No sé si será mi torpeza congénita o una realidad, pero cada vez que busco o encuentro páginas web sobre temas lésbicos en español, un 90% son hispanoamericanas. Se podría aducir que, de los 400 millones de hispanohablantes, sólo 40 viven en la Península; pero el caso es que a mí me atufa otra cosa.
Y lo que me atufa es que no encuentro páginas web españolas porque, sencillamente, no hay. Y me pongo a pensar y a recordar los nombres de colectivos patrios famosos y resulta que ninguno es exclusivo de lesbianas. Y lo que es peor: si visitas la anecdótica sección lésbica de los colectivos mixtos, te la encuentras plagada de telarañas.
Así que me arrodillo y beso el suelo por el que pisan nuestras hermanas americanas, que en un ambiente mucho más hostil que el nuestro, consiguen que toda la red tiemble a golpe de caderas. Porque a una humilde españolita que sueña con encuentros lésbicos internacionales, olimpiadas lésbicas y tango para lesbianas, se le hace la boca agua pensando y sabiendo que allí los hay.
Sin dejar de lado la admiración y el quite de sombrero en su honor, vuelvo a mirarme al ombligo, no obstante, y me pregunto, ¿qué pasa con nosotras? ¿Qué nos dan de comer a las lesbianas españolas para que languidezcamos lloriqueando porque lo que nos pasa no le gusta a mamá (esto va por mí, por supuesto)? Se me ocurren muchas respuestas, pero hay una que brilla más que las otras: en España, las lesbianas hemos olvidado qué es el Feminismo.
Para nada quiero echar en cara a las que han hecho el camino hasta aquí que hayan tomado decisiones equivocadas. Porque no creo que lo hayan hecho. Gracias a ellas, hoy disfrutamos todas de igualdad legal (más o menos), de una considerable aceptación social y de pequeñas cuotas de visibilidad. Hay bares para chicas (o algo parecido), obras de teatro que tratan sobre nosotras, estamos representadas en algunas series (con mayor o menor acierto) y diversos colectivos organizan algunas actividades solo para mujeres. Personalmente, yo no he hecho nada para que todo esto funcione, así que respeto, admiro y agradezco a las que sí lo han hecho su impagable labor.
Pero no podemos quedarnos ahí, aún hay que hacer mucho más, y me pregunto qué sentido tiene seguir caminando detrás de los gays cuando tal vez nuestros caminos deban ir separándose. Nunca lo harán del todo, por supuesto, porque ambos compartimos el estigma homosexual; pero las lesbianas también llevamos a cuestas la cruz de la misoginia, y de eso no nos pueden defender ellos, quienesquiera que ellos sean. Muchas de las discriminaciones que sufrimos, gran parte del modus operandi de la lesbofobia, tienen su origen en el hecho de que las lesbianas somos mujeres, y eso no se nos puede olvidar.
En la mayoría de las páginas web hispanoamericanas que visito, la perspectiva de género y el Feminismo son fuertes y robustos cual brazo curtido; aquí no. Aquí, como mucho, se queda todo en una declaración de intenciones que luego no se ve. Y ese es el problema: ¿dónde está la fuerza de un feminismo lésbico que no se ve?
Y por Safo que si estoy equivocada, que si hay una oleada de lesbianas feministas barriendo el país y yo aún no me he enterado, nada desearía más en este mundo que salir de mi error. Sin embargo, creo que, al menos desde los colectivos homosexuales, oleada, lo que se dice oleada, como que no hay. Y tampoco desde las organizaciones feministas, aunque alguna, de vez en cuando, sí que nos haga una mención especial.
Y lo que me atufa es que no encuentro páginas web españolas porque, sencillamente, no hay. Y me pongo a pensar y a recordar los nombres de colectivos patrios famosos y resulta que ninguno es exclusivo de lesbianas. Y lo que es peor: si visitas la anecdótica sección lésbica de los colectivos mixtos, te la encuentras plagada de telarañas.
Así que me arrodillo y beso el suelo por el que pisan nuestras hermanas americanas, que en un ambiente mucho más hostil que el nuestro, consiguen que toda la red tiemble a golpe de caderas. Porque a una humilde españolita que sueña con encuentros lésbicos internacionales, olimpiadas lésbicas y tango para lesbianas, se le hace la boca agua pensando y sabiendo que allí los hay.
Sin dejar de lado la admiración y el quite de sombrero en su honor, vuelvo a mirarme al ombligo, no obstante, y me pregunto, ¿qué pasa con nosotras? ¿Qué nos dan de comer a las lesbianas españolas para que languidezcamos lloriqueando porque lo que nos pasa no le gusta a mamá (esto va por mí, por supuesto)? Se me ocurren muchas respuestas, pero hay una que brilla más que las otras: en España, las lesbianas hemos olvidado qué es el Feminismo.
Para nada quiero echar en cara a las que han hecho el camino hasta aquí que hayan tomado decisiones equivocadas. Porque no creo que lo hayan hecho. Gracias a ellas, hoy disfrutamos todas de igualdad legal (más o menos), de una considerable aceptación social y de pequeñas cuotas de visibilidad. Hay bares para chicas (o algo parecido), obras de teatro que tratan sobre nosotras, estamos representadas en algunas series (con mayor o menor acierto) y diversos colectivos organizan algunas actividades solo para mujeres. Personalmente, yo no he hecho nada para que todo esto funcione, así que respeto, admiro y agradezco a las que sí lo han hecho su impagable labor.
Pero no podemos quedarnos ahí, aún hay que hacer mucho más, y me pregunto qué sentido tiene seguir caminando detrás de los gays cuando tal vez nuestros caminos deban ir separándose. Nunca lo harán del todo, por supuesto, porque ambos compartimos el estigma homosexual; pero las lesbianas también llevamos a cuestas la cruz de la misoginia, y de eso no nos pueden defender ellos, quienesquiera que ellos sean. Muchas de las discriminaciones que sufrimos, gran parte del modus operandi de la lesbofobia, tienen su origen en el hecho de que las lesbianas somos mujeres, y eso no se nos puede olvidar.
En la mayoría de las páginas web hispanoamericanas que visito, la perspectiva de género y el Feminismo son fuertes y robustos cual brazo curtido; aquí no. Aquí, como mucho, se queda todo en una declaración de intenciones que luego no se ve. Y ese es el problema: ¿dónde está la fuerza de un feminismo lésbico que no se ve?
Y por Safo que si estoy equivocada, que si hay una oleada de lesbianas feministas barriendo el país y yo aún no me he enterado, nada desearía más en este mundo que salir de mi error. Sin embargo, creo que, al menos desde los colectivos homosexuales, oleada, lo que se dice oleada, como que no hay. Y tampoco desde las organizaciones feministas, aunque alguna, de vez en cuando, sí que nos haga una mención especial.
Y ese es quizá parte del problema, porque las mujeres lesbianas, una vez más, tenemos que abrirnos de piernas para poner un pie en el mundo homosexual y otro en el de la mujer. Lo cual es complejo, y sinceramente creo que, si estuviésemos más concienciadas, nos lo podríamos facilitar.
A nosotras y a las otras, como las de más allá.
Encantada (y muy mujer).
2 comentarios:
Estoy de acuerdo con todo lo que se ha dicho en el artículo. Una lesbiana española (igual que las demás) no tendría que ocultar su condición sexual y si eso se refiere a abrir una página web, se tendría que abrir una página wed dedicada exclusivamente a ellas.
Gracias por tu comentario. De todas formas, la relación entre lesbianismo, feminismo y movimiento LGBT ha sido bastante tortousa en nuestra historia. Eso lo descubrí después de escribir el artículo, y la verdad es que aprendí a entender algunas posturas. Aunque, en general, sigo pensando lo mismo.
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