domingo, 31 de agosto de 2008

Centinelas de mi armario

Una de las cosas que más me fastidian de estar todavía en el armario (con las personas con las que todavía estoy en el armario) es la cara de gilipollas que se me queda cada vez que me veo obligada a hacerme pasar por la solterona adicta al trabajo y al estudio que ni tiene vida ni planea tenerla que no soy.

Porque podría serlo. Podría estar soltera por decisión propia o sencillamente estarlo sin ningún problema, podría estar en un momento de expansión profesional que me hiciese centrarme en el trabajo y el estudio por encima de todo, podría estar viviendo una fase de cerrazón social para renovarme por dentro o vete tú a saber qué. Pero nada de eso está ocurriendo y yo tengo que hacer como que sí.

La última vez que ocurrió fue en una cena familiar. Suerte que esto no pasa más que una vez cada tantos años, porque a mis padres no les visita mucha gente y cuando ellos visitan a la familia yo no les acompaño. Pero el último sábado los astros se alinearon para que ocurriera y allí estuve yo.

Lo irónico de mi caso es que la historia no consiste sólo en evitar el tema, sortear las preguntas para que nadie indague sobre tu vida, hacerte pasar por la que sólo habla del trabajo y pretende seguir estudiando hasta que se le caigan los ojos; esa es una habilidad que, contra mi voluntad, he terminado controlando a duras penas. Mi problema es que me someto voluntariamente a ese calvario con la ayuda inestimable de mis padres, que conocen mi situación, que saben que vivo con mi novia, y que muy amablemente me ayudan a encerrarme en el armario bajo siete llaves para no salir jamás.

Ejemplo nº 1.

Mi Tía Del Pueblo.- Así que estás estudiando otra carrera...
Encantada y Muy Sufrida.- Sí...
Mi Tía Del Pueblo.- Y después, ¿qué piensas hacer?
Mi Madre Al Ataque.- Pues estudiar otra, que ya se lo decía yo el otro día, que cuando termine esta carrera lo que tiene que hacer es estudiarse otra, que es lo que le gusta a ella...
Mi Tío Del Pueblo.- Bueno, pero digo yo que la chiquilla tendrá que vivir su vida algún día...
Mi Madre Al Ataque.- Huy, pero si es que a ella le encanta estudiar, que le gusta mucho estudiar, vaya, que no va a dejar de estudiar nunca...
Encantada y Muy Sufrida.- Que no mamá, que yo estudio esta y ya está, que no me voy a pasar la vida estudiando...
Mi Madre Al Ataque.- Huy que no, ya verás, ya, ¡pero si a ti te encanta...!

Vamos, que cuando tenga nietos iré ya por la decimoquinta carrera.

Todo esto para evitar la pregunta/reprimenda que flotaba en el ambiente: “¿Cuándo te echas novio, niñata, que se te va a pasar el arroz, que hemos tenido mucha paciencia desde que dejaste al último porque estabas buscando trabajo, pero que ya está bien, viviendo sola y sin un hombre, menuda vergüenza...!”.

Pero el asunto no queda ahí. No sólo me mantengo en el armario de la mano de mi mamá, sino que tengo que ir arreglando los desaguisados que me crean por si algún día me armo de valor y decido salir.

Ejemplo nº 2

Mi Tía Del Pueblo.- Pero tú, ¿con cuántas amigas vives? ¿Con dos? ¿O con cuántas?
Encantada y Muy Sufrida.- No, tía, yo vivo con UNA “amiga”, UNA solo.
Mi Tía Del Pueblo.- Ah, pues entonces lo tienes fácil: te vas a vivir con dos, y así ahorras en alquiler para comprarte un piso.

Vamos, que mis padres les debieron de decir que me había ido a vivir con una legión de solteronas, y eso sí que no, que terminarán apañándome la vida para que me compre un piso y así resulte más atractiva a los hombres, cuando yo lo que quiero es que sospechen, que sospechen de su sobrina la solterona y de su “amiga”... ¡que la historia es muy sospechosa, coño!

En fin. La verdad es que no tengo fecha para salir del armario con mi familia extensa, bastante tengo ya con la próxima, y además, dudo mucho de que me aporte nada positivo. Aún así, sigo soñando con ese día en que, repudiada o como sea, me haya librado de este tipo de conversaciones absurdas.

Ese día sí que voy a estar encantada.

5 comentarios:

marga dijo...

y ese día podría ser cualquiera de estos

a veces de la misma bronca la lengua nos traiciona y dejamos a todos con cara de "mejor cambiemos de tema" jajaja

tiempo al tiempo

ya que tus padres son tan amorosos podrías echarte una mano para salir también, no? no para seguir encerrándote! digo...

Anónimo dijo...

Mi experiencia me dice que cuanto más naturales somos nosotras menos problemas encontramos con nuestros conocidos/as y familiares con respecto a este tema. Te lo digo porque incluso con conocidos/as del Opus Dei no he encontrado ni respuestas desagradables ni reacciones extrañas.
No importa la religión, ni la lengua, ni la cultura, ni el nivel socioeconómico, ni la edad que tenga quién te escuche, importa el grado inimaginable de tu sonrisa cuando se lo dejes caer.
Yo por ejemplo no lo llevo escrito en mi cara, pero es cierto que cuando alguien saca el tema, o me pregunta por novios y cosas por el estilo digo que si que tengo pareja pero que es una mujer (cosa que nadie se imagina pero eso es problema suyo) y sigo hablando de lo que sea, no tengo nunca malas respuestas, también es cierto que al tiempo que esbozo mi respuesta y mi sonrisa dejo muy claro que no se admiten absurdos comentarios, que estoy bien segura y feliz con cómo soy, y como te cuento me relaciono con personas de todo tipo, lo que sucede es que suelo caer simpática o quizás sea que me perciben con muchísima seguridad en esto, es cuestión de actitud (no se puede ir ni a la defensiva ni temerosa), y me lo tomo con naturalidad y alegría porque para mí amar a una mujer es extraordinario, es mucho más intenso, dulce, tierno y maravilloso desde mi punto de vista. Y si se pudiese elegir qué ser en la vida sé que siempre eligiría ser lesbiana y compartir mi vida con otra persona de mi mismo sexo.
Siempre contesto con honestidad, ya sé que a nadie le importa nuestra vida privada pero si preguntan o si sacan el tema me gusta ser franca y clara porque el amor y la pareja es una parte esencial de nuestra vida, no es un accesorio más como que te guste el chocolate o el café solo, no, implica a una persona, implica compromisos y emociones, a alguien a quien amas profundamente y por tanto obviarla es innecesario.
Por ello te animo siempre a que cuando te sientas segura y quieras hacerlo lo digas con una sonrisa enorme dibujada (como yo hago) que refleje la pureza y la ternura y la normalidad que tienen nuestros sentimientos, y el resto que se lo tome por donde quiera. Piensa que si no le das la naturalidad que tiene la gente que no es homosexual seguirá desnaturalizándolo.
Un abrazo y ánimo desde Imagine She And She!

Calimero dijo...

Deja que sean tus padres los que sigan en el armario si así lo desean y piensa sólo en tí. ¿Sabes? Tus padres me recuerdan mucho a los míos (sobretodo a mi madre) que moriría si su familia se enterara de mi "pecado". Para ella yo no tengo vida privada, ni pareja ni nada. El que no quiere ver... Una lástima. Un beso

mercedes dijo...

Coincido con Marga... A mi me pasa mas o menos igual, solo que yo soy una persona que aún antes de salir con mujeres le di carpetazo a toda mi familia y es dificil encontrarme en una "situación familiar". Y ya que mi madre y hermana consideran importante mantener lo que soy en el "estricto ambito de lo privado" (ellas no se dan muchas vueltas por internet donde mi foto aparece en un buen numero de sitios LGTB, asi qeu mantienen una ilusion absurda) yo les he dicho que ellas se las apañen... Si el primo fulanito quiere venir a Europa con su familia y llegar a mi casa para ahorrarse el hotel pues a ver como le hacen porque mi casa está llena de folletos, carteles, y demás que utilizo tanto para mi trabajo en la asociacion como para mi trabajo personal y no pienso ni esconder lo que soy no dejar de hablar de mis cosas, menos evitar visitas o cambiar camas. Asi que se las apañan y termino ganando porque mi casa se mantiene libre de visitas no deseadas.

En todo caso en las contadas ocasiones en las que te encuentras con tu familia será dificil no mantener conversaciones absurdas si no eres visible. Lo se por experiencia propia y también por experiencia propia se que una vez fuera del armario se cuidarán, muy mucho de decir algo que "hiera tu sensibilidad", a menos que sean homófobos, gente del foro de la familia o que se yo... Y es otro cantar.

Y también coincido con Marga en que a lo mejor tus padres podrian echarte una mano ayudándote a ser tu misma delante de todo el mundo y no seguir encerrándote. En todo caso, si no superamos la barrera de "lo privado" siempre estaremos viviendo una vida a medias. Y creo que no estaría de más que tus padres entendieran que así como cualquier persona heterosexual tiene la necesidad de integrar a su pareja en "TODO" su entorno vital, así también las tenemos quienes elegimos personas del mismo sexo para hacer vida en común.

encantada dijo...

Millones de gracias por vuestros comentarios, chicas, la verdad es que me han hecho pensar mucho y también me han hecho sentirme muy bien. ¡Así da gusto! :P

Pues sí, Marga, ese día podría ser cualquier de estos, y desde luego, creo que está más cerca que lejos. Claro que mis padres no querrán ayudarme porque son ellos los que no quieren salir del armario como padres de una hija lesbiana. Aunque incluso eso va cambiando, creo haber escuchado que ya se lo dijeron a algún amigo, lo cual no parece mucho pero en mi caso es un gran paso adelante.

Sobre la naturalidad, creo que tenéis razón en todo lo que habéis dicho, pero la cosa puede complicarse a veces. Yo salí del armario con mis padres llena de naturalidad y con toda la alegría de compartir con ellos lo mejor que me había pasado en la vida. El problema es que no pude seguir manteniendo aquella naturalidad cuando me vino todo lo que me vino después. Y eso hace mucho, ahora tengo que recorrer un largo camino para recuperar mi naturalidad primera, pero espero seguir haciéndolo como lo llevo haciendo hasta ahora y alcanzar el nivel del que vosotras habláis, que seguro que me depara sorpresas más que agradables (ya lo va haciendo, en cualquier caso).

Coincido contigo, Mercedes, en el hecho de que en mi casa no recibo ningún tipo de visitas incómodas. Supongo que mis padres se habrán inventado alguna excusa para que al resto de la familia se le quiten las ganas de visitarme, porque desde el principio supe que no me iba a esconder en mi propia casa y cualquier que entrase en ella sabría que la habitan dos mujeres que se aman nada más asomarse por la puerta. Y así ha sido, menos mal.

En fin, un tema apasionante ;)

Encantada de compartirlo con vosotras.

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