sábado, 26 de marzo de 2011

Escribir con la mente

Clara trajo la idea salvadora de escribir con el pensamiento, sin lápiz ni papel, para mantener la mente ocupada…

Hace tiempo que escribo con la mente. Numerosas entradas de este blog han sido compuestas, corregidas y revisadas mentalmente mucho antes de aparecer tecleadas en una pantalla. Escribir con la mente me aleja del vértigo del folio en blanco, permitiéndome divagar como quien dibuja un cuadro abstracto, hasta que las frases van tomando forma poco a poco, sin sentirse forzadas ni empujadas a ser.

El valor terapéutico de esta forma de escribir he llegado a conocerlo en toda su extensión durante estos meses, en los que he sufrido una concentración especial de noches de insomnio. De manera natural a veces, intencionadamente otras, he dedicado esas largas horas nocturnas previas al sueño a escribir textos. Textos autobiográficos, pequeños relatos, entradas de blog e, incluso, el germen de una novela. Tumbada en la cama, con los ojos cerrados y el cuerpo relajado, mi mente ha viajado por innumerables universos literarios, coloreando mis noches en blanco y ayudándome a dormir mecida por el eco de mis propias palabras.

Una de esas noches, antes de apagar la luz de mi mesilla, descubrí por casualidad un hermoso fragmento de La casa de los espíritus, donde Isabel Allende trata precisamente del valor terapéutico de la escritura mental, capaz de hacerte viajar a lugares seguros aun inmersa en el más terrible de los infiernos. Me gustó descubrir que otras personas también utilizan la escritura mental para curarse el alma, sin necesidad de tener una hoja delante o un ordenador, con la esperanza puesta en ese momento futuro en que las palabras puedan salir de nuestra cabeza y adoptar la vida propia de los textos.

… entonces pudo hundirse en su relato tan profundamente, que dejó de comer, de rascarse, de olerse, de quejarse, y llegó a vencer, uno por uno, sus innumerables dolores.

Encantada.

2 comentarios:

W. Von Dunajev dijo...

Cuando yo era muy chica, probablemente hasta demasiado chica para saber escribir, recuerdo noches en que me contaba cuentos a mí misma para dormirme, tapada hasta el cuello. Esa mezcla de sosiego y felicidad que me provocaba inventar historias que terminaban al mismo tiempo en que cerraba los ojos me acompañaría siempre. Mucho tiempo después, en momentos en donde la noche y el día perdían al unísono el sentido ( el insomnio siempre intenta inventarnos un día artificial en medio de una larga noche) lo que llamás escritura mental fue quizá lo único que me sostuvo. Frente a la sintaxis rota del mundo, susurrar palabras insomnes como quien apila ladrillos en un muro.
Te mando un beso y que el dolor pronto termine.

manu dijo...

Apenas leí "Clara..." reconocí La Casa de Los Espíritus. me gusta muchísimo ese libro, como todos los más antiguos de isabel allende. más bien, hasta Paula.

escribir con el pensamiento es algo así como la fase previa a todo lo que hacemos, pero además una actividad en sí misma.

celebro que te haya sido tan útil en este tiempo de oscuridad, en que me imagino que la noche se te hizo día demasiadas veces.

un abrazo! deseo que esta escritura de la mente te acompañe siempre, en los tiempos buenos tanto como en los malos.

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