas y tolerase sus acercamientos. Así, a los cuatro o cinco días S ya podía estar fuera de la habitación la mayor parte del tiempo, invitando a jugar a V bajo nuestra supervisión. V empezó entonces a darle pequeños zarpazos, sin sacar las uñas, lo que S interpretaba como un agradable reto. Esto fue un gran adelanto, pues hasta entonces V ni siquiera permitía que ella lo rozara.

A la semana de conocerse, felizmente, ya jugaban juntos, y los bufidos y gruñidos habían desaparecido. V volvió a aceptar nuestras caricias, recuperó el apetito y siguió durmiendo a los pies de nuestra cama, como había hecho hasta aquel momento. Nosotras empezamos a dejarlos juntos y solos, y desmontamos la habitación de S, que para entonces había explorado hasta el último rincón de nuestra casa y parecía entender que el futuro de su comedero, juguetes y demás no estaba entre aquellas cuatro paredes.  

Poco después, descubrí algo que me hizo recuperar toda la confianza en la decisión que habíamos tomado de agrandar la familia.

En aquellos días, constantemente se escuchaba a alguno de los dos gatos (o a los dos) corriendo, maullando o trasteando en algún lugar. Sin embargo, una tarde se hizo el silencio. Así que dejé lo que estaba haciendo para recorrer la casa de puntillas, con la esperanza de que S hubiera entendido, por fin, que también se podía dormir durante el día. Pero no la encontraba, ni a V tampoco. Desesperada, me atreví a mirar en uno de los escondites preferidos de V, para comprobar que al menos uno de los dos gatos no se había tirado por la ventana. Y entonces supe lo que estaba ocurriendo.


¡Los gatitos dormían juntos! Me faltó tiempo para correr a por la cámara e inmortalizar el momento. ¡Habíamos traspasado el nivel de mera tolerancia! Después de este hito, mi novia y yo nos decidimos a adoptar a S definitivamente. Y, desde entonces, su relación con V se ha ido afianzando, por más que todavía tengan varios detalles territoriales que negociar. Nosotras estamos muy contentas con la pequeña S, que es muy dócil y cariñosa. Y, aunque a V le cueste reconocerlo, él también parece encantado con su nueva compañera de juegos.

En definitiva... ¡hemos superado la prueba!

11 comentarios:

ribka dijo...

felicitaciones a esta ampliada familia encantada!

llevando años de convivencia con familia gatuna a la cual cada tanto le llega algún nuevo habitante, aprendí que los animales, tanto más sabios que los humanos, siempre encuentran el modo de repartirse el territorio y los mimos, y convivir civilizadamente!

chris dijo...

Ay qué linda es S...y no sabía que V fuese siamés! Me encanta verlos convivir tan a gusto. Sus primar Lúa y Zoe se llevan a ratos, sobre todo porque Lúa es muy juguetona y no deja en paz a mi gordi, que ya es mayor...La parte buena es que desde que Lúa está en casa, Zoe hace mucho ejercicio...

Qué bonita familia habéis creado!

Atticus dijo...

Que gaticos más guapos (como todos los gaticos, lo suyo es belleza natural).
Yo también tuve algunos encontronazos gatunos cuando vino Kitty, la última gatita en unirse a nuestra familia. Felixa, la otra gata que tenemos es bastante territorial y al principio la bufaba bastante. Con el tiempo han aprendido a convivir, aunque de vez en cuando cae algún manotazo por parte de Felixa. Cuando toca algún gato territorial y metes otro gato en casa siempre se lia parda al principio. Felixa incluso bufó a sus propios hijos (que instinto maternal el suyo...) cuando volvieron a casa después de unas semanas fuera.
Yo aún no me he vuelto loca con 5 gaticos en casa, así que 2 son manejables sin problema :P

Nosu dijo...

menuda monada....

Fiamma dijo...

¡S es preciosa! Van a dormir hechos un solo ovillo en el próximo invierno. Felicitaciones para la familia ampliada.

Anónimo dijo...

Son sorprendentes, tenemos mucho que aprender de ellos...
Felicidades

Ana Rach dijo...

He descubierto tu blog, y me a encantado!...tus gatitos son hermosos, nosotras tenemos un perrito, una tortuga y tres bueno casi 4 periquitos de amor, jejeje todo un zoologico no cress?, ahora a tener cuidado con tus gatitos bellos de que no las hagan abuelas! ....igual son bellos, reciban un saludo desde Monterrey, Mexico.

Pena Mexicana dijo...

Felicidades por la nueva integrante de la familia :) siendo macho y hembra en teoría es más fácil que convivan :)
suerte! besos

Anónimo dijo...

Sarita dice: (si, vale, tranquilidad en las masas, me acabaré haciendo una cuenta de algo para dejar de ser anónima, paciencia conmigo)
A pesar de que servidora es mucho más de perros que de gatos solo puedo decir... AWWwwWwWwwwW, cosa más moooona de michi!que ojazos! Enhorabuena por el nuevo miembro de la familia. Eso si, también te acompaño en el sentimiento; verás el pifostio cuando aquí la amiguita se ponga cariñosona... que no hay macho que resista la llamada de la selva, aprufff

manu dijo...

:)

me encantó conocer a tus peques! son hermosos!
me alegro mucho de que finalmente se hayan entendido tan bien.

un abrazo!

Clari dijo...

que lindos! me dan ganas de tener un gatito! yo cuando era joven en casa tenía pero cuando me mude sola deje de tener mascota. en el primer alquiler temporario en buenos aires que hice no me dejaban y el segundo era muy chico... como dicen.. la tercera es la vencida y espero que venga con un gatito de compañía

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