sábado, 2 de agosto de 2008

Trauma telefónico

Son las cinco en punto de la tarde.
En nuestra casa hace el mismo calor insufrible de todos los días.
El ventilador está encendido.
Mi novia duerme la siesta.
Sin que sirva de precedente, y rompiendo una tradición milenaria, soy yo la que se levanta a coger el teléfono.
Al otro lado, la voz de una señorita tarda unos segundos en contestar.

− Hola, ¿es usted [Nombre y Primer apellido de mi novia]?
− No − son las cinco en punto de la tarde.
− ¿Y usted quién es?
− ¿Y usted? − pregunta obvia a las cinco en punto de la tarde.
[Inaudible] de la compañía [inaudible].
− ¿Perdón? − son las cinco en punto de la tarde.
− Me llamo [No me acuerdo] y le llamo de la compañía [todavía inaudible].
− Ah − son las cinco en punto de la tarde.
− ¿Es usted la titular de la línea?
− No − son las cinco en punto de la tarde.
− ¿Pero no es usted [Nombre y Primer apellido de mi novia]?
− No − son las cinco en punto de la tarde.

La señorita del otro lado toma aire, aprieta su puño derecho y suelta la bomba.

− Entonces, ¿es usted SU MADRE?

Son las cinco en punto de la tarde.
En nuestra casa hace el mismo calor insufrible de todos los días.
El ventilador está encendido.
Mi novia duerme la siesta.
El resto de la conversación podría dañar gravemente su sensibilidad.

Encantada.

10 comentarios:

Unknown dijo...

jajaja.

Fiamma dijo...

Eran las cinco de la tarde... eso ya -desde Lorca- es índice de la tragedia. Por favor decíme que le contestaste que eras la novia. Oh, please!!!!

Arha dijo...

sé que pasé por aquí, no recuerdo si firmé...

minombre es arha, son las 11.40 a.m. y pasé preguntando por ud. (no por ella)

por las dudas, no sea cosa


vuelvo pronto y firmo audiblemente

Anónimo dijo...

Me gustó el relato
Volveré pronto

Manon Kuzmin dijo...

Haga caso omiso de la sensibilidad de sus lectores y no deje detalle sin contar. Con semejante hora en el reloj nada bueno puede haber sucedido...

encantada dijo...

Sí, sí, yo también pensé en Lorca al escribirlo, el perfume de la tragedia asfixiaba el aire...

El caso es que la tanda de preguntas continuó:

- ¿Es usted su madre?
- No.
- ¿Su hermana?
- No.
- ¿Alguien de la familia?
- No.

Y así.

A puntito estuve de confesar que era SU NOVIA, pero al final no me apeteció mucho, porque me fastidia bastante que alguien que yo no sé quién es de una compañía que yo no sé cuál es tenga mis datos personales y encima los use para llamarme... aunque hubiera estado gracioso ver qué me contestaba.

El caso es que me deshice en excusas por las cuales no quería oír lo que tenía que decirme y el producto que fuera que vendiese no me interesaba. Ella insistió en que la escuchara, yo que no, ella que sí... en fin, todo muy prosaico :P

marga dijo...

sí, no son empleadas las que llaman, son robots programados para fastidiar, no importa lo que contestes, seguirán hablando mientras cortás el teléfono

a mí una vez llegaron a preguntarme si estaba mi mamá (es decir en su enfermedad mental creyó que yo era un adolescente)

ergo: no hay que atender el teléfono bajo ninguna circunstancia

encantada dijo...

¡Por eso yo nunca lo cojo, jajaja!

... claro que a mi novia no le hace tanta gracia ;)

Anónimo dijo...

yo tengo una técnica estupenda. descuelgo el teléfono. piticlin piticlin. soy fulanita de tal. alejo el auricular d emi oreja durante 30 segundos exactos. lo vuelvo a acercar y digo: "no me interesa, gracias". ellas cumplen su cometido y yo me libro del tostón.

encantada dijo...

A mí hay una cosa que me fastidia de todo esto, y es que creo que en el fondo utilizan el chantaje emocional, porque todos sabemos que al otro lado hay un trabajador como nosotros, que de hecho podríamos ser nosotros, una amiga, nuestra madre..., y eso nos hace ser más pacientes y caer en la trampa.

Me parece que ambas cosas deberían estar prohibidas: que explotasen a gente en trabajos tan desagradables y que hiciesen que esa misma gente robase el tiempo a sus semejantes en su propia casa.

¡Puto mercado!

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