Qué mejor manera de celebrar el Día contra la Homofobia que encontrándose con la noticia de que los gays y las lesbianas ya podemos contraer matrimonio también en California. Es una noticia que me parece particularmente hermosa, no sólo por el hecho mismo de que nuestra dignidad haya vuelto a ser reconocida, sino por la manera en la que ha ocurrido.
Así, San Francisco ha sido durante décadas el epicentro del activismo homosexual, una ciudad en la que existe una verdadera comunidad vital de gays y lesbianas. En 2004, su alcalde, el demócrata Gavin Newsom, comenzó a casar parejas del mismo sexo. Tan sólo pudo hacerlo durante un mes, ya que entonces el Tribunal Supremo ordenó que suspendiera las celebraciones, y a los seis meses declaró ilegales todas las licencias matrimoniales que había expedido. No obstante, tanto el alcalde como varias parejas siguieron peleando por sus derechos. Independientemente de la orientación sexual de Newsom, me parece que su actuación fue muy valiente, ya que comprometió tanto su cargo como su persona a un nivel admirable.
Desde el punto de vista legal, las reivindicaciones se apoyaron en una enmienda a la Constitución estadounidense que asegura que “ningún Estado de EEUU podrá denegar a persona alguna, bajo su jurisdicción, la protección igualitaria de sus derechos”. Pero además, tuvieron en cuenta una sentencia del Tribunal Supremo que data de 1948, en la que se amparaba “el derecho de un ser humano a casarse con quien elija”. Lo hermoso de esta historia es que esta misma frase sirvió entonces para permitir el matrimonio interracial, también largamente prohibido.
Me gusta comprobar que nuestra discriminación va de la mano de otras cuya abolición está más cerca que la de la nuestra, porque resulta esperanzador pensar que seguirá un camino parecido. A la vista de su andadura histórica, no obstante, es necesario armarse de paciencia, ya que, aunque el matrimonio interracial se permite desde hace más tiempo que el homosexual, la realidad es que muchas familias se llevan todavía las manos a la cabeza cuando uno de sus miembros decide casarse con una persona de otra raza, y en muchos contextos es algo que sigue estando muy mal visto. Paciencia pero fuerza: el futuro es nuestro.
Feliz día.
Encantada.
Así, San Francisco ha sido durante décadas el epicentro del activismo homosexual, una ciudad en la que existe una verdadera comunidad vital de gays y lesbianas. En 2004, su alcalde, el demócrata Gavin Newsom, comenzó a casar parejas del mismo sexo. Tan sólo pudo hacerlo durante un mes, ya que entonces el Tribunal Supremo ordenó que suspendiera las celebraciones, y a los seis meses declaró ilegales todas las licencias matrimoniales que había expedido. No obstante, tanto el alcalde como varias parejas siguieron peleando por sus derechos. Independientemente de la orientación sexual de Newsom, me parece que su actuación fue muy valiente, ya que comprometió tanto su cargo como su persona a un nivel admirable.
Desde el punto de vista legal, las reivindicaciones se apoyaron en una enmienda a la Constitución estadounidense que asegura que “ningún Estado de EEUU podrá denegar a persona alguna, bajo su jurisdicción, la protección igualitaria de sus derechos”. Pero además, tuvieron en cuenta una sentencia del Tribunal Supremo que data de 1948, en la que se amparaba “el derecho de un ser humano a casarse con quien elija”. Lo hermoso de esta historia es que esta misma frase sirvió entonces para permitir el matrimonio interracial, también largamente prohibido.
Me gusta comprobar que nuestra discriminación va de la mano de otras cuya abolición está más cerca que la de la nuestra, porque resulta esperanzador pensar que seguirá un camino parecido. A la vista de su andadura histórica, no obstante, es necesario armarse de paciencia, ya que, aunque el matrimonio interracial se permite desde hace más tiempo que el homosexual, la realidad es que muchas familias se llevan todavía las manos a la cabeza cuando uno de sus miembros decide casarse con una persona de otra raza, y en muchos contextos es algo que sigue estando muy mal visto. Paciencia pero fuerza: el futuro es nuestro.
Feliz día.
Encantada.
5 comentarios:
es una muy buena noticia, espero con ansias que llegue a la Argentina
sí, soy un poco soñadora
linda la parejita de la foto
un poco butch/femme pero me gusta
nosotras nos casaremos las dos de corbata, por supuesto1 jajaja
La verdad que enterarse de cosas como esa me hace pensar que tenemos un gran futuro por delante.
Más allá de los diferentes grados de evolución del tema en las distintas sociedades occidentales, creo que todos vamos por la misma senda.
El solo hecho de pensar que el matrimonio gay será en algunos años, quiero creer que no muchos, algo corriente me llena de esperanza.
Hartos Besos!
Vi en la tele que Ellen DeGeneres anunció que se casará cuanto antes, ahora que salió la ley en el estado de California. Que suerte, no?
Besos,
alma*
UY, y justo que me han dado por aquí el "sí"...
Un beso
La parejita era un poco butch/femme, pero a mí me gustó el detalle del pelo corto en la supuestamente femme y el largo con flor en la supuestamente butch. Preferí verlas como andóginas ;)
Yo creo que esto es una marea imparable. Cada vez seremos más. ¡Que sí!
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