viernes, 2 de octubre de 2009

Mejor vivir... sin miedo

Uno de los motivos que me empujaron a abrir este blog fue el poder disfrutar de un espacio de anonimato. Anteriormente, tenía otro blog en el que algunos de mis lectores eran gente que me conocía, lo cual me impedía muchas veces expresarme con libertad. En otras ocasiones, y por este mismo motivo, había descuidado mi privacidad, de manera que publiqué alguna información que todavía no estaba realmente preparada para compartir.

Por eso, cuando empecé a escribir aquí procuré ser más cuidadosa y preservar ese anonimato que, a su vez, garantizaba mi libertad. Sin embargo, el tiempo ha ido pasando y mis prioridades han cambiado. Hoy estoy dispuesta a ceder en mi autoprotección a cambio de algo que cada día me resulta más valioso: el privilegio de compartirme con mis lectoras, que a su vez me invitan muchas veces a compartirlas como escritoras. Hoy he comprendido, por otra parte, que la autocensura que nos imponemos no depende tanto de quién lea nuestro blog, como de nuestra seguridad en nosotras mismas, que es algo que cada una debemos trabajar sin excusarnos en otras personas.

Esta evolución en mi pensamiento, este deseo de compartirme, es lo que me ha animado a hablar de una parte de mí de la que me resulta muy difícil hacerlo como lesbiana: mi profesión. Para mí, la profesión más hermosa, la que me realiza cada día, la que aporta sentido a una gran parte de mi vida, la que no cambiaría por ninguna otra. Y también la más difícil de ejercer siendo homosexual: EDUCADORA.

Cuando escribía en mi otro blog, a veces publicaba anécdotas que me ocurrían en mi trabajo: conversaciones con alumnos, actividades que no funcionaban, pequeñas frustraciones y grandes alegrías. Pero poco a poco empecé a tener miedo de “ser descubierta”. La idea de que uno solo de mis alumnos pudiera enterarse de que era lesbiana me aterraba, por eso le puse cien mil candados a lo que escribía, hasta terminar abandonándolo. Y nunca pensé que llegase el día en que, en este otro blog, me animase a retomar el tema.

Sin embargo, después de una primera época de terror, he ido ganando más confianza en mí misma, dejando por el camino, por fortuna, algunos de mis miedos infundados. Hoy creo que, si alguno de mis alumnos, de mis alumnas, leyese este blog, le costaría reconocerme en él, por tantos motivos. Además, dudo que alguno se interesase por leerlo, y en el caso de que tuvieran interés, entonces seguramente no habría de tener ningún miedo a “ser descubierta”, porque probablemente esos alumnos, esas alumnas, tendrían tanto que esconder, o tantas ganas de compartirlo, como tengo yo.

Con este blog, además, he descubierto algo que antes de conocía: la alegría de pertenecer a una comunidad. Ahora siento que no escribo este blog sólo para mí, ni tampoco sólo para hablar de mí, sino que lo hago dentro de una red de lectoras y escritoras que poco a poco construye una realidad: la nuestra, la de las mujeres lesbianas. Y a ella quiero pertenecer también como educadora, enriqueciéndola no ya con mi perspectiva, sino simplemente con mi presencia, con mi propio ser. Creo que guardarse esa información, no compartirla, no asegurar que existimos, sería egoísta y le restaría algunos pasos a ese camino que hemos decidido recorrer en común.

Por suerte, y gracias a la estupenda lista de blogueras docentes que me envió Farala, hoy conozco, además, a otras mujeres con las que comparto profesión y cuya iniciativa de ser visibles, al menos como escritoras de un blog, no sólo me gustaría sino que creo que debo secundar.

Encantada de hacerlo desde hoy.

11 comentarios:

Candela dijo...

Hola, encantada.
Esto de los blogs y de la privacidad tiene su cosa. Una se pregunta que si te conocen cientos o miles de personas de las del día a día, que saben como vives, donde vives, donde trabajas... ¿qué tiene de malo que te conozcan otras cuantas más? Lo peor del cibermundo es que tú te puedes hacer visible y otros saben hacerse invisibles para dar el coñazo (como mínimo). Eso nos recuerda el miedo a los fantasmas. Conforme creces los fantasmas se vuelven más inconsistentes, hasta dan risa. Así que "mejor vivir sin miedo". :)

marga dijo...

Felicidades
Diste un gran paso

Hay tantísimas docentes lesbianas que como vos por lo general esconden su orientación sexual por temor a perder el trabajo o cosas peores, como falsas acusaciones por parte de alumnos, padres o docentes... en realidad si te ponés a pensar, todas estamos expuestas a ese tipo de discriminaciones o calumnias, en una profesión por un motivo, en otra profesión por otro... claro que cuando hay niños de por medio la cosa es más seria, y quizás por eso es tan importante que todas nos demos a conocer, para que nadie piense, o siga asociando la palabra lesbiana con algún tipo de perversión

si todas dieran la cara sería más fácil todavía

un abrazo

Cicutarsenica dijo...

¿Educadora?...vaya, ya somos dos...

Ave dijo...

¡Pues qué bien!
Yo también me cuento, aunque lo mío realmente es sólo a tiempo parcial y por no aburrirme mucho delante de los libros :-S
Soy un mal ejemplo. Jaja.

Amanda dijo...

Mi enhorabuena. Además me pareció genial eso de pensar que nuestra autocensura tiene realmente que ver más con nuestra inseguridad que con cualquier otra cosa.
Cuesta horrores mostrarse a los demás, pero sólo cuando sales a la superficie te das cuenta de lo que te perdías. Ánimo!

Dany dijo...

Primero felicitarte, porque de a poco has comenzado a soltar amarras y has ido liberando a ese maravilloso ser humano que llevas dentro.....estoy enamorada y encantada con tu escritura, tu blog es uno de los pocos que aùn me fascina leer, me siento reflejada en muchos sentidos con tus miedos y procesos internos.

Un abrazo,

dulzura dijo...

Hola encantada!
Te sigo desde los comienzos de tu blog y disfruto mucho leyéndote. Yo también comparto esta profesión y me alegra saber que somos muchas y cada vez más.
Es verdad que nuestro trabajo nos da una cercanía especial con muchas personas, especialmente los alumnos, padres,..ves actitudes y formas de pensar muy variadas y es dificil mostrarnos visibles. A mí me cuesta horrores!
Sigo teniendo mucho miedo a que se descubra mi identidad sexual en este entorno, pero pienso que es inevitable,porque ya llevo bastantes años trabajando en el mismo centro y aunque son pocas personas con las que lo comparto y resulta ser una madeja pequeña cada vez se irá haciendo más grande, o al menos así me lo parece.
Voy asumiendo mejor la idea de que cualquier día lo puede llegar a saber más gente de la que me imagino. Mi actitud ante ello es seguir mostrandome natural, tal como yo he sido, sin dar demasiadas explicaciones, pero progresivamente más visible. No hace falta pegar un salto de atleta, pero nunca debemos de perder esa progresión.
Es necesario que nos apoyemos las unas a las otras y compartamos nuestras experiencias,ya que en este tema yo como muchas de vosotras, me siento muy desprotegida.
Y como es dificil, sería bueno ayudarnos a dar la cara, pues como dice Marga, si diesemos la cara sería todo más facil.

Un saludo a todas!

Anónimo dijo...

Tienes toda la razón... nos autocensuramos y nos hacemos todavía más invisibles. Espero aprender algo de ti.

Nameless soul. dijo...

me encanta :)
ya desde hace tiempo que te leo...
y de verdad que es magnifico
sin miedos ni mascaras...
mejor aun si etiquetas...
ofreciendolo todo y siempre lo mejor.. pero no demasiado..
enhorabuena.!
saludos desde GdL jalisco.!

encantada dijo...

Gracias por vuestro apoyo, chicas, la verdad es que me daba un miedo terrible mostrarme... ¡pero ya se me ha pasado! Y me alivia saber que de vez en cuando podré escribir un post sobre educación :D

A las que sois profes como yo, muchas gracias por compartirlo, creo que compartir esto es algo que nos ayuda a todas a dar esos pequeños pasos cada día y a seguir al pie del cañón en esta profesión tan dura como fascinante. ¡Ánimo!

Erari dijo...

Es una tristeza que, irónicamente, el hecho de ser libre haya significado precisamente el anonimato. Comprendo por completo las razones que tuviste para hacerlo, que muy poco tienen que ver con la aceptación personal que puedas tener, y me da mucho gusto que esa etapa ya haya evolucionado lo suficiente para que ya no tengas ese pequeño temor que te orilló a renunciar a compartir tu identidad. Por una parte porque creo que le sirves de inspiración a muchas mujeres y eso crea un empatía que difícilmente podrás encontrar en tu vida "real" lo cual sin esperarlo también te ayuda a ti y por otro lado por que creo que todo lo que escribes es muy interesante y un material muy valioso para todos y eso definitivamente amerita un reconocimiento un poco mayor. Pero al final, todo queda en cómo tu misma quieras manejar las cosas y creo que lo has hecho de la mejor manera :)

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