sábado, 12 de enero de 2013

Brotes verdes

La primavera pasada planté unos bulbos de tulipán que había comprado en Holanda. Me hacía muchísima ilusión imaginar mi terraza llena de unas flores tan alegres, así que, durante varios meses, los cuidé con mucho mimo. Pero la primavera pasó, pasó el verano y, cuando llegó el otoño, entendí que los tulipanes nunca germinarían. Y me sentí muy desgraciada. Me embargaba una sensación devastadora de que todo lo bonito me estaba vedado, y que no había nada que yo pudiera hacer para cambiarlo. Así que dejé de regar los tulipanes y ni siquiera fui capaz de sacar los bulbos y guardarlos para el año siguiente: preferí regodearme en la imagen de los bulbos podridos, rodeados de un montón de tierra inservible para otras plantas, afeando las jardineras de mi terraza.
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Y llegaron el invierno y las vacaciones y, un buen día, mi novia mi preguntó si había visto los tulipanes.
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– ¿Qué tulipanes? –respondí yo a mi vez, despistada.
– Los de la terraza.
– ¿Los de la terraza? –volví a preguntar yo, que no entendía a qué terraza se refería.
– ¡Los tulipanes de nuestra terraza! –insistió ella, exasperada–. ¡Que ya han salido!
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Supongo que me costó entender la noticia porque me resultaba absolutamente inconcebible que, durante los meses de calor y de lluvia, mientras los regaba con todo mi cariño, los tulipanes no hubieran crecido; y que, ante el frío, las heladas y el abandono, les hubiera dado por salir. Pero así fue, y, cuando me decidí a acercarme de nuevo a aquellas jardineras que contenían el germen de mis frustraciones, pude observar un montón de brotes verdes, que salían prácticamente de cada bulbo que, tantísimos meses atrás, había plantado.
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Y es que así se las gasta la Vida. Por más que una se empeñe en que es lógico y racional que algo ocurra, por más que una se esfuerce en que así sea, si Ella considera que no es el momento, no hay voluntad humana que pueda doblegarla. Pero cuando la Vida decide que ahora sí, que ahora va a ocurrir aquello por lo que tanto habíamos penado, las circunstancias adversas se quedan en agua de borrajas, pues la Vida se abre camino contra toda lógica, razón e inclemencias temporales.
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Sé que cuando entienda esta norma tan sencilla (que aquí manda la Vida, y no yo), dejaré de sufrir muchísimo. Mientras tanto, volveré a regar mis tulipanes con amor, ahora que mi ilusión y, de rebote, mi esperanza, se han visto renovadas.
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Encantada.

9 comentarios:

arponauta dijo...

hoy mismo acabo de descubrir dos jacintos que enterré hace meses: están brotando. ojalá yo fuera vegetal.

encantada dijo...

¡Lo mismo es que salen en invierno! A mí me habían dicho que no, y había leído que no, pero una ya no sabe qué pensar... :P

Candela dijo...

Qué suerte, yo planté unos bulbos de tulipán hará como dos años y decidieron no salir nunca, ya no creo que lo hagan, pero he plantado unas rúculas que tienen una buena pintaaa! :)

Cuando salgan las flores pon fotos, vale?

Un beso.

encantada dijo...

¡Por supuesto! Si salen (que todavía no las tengo todas conmigo...), voy a estar de contenta que les haré un book, jajaja.

Olga dijo...

Así es, Encantada, así se las gasta la Señora Vida. Hay que fluir con Ella, doblarse sin quebrar como el junco bajo el viento. Recuerda Parque Jurásico: "la vida se abre camino". Besos.

Nosu dijo...

A mí me pasó lo mismo con unas calas. Pensaba que habían muerto, y después de un verano sin regar la tierra que yo creía muerta, empezaron a salir brotes como locos.

Se ve que hay plantas que tienen que reposar.

Qué alegría te daría verlos!

Lenteja dijo...

Yo tengo lo que llamo "amnesia de plantación" ... y me doy a mí misma unas sorpresas y unas alegrías, así a lo tonto viendo como tú que de repente empieza a brotar algo, que sabe dios qué es...Pues lo mismo con la vida oyes...
Besos.Lenteja

encantada dijo...

Jajaja, Lenteja, me he reído un montón con eso de la "amnesia de plantación". A mí me pasa con muchas cosas, y te llevas de alegrías... :P

Maria - Edredones Ajustables dijo...

Hola Encantada
Lo que mucha gente no sabe es que muchas plantas necesitan que sus semillas o bulbos pasen un periodo de frío para poder germinar, la madre naturaleza lo hace así para asegurarse de que no germinan en otoño antes del invierno.
Cuando trabajaba en el laboratorio y hacíamos geminaciones de plantas, muchas semillas las metíamos al congelador dos semanas y luego las plantabamos.

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