Uno de los sentimientos que más alienantes me resultan es la incomprensión. Tratar de explicar tu mundo interior, de compartirlo con otra persona, y darte cuenta de que resulta inútil. Que sus observaciones, consejos, reacciones, no tienen nada que ver contigo.
Me avergüenza un poco hablar de este sentimiento porque me recuerda a mi adolescencia, a aquella postura atormentada que tanto me gustaba adoptar, en forma de barrera infranqueable para el resto, que, en cualquier caso, no me iba a entender. Y aunque, de hecho, es probable que entenderme no fuera fácil (para mí misma la primera), hoy creo que es una actitud que, en general, he conseguido dejar atrás.
Y sin embargo, de alguna manera necesito decir que, desde hace unos días, me siento muy incomprendida. Siento que mis últimas conversaciones han caído en saco roto, que sólo han servido para mostrar una visión deformada de mí misma, una imagen con la que no me identifico y que ahora no sé cómo borrar.
Entiendo que la incomprensión de los demás parte de una inexplicación mía. Porque a veces no sé explicarme. A veces no sé lo que me pasa. A veces no encuentro las palabras. Y otras veces, sencillamente, no quiero hablar.
Estos días necesitaba estar sola. Estar sola y triste, no para regodearme en mis desgracias, sino para pensar. En algunos momentos, este es el único método que conozco para ver un poco más claro: sentarme conmigo misma, estrujarme los lacrimales y, después de repasar todas las hecatombes posibles, dar milagrosamente con una solución.
Pero este método no goza de mucha popularidad entre algunas personas, que consideran que, cuando una se encuentra mal, necesita, invariablemente, hablar con alguien. Y esto es algo que a veces es verdad, y otras no. Que para algunas personas es verdad, y para otras no.
¿Qué es lo que he aprendido de esta experiencia de incomprensión? Que cuando todo mi cuerpo, mi sabio inconsciente, me digan que necesito estar sola, debo hacerles caso. Que cuando no me apetezca hablar, aunque me pregunten, debo mantener silencio. Que para dar el paso siguiente, tengo que escuchar mi propia voz y no dar a luz una caricatura de mí misma. Y que todo esto es bueno, está bien y puede resultar fácilmente comprensible para quien me conoce un poco o, al menos, desea hacerlo.
Y que quien no esté en ese caso… es posible que no sea importante.
Encantada.
11 comentarios:
No me cuesta entenderte porque yo también necesito la soledad para aclararme, pasar baches o salir de tristezas o depresiones. Explicas muy bien esa imagen deformada de una misma que podemos llegar a dar cuando nos obligamos a hacer partícipes a otras personas de nuestro momento-silencio. Entiendo que hay personas que necesitan salir y comunicarse, pero otras todo lo contrario, por eso es tan importante reconocer y respetar la diversidad.
Pues yo pertenezco más al grupo de estar a solas conmigo misma en esos puntos de inflexión. Y quizá por eso respeto mucho el derecho a la soledad de las personas que me rodean. Y además, si necesito estar sola, soy la cosa más borde del mundo xD no soy demasiado agradable... pero es normal. Es lo que te pide el cuerpo.
Y luego, recoger un par de conclusiones, a sonreír y seguir con las cosas :)
besos!
Hola. Te entiendo perfectamente. Yo soy de las que le gusta rodearse de gente y charlar horas y horas, pero a la hora de la verdad, cuando tengo problemas o me siento mal, necesito estar sola, hasta que poco a poco me recupero y vuelvo a salir. Sola con mis pensamientos pero sabiendo que afuera, si necesito un cable, hay gente que está deseando ayudarme pero que se mantienen al margen, cuando lo pido.
Hazte caso. Solo tú conoces tu ritmo.
Tu post me ha hecho sonreir porque... a mi también me sucede. Desde siempre he necesitado mi propio espacio para "poner las cosas en orden" cuando estoy triste. Necesito más la compañía cuando me siento bien. Quizá es ue más que necesitarla es que estoy mucho más dispuesta a socializar mis sonrisas que mis lágrimas.
Hace tiempo que pienso en las cosas que me han hecho elegir los blogs que leo y en qué tiene mi blog que llama la atención de quienes me leen... supongo que esta característica de "necesidad de propio espacio" puede ser una de esas cosas que tenemos ne común. Besos
¡Cuando entenderemos que cada una tiene sus cadaunadas!...Y las generalidades son sólo eso.
Yo necesito dormir y cuando me despierto ya puedo explicarlo todo...pero antes NO.(por ejemplo)
Ratifico todo lo que han escrito, no iba a ser menos, ja,ja. Lo que ocurre es que se me olvidó cuando fue la última vez que sentí así. Con mi pareja no existen problemas, cada una se toma su espacio cuando lo necesita y ya está, todo lo demás se habla y se respeta. Un abrazo.
En mi caso la soledad es la mejor de las terapias ante determinados sucesos de mi día a día. No ha de ser definitiva ni larga en el tiempo. Puede haber una fase de soledad seguida de charlas y comunicación verbal posterior o no haberla.
Cada persona se enfrenta como mejor cree y no necesariamente los demás lo comprenderán. Pero quienes realmente te quieren respetarán esa soledad elegida aunque no la comprendan.
Para mi la soledad, es el mejor espacio posible para tratar determinados temas conmigo misma.
Es necesario estar sola cuando estás mal. Pero ¿es necesario destruir a alguien para sentirte sola? ¿Te has parado a pensar en una persona que te ame y lo duro que debe ser encontrar que no la quieres tratar? La soledad al sentirte mal no implica la torpeza de destruir los sentimientos ni propios ni de tu pareja. Eso es maltratarse.
cuidar a la otra persona es también respetar su necesidad, su deseo, tanto si es de compañía como de soledad. aunque nos cueste. aunque nosotras hubiéramos elegido otra opción. aunque no la entendamos. porque se puede amar sin entender con la razón.
un abrazo.
entiendo, más allá del o los motivos, que te sientas incomprendida, porque ese es mi estado natural... y como vos, a veces necesito estar sola para aclarar mis ideas y sentimientos aunque, la mayor parte de las veces necesite vomitar mi rabia y mis motivos. en ocasiones incluso a algún interlocutor/a ocasional
besos
Me alegra (¡y sorprende!) ver que somos muchas las que tenemos esta necesidad de soledad. Lo que ahora pienso es: ¿por qué tiende a considerarse algo tan raro, antisocial y "malo", si para muchas de nosotras es un proceso natural...?
Isabel, creo que has extremado un poco tu interpretación. En primer lugar, mi entrada no hacía referencia en ningún momento a mi pareja, porque de hecho mi experiencia no tenía que ver con ella.
Y por otro lado, creo que es responsabilidad nuestra hacer un esfuerzo por entender el significado de las necesidades de las otras personas. Si estar sola es para mí una necesidad en los momentos difíciles, mi pareja (o mis amigas, o mi familia) debe entender que eso no significa más de lo que significa: es decir, que no implica que no la quiera, o que la quiera menos, o que no la quiera tratar, o que no me sirva en esos momentos. Es sólo mi forma de ser y no hace daño a nadie.
Otra cosa es que, utilizando esa necesidad como excusa, los demás se duelan. Pero eso es SU responsabilidad. Y además, es una tergiversación muy injusta de los sentimientos y necesidades de una persona.
Finalmente, si la necesidad de soledad de tu pareja es incompatible con tu bienestar... ¡seguramente esa relación no sea positiva! Simplemente, no conviene. Y eso no es bueno ni malo, es... ¡así!
Publicar un comentario