En cierta ocasión le insinué que tenía una crema que quitaba el vello.
- ¿Y a ti quien te ha dicho que yo me quiera quitar el bigote? ¡A mi me encanta!
- ¿Y a ti quien te ha dicho que yo me quiera quitar el bigote? ¡A mi me encanta!
Creo que Frida Kahlo fue una maestra de la vida, no porque nada le saliera especialmente bien, sino porque se enfrentó a todo con pasión y porque, humildemente, hizo lo que pudo. Humilde o arrogantemente, eso no importa.
Una de las cosas que más admiro de Frida mujer es que jugó espectacularmente con todo lo relativo al género. Creo que ella sabía muy bien lo que significaban las cosas de hombres y las cosas de mujeres, y creo que las utilizó sabiamente, dotándolas y despojándolas de sentido al mismo tiempo.
Ya antes de iniciar su relación con Diego Rivera, Frida aparecía de esta guisa en una fotografía familiar:
No tengo ni idea de los motivos profundos de Frida para vestirse de hombre, ni tampoco soy ninguna experta en su biografía; aún así, me atreveré a considerar que Frida adelantaba aquí la performance que, a mi juicio, la teoría queer tanto ha banalizado. Frida, vestida de hombre o de mujer, fue siempre bastante andrógina, y en esta fotografía parece estar cuestionándonos acerca de su identidad. No para obtener ella respuestas, sino para hacernos reflexionar sobre nuestra propia visión, sobre nuestro concepto del género. Y creo que Frida podía hacer eso de manera profunda porque no practicó la performance un día, sino que lo hizo durante toda su vida, jugando con los roles de género en momentos muy concretos y demostrando con ello que conocía su significado más profundo.
Los autorretratos y fotografías de Frida vestida a la manera tradicional mexicana son bien conocidos. Y también los motivos por los que ella adoptaba esa vestimenta, que iban desde la muy revolucionaria reivindicación nacionalista hasta la más personal artimaña para encandilar a Diego. Pero creo que es muy interesante destacar que ella no vestía así porque lo considerase la manera natural de vestir para las mujeres, o porque pensase que así ella era como debía ser, sino por otros motivos (personales, colectivos, emocionales, intelectuales) que nada tenían que ver con lo natural.
Y así es como, tras su divorcio de Diego, pintó este retrato:
Ella sabía muy bien que a Diego le atraía su apariencia femenina, pero también sabía (o, al menos, eso creo yo) que esa apariencia no era más que apariencia, que no formaba parte esencial de ella; en definitiva, que el pelo largo y los vestidos eran características de quita y pon. Y si bien podían estar llenos de significado en un momento, en otro podían perderlo, siendo sustituidos por sus contrarios: el pelo corto y el traje, por ejemplo.
Considero que la profunda versatilidad que Frida mostró hacia la apariencia es sólo una muestra de su profunda versatilidad hacia todo lo que tenía que ver con los roles de género. Así, al igual que adornaba con esmero su peinado, protegía con fiereza su bigote, siendo consciente (¡de eso estoy segura!) de los significados, profundos o superficiales, que ello conllevaba en cada momento. Para mí, Frida dio al mundo una más que interesante lección de androginia, llena de sabiduría y juego, como (a mi juicio) debe ser.
A todas aquellas mujeres lesbianas que tienen/tenemos una relación problemática con la pluma, creo que la maestría de Frida Kahlo puede ayudarnos a iluminar un poco el camino.
Encantada de recibir esa luz.